1977/2024 , 15 de Septiembre

Quiebra Lehman Brothers, la crisis se desata en el mundo

Quiebra el gigante estadounidense Lehman Brothers y con él se desata una crisis que arrastra a mercados bursátiles y entidades financieras para las que rápidamente se articulan mecanismos de rescate con fondos públicos que no tuvo la ciudadanía, afectada por despidos, dificultades de crédito, recortes...

Sede central de Lehman Brothers en Nueva York.
Sede central de Lehman Brothers en Nueva York. (David SHANKBONE | WIKIMEDIA)

El 15 de septiembre de 2008, Lehman Brothers, el cuarto banco de EEUU, declaró la quiebra. No era la primera víctima de la crisis crediticiam pero sí la caída que desencadenó el colapso financiero, empezando por importantes daños colaterales en otras entidades, el desplome de las bolsas... La sacudida llegaría pronto también a empresas y a ciudadanía con despidos, dificultades de acceso a créditos...

La quiebra de Lehman Brothers se recuerda como el detonante de la crisis económica de 2008, pero aunque la burbuja estalló entonces había crecido mucho antes y ya llevaba meses dando señales de alarma. Esta vez no hubo ayuda del Tesoro estadounidense como había ocurrido hasta el momento con otras entidades, pero el miedo a un colapso del sistema financiero trajo movimientos de urgencia, como el que llevó a los bancos centrales europeos a activar mecanismos de defensa y rescates con fondos públicos.

Se trataba de la quiebra más importante en el país desde 1990, cuando cayera el especialista en «bonos basura» Drexler Burnham Lambert. Lehman Brothers llevaba 158 años operando. Según manifestó la entidad, la declaración de quiebra era la maniobra necesaria para «proteger sus activos y maximizar su valor».

Una semana antes, las acciones del banco acumulaban un descenso del 77,4%. En el transcurso de un año, los títulos del cuarto mayor banco de inversión de Estados Unidos habían caído un 94,4%. Lehman Brothers tenía más de 25.900 empleados en todo el mundo.

Se calculaba que los fondos de la entidad contaminados por los mercados inmobiliarios y las hipotecas basura alcanzaban los 50.000 millones de dólares.

La declaración de quiebra era algo esperado, a la vista de que las conversaciones que mantenían autoridades económicas y representantes de las principales entidades financieras para encontrar un comprador no llegaban a buen puerto. Tanto es así que empleados de la entidad ya habían comenzado a sacar sus pertenencias antes de que se produjera oficialmente la declaración de quiebra.

Los antecedentes

La situación financiera había llevado a la compra de Merrill Lynch por parte del Bank of America, una operación por valor de 44.000 millones de dólares. Las autoridades del país habían intervenido antes para rescatar otras entidades. En marzo, por ejemplo, la Reserva Federal medió para rescatar al banco de inversión Bear Stearns.

Meses después, en julio, interfirió también para hacerse con el control de IndyMac Bank y solo una semana antes, el Gobierno estadounidense anunció la intervención de Fannie Mae y Freddie Mac. Rechazó, sin embargo, intervenir ante la quiebra de Lehman Brothers, para cerrar el paso a la posibilidad de que bancos en problemas reclamarían siempre el apoyo del Estado.

La caída del gigante financiero produjo una onda expansiva en todo el sistema, una crisis alimentada por la incertidumbre en las bolsas al constatar que la Reserva Federal no iba a intervenir. Los números de los mercados bursátiles de todo el mundo, no solo de Wall Street, aparecían en negativo, al tiempo que se desencadenaron movimientos a modo de escudo de protección ante la amenaza de nuevas quiebras.

Diez bancos internacionales, entre ellos destacadas entidades como Bank of America, Deutsche Bank y UBS, anunciaron la creación de un fondo de garantía al que cada entidad aportaba 7.000 millones de dólares para hacer frente a necesidades de crédito.

Europa respondió poniendo también en marcha mecanismos financieros para hacer frente a la desestabilización de los mercados, en una actuación conjunta entre gobernadores de los bancos centrales, el Banco Central Europeo, las autoridades de los mercados financieros y los responsables de los departamentos del Tesoro de los países miembros de la UE. Presidió la reunión la entonces ministra francesa de Economía, Christine Lagarde, quien dejó declaraciones inquietantes en medio de la zozobra económica. «La crisis financiera y sus manifestaciones no ha terminado», aseguró.

El BCE inyecta 30.000 millones

El Banco Central Europeo (BCE) se unió a la respuesta del Banco de Inglaterra y del Banco Central Suizo con una inyección de 30.000 millones de euros a un interés mínimo del 4,30% y con un vencimiento en un día. Un total de 51 bancos comerciales participaron en la subasta del BCE. Pidieron 90.270 millones de euros, la segunda mayor demanda de liquidez en la historia del BCE.

El Banco de Inglaterra prestó a los bancos 5.000 millones de libras y el Banco Central Suizo ofreció liquidez a través de su facilidad a un día.

Ese era el escenario financiero en 2008, con la declaración de una crisis económica internacional que dejó a la vista la falta de control sobre la actividad de las entidades financieras, y un rastro de despidos masivos, dificultades de acceso a los préstamos, caída del consumo, de la inversión... una crisis de confianza en el sistema financiero en todo el mundo, a la que los estados respondieron con multimillonarios planes de rescate poniendo fondos públicos a disposición de entidades financieras, pero no de las personas afectadas, como recordaría el analista Alberto Castro en las páginas de GARA.