1977/2024 , 2 de Octubre

Artefaktua

La cuestión nuclear iraní, en 2005 y de primera mano desde el propio país persa

El periodista Txente Rekondo vivió en 2005 el debate en torno al programa nuclear iraní desde el propio país. En aquella época, el régimen islámico estaba fortaleciendo su papel como potencia regional, un objetivo que ha marcado el devenir de los iraníes en las últimas dos décadas.

El presidente iraní, Hassan Rouhani (dcha.), y el jefe de la Organización de Tecnología Nuclear de Irán, Ali Akbar Salehi, revelan un logro tecnológico durante la ceremonia del 13º aniversario del Día Nacional de la Tecnología Nuclear en 2019.
El presidente iraní, Hassan Rouhani (dcha.), y el jefe de la Organización de Tecnología Nuclear de Irán, Ali Akbar Salehi, revelan un logro tecnológico durante la ceremonia del 13º aniversario del Día Nacional de la Tecnología Nuclear en 2019. (Ebrahim Seydi | Iranian Presidency I DPA / EUROPA PRESS)

El reportaje publicado el 2 de octubre de 2005 en GARA aborda la compleja situación política y nuclear de Irán en un momento de tensiones internacionales crecientes. Más allá de las diferencias políticas dentro del país, Rekondo constató que los iraníes coinciden en el derecho que les asiste a tener tecnología nuclear. Asimismo, el reportaje subraya la estrecha relación entre política y religión en Irán, y cómo esta interacción define la postura del país frente a las presiones internacionales.

Son cuestiones que casi 20 años después siguen muy vivas, ya que muchos de los desafíos y dinámicas descritos por Rekondo continúan presentes. De hecho, este programa nuclear ha sido el pretexto para las sanciones internacionales que ha impuesto Occidente al país persa. La cuestión nuclear de Irán, las relaciones de poder en el Medio Oriente y la influencia del chiismo en la política regional siguen siendo temas centrales en la geopolítica global:

Crónica desde Irán

Txente REKONDO

En las calles de Irán no es difícil hablar de política; algunos se manifiestan a favor del sistema, mientras que otros te muestran su rechazo. Esta situación se repite en las diferentes ciudades del país, y según las zonas, predominan unas u otras.

Sin embargo hay un tema en el que la mayoría de la población coincide, en el derecho que le asiste a Irán para poder desarrollar su programa de energía nuclear. Es evidente que la gente está informada, los periódicos locales, los canales de televisión estatales y extranjeros contribuyen de una manera u otra para que el pueblo iraní conforme su opinión.

Estos días el debate, impulsado por EEUU, ha alcanzado escenarios internacionales, buscando al mismo tiempo medidas que obstruyan ese proyecto nuclear iraní. Los escenarios elegidos por Washington y sus aliados son de sobra conocidos, como lo son también los intereses que mueven a estos actores a tomar esa dirección en este momento.

El bloqueo de las conversaciones con los representantes europeos (Francia, Alemania y Gran Bretaña) se encuentra en una situación difícil de superar. Por eso, desde Irán se apuesta por un cambio en el formato y en el contenido de las negociaciones. Como muestra de buena voluntad, el Gobierno iraní ha firmado el Protocolo Adicional del Tratado de No Proliferación y suspendió temporal y voluntariamente su programa de enriquecimiento de uranio.

Ante estos movimientos, desde los representantes de la Unión Europea se han exigido nuevas condiciones que son rechazadas de plano por Irán. La prensa local apunta a una fórmula para desbloquear la situación, implicando a nuevos actores internacionales (China Rusia, Brasil, Sudáfrica e India, junto a miembros del Movimiento de No Alineados).

Esta propuesta tiene una doble lectura: si por un lado podría debilitar el poder de los europeos y de sus condiciones, al mismo tiempo se pondrían sobre la mesa nuevos intereses y nuevos juegos a varias bandas que finalmente volverían a empantanar las negociaciones y la búsqueda de soluciones.

La población iraní percibe con claridad el doble rasero que pretende aplicar Estados Unidos a su país. Mientras que Bush y su Administración no pone objeciones al desarrollo nuclear de Pakistán, India o Israel, pretende coartar las decisiones iraníes en esa materia. El Gobierno iraní ha desarrollado toda una campaña de contactos internacionales para impedir que Estados Unidos y sus aliados se vuelvan a salir con la suya. Irán ofrece garantías al resto del mundo de que la naturaleza de su programa nuclear tiene fines energéticos. Pero al mismo tiempo señala con claridad que no acepta ningún tipo de precondición, y sigue defendiendo su derecho legal a desarrollar energía nuclear, tal y como hacen otros países.

Desde muchos análisis se suele señalar al colectivo chiita como algo homogéneo, como una política sin fisuras ni diferencias. Todo lo más se apuntan algunas teorías repetidas en los medios occidentales, pero sin ninguna base en el conocimiento real y directo del chiismo.

El chiismo presenta toda una variedad de movimientos, de ramas y de grupos que lo muestran como algo mucho más complejo. Los seguidores de Alí se han mostrado a lo largo de los años con un cierto barniz de romanticismo (siguen esperando la vuelta del imán oculto) e incluso han sabido acercarse a las clases mas desfavorecidas y articular en otras ocasiones alternativas políticas.

El caso de Irán, con el sistema entroncado en torno al velayat-e faqih de Khomeini, es una clara muestra de ello. Sin embargo, en otras partes del mundo también existen otras organizaciones de tendencia chiita que en estos momentos desempeñan importantes papeles en sus respectivos países. Tal vez el caso de Hezbollah en Líbano sea el más claro, pero en Arabia Saudí también existen organizaciones de esa tendencia En estos momentos, otro escenario en el que el auge de una alternativa política de orientación chiita es evidente es Irak. La formulación de un proyecto para ese país desde una perspectiva política está directamente ligada al quehacer de su vecino Irán.

En estos momentos, analistas locales señalan la relación fluida entre ambos estados vecinos. Este verano, la visita del primer ministro del Gobierno en el Irak ocupado, Ibrahim al-Jaafari, a Teherán ha sido prueba de ello. Ha sido recibido por los más altos dirigentes, incluido el presidente Mahmud Ahmadinajad y el Líder Supremo, Ali Khamenei. Otras fuentes apuntan también a la presencia de la inteligencia iraní en el embrión de las nuevas Fuerzas Armadas de Irak.

Si las diferencias políticas y de proyectos son evidentes dentro del mundo chiita, algo parecido ocurre en el ámbito religioso. El papel de los dirigentes religiosos chiitas está muy enlazado con el desarrollo posterior de alternativas políticas. Históricamente, en Irán dos ciudades han resaltado en esta labor, Quom y Mashad. En la actualidad, la primera cuenta con cerca de 100.000 mullahs entre una población de millones de personas. Irónicamente, se suele apuntar que la mayor actividad de la ciudad es la fabricación de dirigentes religiosos. Más de 15 millones visitan la ciudad anualmente, y en ella te puedes encontrar con peregrinos de Irak, de Mali, de Bahrein.

Hace años esta ciudad competía con la vecina Najaf en Irak. Lo cierto es que las coyunturas de estos países influían en la importancia de cada una de ellas, convirtiendo en unas ocasiones en el centro del pensamiento moderno chiita a una o a otra. En la actualidad, tras el impulso de Khomeini, Quom ostenta esa centralidad.

En un país como Irán, cualquier movimiento de carácter estratégico o político guarda una gran relación con los asuntos religiosos. La combinación de los intereses de todo ello es lo que nos permite enfocar con mayor claridad la fotografía del Irán actual, y al mismo tiempo intentar comprender mejor esa difícil realidad.