1977/2024 , 9 de Octubre

Ramon Sola
Aktualitateko erredaktore burua / Redactor jefe de actualidad

Mendilibar, cuatro banquillos vascos en una carrera que no deja de sorprender

José Luis Mendilibar recibía este día de 2005 a GARA en Lezama. La experiencia en el Athletic sería solo un pequeño traspié en una trayectoria en la que ha roto múltiples barreras. Incluida la de entrenar a cuatro equipos vascos en Primera; solo la Real, curiosamente del que se declara aficionado, falta en su curriculum. Y por encima de ello, un sello inconfundible.

Mendilibar, siempre con las maletas hechas y cuatro equipos vascos ya en su bagaje.
Mendilibar, siempre con las maletas hechas y cuatro equipos vascos ya en su bagaje. (Exprai)

En Lezama abría sus puertas a GARA José Luis Mendilibar este día de octubre de 2005. Fiel a su estilo, el de Zaldibar no ponía paños calientes al mal inicio liguero del Athletic pero confiaba en empezar a remontar.

La directiva finiquitaría el contrato poco después, tras solo nueve jornadas de Liga, pero ello no detendría la carrera rutilante del de Zaldibar, que a sus 63 años sigue sorprendiendo a propios y extraños.

Más allá de sus últimos éxitos europeos con Sevilla y Olympiakos, Mendilibar es para la afición vasca un entrenador muy propio y muy cercano. A ello contribuye el hecho insólito de que haya entrenado a cuatro clubes vascos en Primera (además del Athletic, Eibar durante seis temporadas, Osasuna durante más de tres y Alavés durante algunos meses).

Todo ello sin olvidar sus anteriores prestaciones como centrocampista en el Sestao que rozó la Primera, en ocho temporadas entre los 80 y los 90, junto a Ernesto Valverde.

Mendilibar, capitán del Sestao en el Bernabéu en Segunda División, en un póster del diario ‘As’ de la época

Paradójicamente a Mendilibar solo le falta entrenar a la Real, que en varias entrevistas ha admitido como el equipo del que es seguidor desde siempre. «De equipo no se cambia», ha repetido cuando se le ha apuntado esta contradicción.

Mendilibar, abrazado a Imanol cuando jugó con el Alavés en Anoeta. (Andoni CANELLADA | FOKU)

La frase encaja en el perfil testarudo, en sentido positivo y no despectivo, del técnico vizcaino. Su aportación principal es un estilo plenamente reconocible allá donde entrene y efectivo la mayor parte de las veces: presión alta con trabajo a destajo de la línea delantera, defensa adelantada para juntar líneas lo máximo posible, prioridad a jugar en campo contrario, búsqueda constante del área con centros...

«La complejidad de la sencillez», titulaba Ane Urkiri este análisis sobre su figura. Con una receta aparentemente muy básica, jugar contra el Eibar de Mendi se convirtió en una pesadilla para pequeños y grandes (el 3-0 al Madrid de noviembre de 2018 es quizás su obra cumbre). Pero en los últimos años, como remarcaba Jagoba Arrasate en una entrevista reciente en 7K, ha resultado además que Mendilibar no es un entrenador de equipos pequeños, sino capaz de alcanzar éxitos con grandes como el Sevilla. Una Europa League con los hispalenses y una Conference League con el Olympiakos (el primer título europeo de un equipo griego en toda la historia) le contemplan.

«No soy entrenador de despachos» y «no ficharía a nadie por estadísticas» son dos declaraciones de principios hoy muy contraculturales

 

En el documental de La Liga elaborado por Netflix la pasada campaña, Mendi volvía a hacer gala de brutal sinceridad en su estancia en Andalucía, donde aparecía marcando distancias respecto a la dirigencia. «Yo no soy entrenador de despachos» y «no ficharía a nadie por estadísticas», repetidos en la serie, son dos de sus mantras, totalmente contraculturales en el hipertecnificado panorama actual de los entrenadores de fútbol.

Mendilibar prefiere «oler» al jugador y hacerlo crecer a partir de la cercanía y la exigencia continua. Un caso ilustrativo es el de Dani García, con el que compartió varios años en el Eibar. En esta entrevista de Amaia U. Lasagabaster en GARA, explicaba que «cuando llegamos al Eibar, ya en pretemporada intentamos apretar desde arriba, pero él estaba acostumbrado a no moverse mucho por delante de los centrales. Yo le decía que no, que tenía que ir a saltar y sería el otro medio el que ocuparía su posición. Cuatro o cinco meses después, ya con la temporada avanzada, Dani me reconoció que 'le decía a mi representante que me sacara de este equipo' porque yo le pedía cosas que él no podía hacer. Al final hemos estado cuatro años juntos, creo que ha estado encantado y ha visto que ha mejorado como futbolista».

Los años dorados del Eibar, con Mendilibar en el banquillo. (Aritz LOIOLA | FOKU)

También Marc Cucurella podría atestiguarlo. Mendilibar lo descubrió antes que nadie en su etapa en Ipurua y potenció sus virtudes, y hoy, tras ganar la Eurocopa, se hacen virales las reflexiones del zorro de Zaldibar sobre sus condiciones para el puesto.

En Sestao lo llamaban «mudito» y se sentía «un mingafría», pero hoy no calla en los partidos y entrenamientos y sus equipos despuntan por su intensidad

 

Terco, sí, Mendilibar. Pero también innovador: nadie antes que él se atrevió a meter a los jugadores en cubos de hielo tras los entrenamientos para facilitar la recuperación muscular, algo que ahora algunos futbolistas hacen en su propia casa antes de ir a entrenar.

En una de sus tres temporadas y tres partidos al frente de Osasuna. (Iñigo Uriz | Foku)

Con Mendilibar siempre parece que lo mejor está por venir. Y que logrará volvernos a sorprender con su capacidad de crecimiento y reinvención. Como sorprende recordar que en el Sestao lo llamaban «mudito» porque apenas se expresaba con silbidos, y que en el campo era «un mingafría» según su propia expresión. No busquen explicación, Mendi es único e inimitable.