A mediados de los noventa, la reivindicación de la igualdad en los Alardes empezó a tomar forma. Fue en 1996 cuando se realizó el primer intento de las mujeres para desfilar. Primero, sería en Irun el 30 de junio y, después, el 8 de septiembre en Hondarribia. Una veintena de mujeres y algunos hombres solidarios intentaron incorporarse al desfile, pero la respuesta del público fue brutal. La agresión se extendió a fotógrafos de prensa y cámaras de televisión.
El diario ‘Egin’ fue contundente en el titular de la portada y en la crónica publicada al día siguiente. «De vergüenza», fue la expresión utilizada en la primera página con una fotografía de la agresión ocurrida y en la noticia de la segunda página se tildaba lo ocurrido de la siguiente manera: «El Alarde se volvió irracional».
El periodista Kepa Petralanda relataba que se vivieron «agresiones, insultos y amenazas» contra las mujeres que intentaron desfilar en Hondarribia. Según contaba, las compañías iniciaron el recorrido hacia las 8.30 de la mañana y los incidentes se produjeron poco antes de las 11.00, cuando un grupo de unas veinte mujeres, vestidas y armadas exactamente igual que los «escopeteros», comenzaron a salir del portal número 4 de la calle Mayor, para intentar incorporarse al desfile después de que se lanzara la salva frente a las autoridades.
Su «maniobra» sería «abortada en cuestión de segundos» y algunas de ellas ni siquiera lograron abandonar el portal en el que habían esperado. Y es que, parte de los «escopeteros» de la compañía en la que se intentaron situar, al igual que el capitán de la misma, se abalanzaron inmediatamente sobre ellas.
Según continuaba el relato de los hechos, desde el público contestaron con abucheos, gritos de «fuera» e insultos, aunque también se escucharon expresiones de aliento y aplausos hacia quienes intentaban integrarse en el Alarde. Los incidentes se prolongaron durante casi veinte minutos y lo que superó todas las previsiones más nefastas fue que parte de los vecinos de Hondarribia, participantes en el Alarde, junto con algunos mandos de las compañías, agredieran físicamente a sus convecinas y a quienes las apoyaban.
En la crónica de ‘Egin’ se censuraba la «irracionalidad» de la situación generada y daba cuenta de que la cámara de un periodista independiente fue destrozada, que a dos personas les arrancaron el pendiente de la oreja y que, al menos, hubo un herido por un golpe en la cabeza y una chica que presentaba un hematoma en la cara.
El texto principal concluía señalando que «este fue el saldo de una tradición que rememora un desfile celebrado en 1639, una vez que tropas españolas vencieran al Ejército francés que había ocupado la ciudad, y en el que el papel de las únicas mujeres participantes en el acontecimiento –una por compañía– se ciñe al de cantineras, que representan a las mujeres que antiguamente servían a la tropa durante la guerra».
En la segunda página dedicada al Alarde se recogían las declaraciones de Bidasoaldeko Emakumeak que ofrecieron una rueda de prensa para valorar lo ocurrido. Según se recalcaba, estuvieron arropados en la comparecencia por representantes de HB, Emakunde –Txaro Arteaga e Itziar Fernández estuvieron allí–, así como la adjunta del Ararteko, Mertxe Agúndez, la viceconsejera de Medio Ambiente, Esther Larrañaga, y la diputada de IU Katy Gutiérrez.
En nombre de la veintena de mujeres que trataron de participar en el desfile, Ixabel Alkain denunció que «ha sido muy duro» y «han sido muchas las personas que han sufrido agresiones físicas, no solo nosotras, sino también quienes nos han apoyado». «No hay ninguna razón que pueda justificar lo ocurrido», añadía para censurar que el Ayuntamiento «se ha limpiado las manos en este asunto».
La edición de 1996 no fue la única en la que los golpes empañaron la jornada festiva. El 8 de septiembre de 1999 también se produjeron graves incidentes por la actuación de la Ertzaintza. El Departamento de Interior que dirigía Javier Balza prohibió que la compañía Jaizkibel desfilara por las calles de Hondarribia bajo el pretexto de que se trataba una contramanifestación.
La actuación de la Ertzaintza, que golpeó a una persona invidente hasta que perdió el conocimiento, suscitó numerosas reacciones de rechazo. La organización feminista Egizan denunciaba que habían golpeado «brutalmente» a todos los que estaban «junto a la compañía Jaizkibel».
Garbiñe Biurrun, juez del TSJPV y escopetera de Jaizkibel, señaló que «el Departamento de Interior se ha equivocado. Lo que tenía que haber hecho es garantizar la participación de la mujer en el Alarde, y está sucediendo todo lo contrario». Añadió que «se está incumpliendo la sentencia del TSJPV; tenemos derecho a participar en cualquier manifestación, sobre todo si se celebra en un marco festivo».
Por su parte, el alcalde de Hondarribia, Borja Jauregi, lamentó que «gente de fuera venga a reventar la fiesta» y acusó a los componentes de Jaizkibel y a sus seguidores de «provocar a un pueblo entero».
Fundada en 1997, con participación de hombres y mujeres en pie de igualdad, la compañía Jaizkibel sufrió un acoso inmisericorde con barricadas humanas, amenazas, insultos y pedradas cada vez que intentaban realizar el recorrido del Alarde. Y sin embargo, consiguió finalmente atravesar la calle Mayor, un hecho de gran simbolismo para la historia del Alarde igualitario, que sucedió el 8 de septiembre de 2003. La capitana Ixabel Alkain proclamó que suponía «el principio del fin» para el Alarde discriminatorio, aunque admitía que el camino por recorrer «todavía es largo». En este sentido, instaba a los representantes políticos a dar pasos hacia la normalización.
Así, en las ediciones de 2006 y 2007 se produjeron protestas por parte de los partidarios del Alarde discriminatorio colocando plásticos negros o con disfraces al paso de Jaizkibel. Sin embargo, la tensión ha ido disminuyendo y se han dado avances paso a paso. En 2011, el entonces diputado general de Gipuzkoa, Martin Garitano, acudió a Hondarribia a mostrar su apoyo a la compañía mixta. El año pasado fue la primera ocasión en la que una diputada general del PNV, Eider Mendoza, acudió a la recepción. Asimismo, la Corporación municipal que gobierna la plataforma vecinal Abotsanitz recibió de manera oficial a Jaizkibel con el alcalde Igor Enparan. Gestos que abocan hacia la resolución de un conflicto enquistado.