La determinante abstención de cinco de los siete parlamentarios de EH Bildu y el apoyo de PSN, Geroa Bai, Podemos e Izquierda-Ezkerra convirtieron el 2 de agosto del 2019 a María Chivite en la tercera lehendakari consecutiva de Nafarroa, tras la expresidenta de UPN Yolanda Barcina (2011-2015) y la líder de Geroa Bai y entonces aún presidenta en funciones del Ejecutivo, Uxue Barkos (2015-2019). Chivite fue también la tercera militante del PSN que llegó a presidir Nafarroa, después de Gabriel Urralburu (1984-1991) y Javier Otano (1995-1996).
Para ser investida tuvo que esperar a la segunda votación. Necesitaba mayoría simple (más síes que noes) y votaron a favor los once parlamentarios de PSN, los nueve de Geroa Bai, los dos de Podemos-Ahal Dugu y el único de Izquierda-Ezkerra.
Los veinte parlamentarios de Navarra Suma, que incluía a PP, UPN y Ciudadanos, votaron en contra; y cinco parlamentarios de EH Bildu se abstuvieron y otros dos votaron en contra. Con lo cual la votación final fue de 23 votos a favor, cinco abstenciones y 22 votos en contra.
En su discurso de investidura, Chivite prometió «trabajo para construir Navarra» y «diálogo sobre todo para convivir», Agradeció a sus socios «su apoyo y la voluntad que siempre ha habido para llegar a acuerdos» en torno a un programa «para construir, para atajar la desigualdad» social y económica. En el debate subrayó una idea: que el acuerdo de gobierno suscrito con los abertzales y otras fuerzas de izquierda nace con «mirada larga».
No hubo sorpresas, ni se esperaban, en las palabras del portavoz de Navarra Suma, Javier Esparza, que repitió ante los periodistas el mismo mantra que cacarean hoy en día; a saber, que es una «indecencia pactar con Bildu en Navarra cuando lo podía haber hecho con los que siempre han defendido la libertad y la democracia. Desgraciadamente ha elegido a los amigos de los asesinos de ETA».
Sin grandes alardes
María Chivite llegó a ser lehendakari sin hacer grandes alardes. De origen más humilde, más de andar por casa, que sus antecesoras Barcina y Barkos, que vienen de familias ciertamente acomodadas, nació en Cintruénigo en 1978 en una familia de cinco hermanos y acabó marchándose por estudios de aquel pueblo de 7.800 habitantes que se encuentra a medio camino entre Corella y Fitero, cercano a la linde entre Nafarroa y la Rioja Baja. Cursó Sociología en la UPNA, aunque sin abandonar Cintruénigo del todo, pues su primer cargo institucional lo encontró como edil en ese ayuntamiento, en el año 2003.
Toda su vida la ha dedicado al PSN. Se afilió al partido con 20 años y pronto entró en la Ejecutiva de las Juventudes Socialistas. La cosa le venía de familia, es sobrina segunda de Carlos Chivite, secretario general del PSN entre 2004 y 2008. Con 29 años entró en la primera línea política al acceder al Parlamento navarro.
Repitió en la legislatura de 2011 y, por tanto, dio su voto para el gobierno de coalición entre UPN y PSN. Al poco, la cosa se puso fea y Barcina mandó a paseo a Roberto Jiménez, pero para entonces Chivite ya había dado el salto. A finales de 2011 resultó elegida senadora e hizo las maletas. En Madrid su oratoria gustó. El partido decidió convertirla en portavoz en la Cámara Alta.
Cuando se desataron las guerras internas por el liderazgo del partido en 2016, aquellas de las que salió victorioso Pedro Sánchez, su primera apuesta fue Eduardo Madina. El navarro Santos Cerdán, fiel escudero de Sánchez desde el minuto uno, le ayudó a recolocarse en el nuevo partido. Finalmente, las elecciones navarras de 2019 coincidieron con el momento de mayor popularidad de Sánchez como adalid frente al «trifachito». Arrastrada por ese tirón, Chivite quedó segunda en las elecciones sin hacer grandes alardes.
Abstención determinante
El parlamentario Adolfo Araiz fue el encargado de dar a conocer el resultado de la consulta vinculante a la militancia de EH Bildu en torno a la posición que debía tomar en la votación. Destacó que «una vez más, la izquierda soberanista ha respondido con responsabilidad ante una decisión compleja de tomar, porque aunque cerrar la puerta a las derechas es una posición que asumíamos de forma clara, la política del PSN ofrecía pocas garantías».
Y recordó que la política de excepcionalidad y exclusión realizada por la formación de María Chivite hacia EH Bildu trajo consigo que se haya «regalado a las derechas las alcaldías de Iruñea, Barañain y Lizarra», y que se haya pactado «para quitarle las alcaldías de Uharte y Sartaguda. Esta no era la mejor tarjeta de presentación».
A pesar de ello, la mesa política de EH Bildu en Nafarroa apostaba por la abstención en base a dos argumentos. Por un lado, «cerrar la puerta a un gobierno de derechas e impedir la renovación del Régimen». Y el segundo, que los votos de EH Bildu «son fundamentales para impedir el paso atrás de las políticas realizadas por el anterior gobierno».
Una vez anunciada la consulta a la militancia de EH Bildu, el censo de personas inscritas se ha incrementado en 900, pasando de 1.700 a 2.600, lo que «pone de manifiesto el interés de la decisión». De ese total, finalmente participaron «1.909 personas, el 73% de la base social inscrita». Y de todas ellas, a favor de la abstención votaron 1.432 personas, el 75%, y 477 por el no, un 25%.
Araiz puso en valor los votos del no y «las dificultades que muchas personas han tenido para votar por la abstención. Hemos repetido que ambas opciones eran legítimas y pensamos que ese porcentaje muestra el malestar con el PSN y deja en evidencia el temor a dar alas al PSN, cuando el inicio del cambio solo fue posible cuando su participación no fue necesaria».
Y es que los representantes de EH Bildu ya habían expresado su malestar por haber sido excluidos de las conversaciones previas a la constitución del Gobierno, y le avisaron a Chivite de que son la llave «para abrir y cerrar» las propuestas de su gabinete. Le recordaron que la razón fundamental por la que le dieron vía libre para llevar el timón de la comunidad era «frenar» a Navarra Suma, porque «es estratégico y bueno para los navarros que la derecha, y más con el formato de Navarra Suma, mucho más beligerante y de derechas, quede en la oposición».
Cuatro años después, ya en 2023, por un solo voto de diferencia, y gracias a la abstención de EH Bildu, María Chivite seguiría siendo lehendakari de Nafarroa. Conformó un Gobierno formado por PSN, Geroa Bai y Contigo-Zurekin, y necesitará el apoyo de EH Bildu para sacar adelante los presupuestos y leyes progresistas. La derecha –ahora dividida entre UPN (15), PP (3) y Vox (2)– quedaba relegada a la oposición por tercera legislatura consecutiva, algo insólito en el herrialde. Dando mayor relieve y gravedad a la crisis de liderazgo y de proyecto en la que está sumida.