«El 15 de agosto del año 778 el pueblo vasco tiende una emboscada a la retaguardia del ejército carolingio que ha arrasado a su paso la ciudad de Pamplona y lo destruye. Este hecho se enmarca en una tradición de lucha de un pueblo contra todo intento de usurpación de su independencia. Y precisamente de la batalla de Orrega surgiría el reino de Pamplona. La independencia política, en definitiva, será asentada. Aquellos hechos que hoy se conmemoran van más allá de la leyenda o del mito, cobrando pleno sentido en nuestros días».
Así arrancaba la previa publicada en 'Egin' el 15 de agosto de 1978 con motivo del 1.200º aniversario de la Batalla de Orreaga, que congregó a miles de personas en las campas de Ibañeta.
La crónica gráfica del 16, firmada por Jotx Pastor, evidenció el éxito de la convocatoria, que la Diputación Foral de Nafarroa, y en concreto su vicepresidente, Amadeo Marco, trató de relacionar con el Camino de Santiago. Una idea rechazada por Herri Batasuna en un extenso artículo publicado en 'Egin' el día 15 con el título «Roncesvalles y el Camino de Santiago».
«Existen unos hechos históricos perfectamente comprobados, con consecuencias determinadas, que no cabe ni mezclar, ni confundir, ni diluir», señaló la formación, recordado que «la batalla de Roncesvalles tuvo lugar en el año 778. Las peregrinaciones a Santiago comenzaron a afluir de Europa en el último tercio del siglo X, es decir, doscientos años más tarde».
«Y decimos esto porque la conmemoración de la batalla de Roncesvalles, el 1.200 aniversario que se celebra este año, no podemos dejar que desvirtúe ni el hecho ni sus consecuencias. [...] Es el aniversario de una batalla, la mayor victoria de los vascones, la victoria en la que se asentó el nacimiento del Reino de Navarra. No tiene nada que ver con el Camino de Santiago directamente», añadió.
Esta opinión va en línea con la expresada por el historiador José María Jimeno Jurío en tres artículos publicados días antes del aniversario de lo que, él mimo denomina, la «subversión» vasca.