1977/2024 , 8 de Noviembre

Amaia Ereñaga
Erredaktorea, kulturan espezializatua

'Ortzi' levanta el puño y Fraga agita el fantasma de la guerra civil

Es una de esas fotografías que se quedan fijadas en el imaginario colectivo. Está firmada por la agencia Efe y se lee en el pie de foto: «Puño en alto, Letamendía grita 'Gora Euskadi Askatuta, Gora Euskadi Sozialista', en la sesión plenaria de ayer en el Congreso de Diputados, en el momento de anunciar su dimisión». En esa misma sesión, el presidente de Alianza Popular y exministro franquista Manuel Fraga Iribarne se puso apocalíptico. Estamos en 1978 y esto pasó un día como hoy.  

2019, Francisco Letamendia 'Ortzi' rememora su gesto icónico de 1978.
2019, Francisco Letamendia 'Ortzi' rememora su gesto icónico de 1978. (Juanan RUIZ | FOKU)

Si no fuera porque hay testimonio gráfico, tal vez ese momento no habría sido tan icónico. Nos explicamos. Pongámonos en situación: 8 de noviembre de 1978, 17.24 de la tarde. En Madrid, arranca un Pleno del Congreso en el que la protagonista es una cuestión que, parece, levanta ampollas: el sistema de orden público. 'Egin', en su crónica, publicada al día siguiente, especifica que hay lleno absoluto en las tribunas de invitados.

Manuel Fraga Iribarne, exministro franquista, secretario general de Alianza Popular y 'padre' del actual Partido Popular, abre el debate en tono encendido, apasionado. Visto desde la perspectiva de hoy en día, el suyo es un tono amenazante y con claras advertencias golpistas. Un detalle: el dictador había muerto solo tres años antes.

Portada de 'Egin', en la que se recoge la dimisión de 'Ortzi'. (NAIZ)

«En una intervención apocalíptica, Fraga amenazó con el fantasma de la guerra civil y Martín Villa insistió en que el problema está en ETA», se podía leer en la primera página de 'Egin'. El segundo en discordia en aquella sesión era Rodolfo Martín Villa, ministro de Interior del Gobierno de Adolfo Suárez, y viejo amigo de Fraga Iribarne, ya que ambos compartieron mesa en el Gobierno franquista presidido por Arias Navarro, un Ejecutivo famoso por su represión y por la matanza del 3 de marzo de 1976 de Gasteiz.

Con verbo libre y muy crítico con el Gobierno, «Fraga amenazó con el fantasma de la guerra civil», explicó el diario de Hernani, en una de las dos páginas interiores que, junto a su portada, dedicó a la movida sesión plenaria. Por cierto, son páginas repletas de texto, con muy pocas imágenes y nada de espacio en blanco.

El dirigente de AP recordó que «todos sabemos que las cosas distan mucho de ir bien y, después de casi tres años de transición política, vamos de mal en peor, en tanto aumenta la inseguridad y el miedo de los españoles». Hizo entonces una detallada lista de los atentados que se iban registrando: de un total de 36 muertos registrados en el  1977, «solo cuatro son terroristas», exclamó. En 1978, hubo 59 muertos y 627 heridos, de los que «solo seis y uno respectivamente, son terroristas», dijo.

Esta situación «ha provocado brotes de indisciplina en las fuerzas de Orden Público» y él mismo, en sus «viajes por provincias», se había encontrado con muchas familias vascas «que no se atreven a regresar». En «las provincias vascongadas, un ambiente de losa está pesando allí, nadie se atreve a hablar, ni en voz baja, y el temor paraliza la vida económica y social.

Así, en su retrato apocalíptico, el antiguo ministro franquista dijo que «al lado de ETA actúan grupos políticos como EIA, HASI y coordinadoras diversas que organizan acciones de masas». En suma, que esto «es ya una guerra civil larvada».

Tras la intervención de Fraga, y aprovechando que le había aludido en su intervención, subió al estrado el diputado de EE Francisco Letamendia 'Ortzi', el único de su formación. Pidió la palabra y saltó la sorpresa, cuando presentó su dimisión.

Básicamente, lo hacía en protesta por una maniobra de UCD dentro del Grupo Mixto que buscaba silenciar a las formaciones minoritarias que lo componían. En suma, que si todos los componentes del Grupo Mixto no se ponían de acuerdo, no podían intervenir en el pleno. Pero la dimisión de 'Ortzi' no venía causada por esta única razón; había más de fondo.

En una «Carta a los vascos que me votaron», que 'Egin' publicó en su totalidad y 'Ortzi' entregó a los medios a su salida del Congreso, explicaba que: «En el acto que ha recordado el señor Fraga (refiriéndose al congreso de HASI celebrado el mes de septiembre), un gran sector de jóvenes vascos gritó con el puño en alto: Gora Euskadi askatuta! Gora Euskadi sozialista! Yo también lo grité. Y para nosotros esos dos gritos no significan en este momento la independencia y el socialismo. Significan la concreción de una democracia para el pueblo vasco, que es compatible con la unidad del Estado español, que es compatible con la pervivencia del capitalismo, pero que no es compatible con los restos del franquismo, que es incompatible con el franquismo reformado».

Mar de fondo

Para entender todo esto hay que tener en cuenta la situación política del momento: apasionante, peligrosa y muy cambiante. Abogado defensor en la dictadura, Letamendia estuvo exiliado en los 70 y, a su regreso, llegó al Congreso de los Diputados en 1977 representando a Euskadi Ezkerra, entonces en coalición entre EIA –en la que 'Ortzi' militaba– y EMK. En su «Carta abierta a los vascos que me votaron», explicaba la razón de su presencia en Madrid, pero también el mar de fondo existente: 'Ortzi' estaba ahora más cerca de Herri Batasuna que de EE.

Hubo acusaciones de protagonismo, de haber roto la unidad abertzale, por parte de Mario Onaindia... en fin, un lío terrible.

En las elecciones generales de 1979, 'Ortzi' encabezó la lista de HB en Bizkaia y de nuevo fue elegido diputado. Eso sí, no tomó posesión de su acta y, en marzo de 1980, fue elegido, también por HB, parlamentario vasco. En 2019, junto a diputados y senadores que en su día representaron a EE, PNV, EA, HB y Amaiur, Letamendia pidió el voto para EH Bildu en una comparecencia en Gasteiz en la que rememoró aquel «Gora Euskadi Askatuta!» que lanzó en el Congreso.

Gran fiesta para el nuevo 'Egin'

8 de noviembre de 1992, Feria de Muestras de Bilbo. Ante el numeroso público congregado, José Luis Elkoro, presidente del Consejo de Administración de Orain SA, sujeta en alto un número del 'Egin' renovado. En los kioscos de toda Euskal Herria, dicen, se ha agotado el primer ejemplar. Aunque, por un problema técnico, el recién nacido llega tarde a su fiesta de presentación. Cosas que pasan.

Primer ejemplar del nuevo ‘Egin’. (NAIZ)

Ese mismo día, en el salón Elcano del bilbaíno hotel Carlton hubo otra fiesta, con invitados famosos, como Jesús Insausti 'Uzturre', Bernardo Atxaga, José Ángel Iribar, Tasio Erkizia, Patxi Biskert, representantes de los consejos de administración de 'El Diario Vasco' y 'El Correo Español'... Fran Lasuen, Vicente Ameztoy... «Me ha gustado mucho, no esperaba menos de vosotros. Y la entrevista con Oteiza, todo un puntazo», exclamaba Bernardo Atxaga.

Pero no todo fue fiesta y buenas palabras, Xabier Arzalluz, en un mitin celebrado la víspera en Barakaldo, dijo, en tono jocoso, que no pensaba «criticar a ETA y a su entorno. Hoy no me voy a meter con el MLNV, ya que el movimiento ha sacado un nuevo diario», aunque les deseó «que el rotativo no sea un aborto, debido a tanto nacimiento».

Desolación en el campamento saharaui

De la alegría a la desolación. 8 de noviembre de 2010, GARA informaba de que los cerca de 25.000 saharauis que permanecían acampados en unas 7.000 jaimas en el campamento de protesta de Gdeim Izik, ubicado en las afueras de El Aaiún, fueron desalojados por la fuerza por Marruecos, lo que provocó disturbios en la capital saharaui.

Todo en medio del férreo control mediático ordenado por Rabat. De hecho, se informaba de que los últimos días Marruecos había expulsado a la prensa extranjera, a los observadores y a los parlamentarios que tenían previsto visitar el campamento.

En la imagen de portada, a cinco columnas, se podían ver los restos del ataque. Las fuerzas marroquíes habían entrado a las 7.15 horas en el campamento, que había sido levando para denunciar la conculcación de los derechos de los saharauis, Por megafonía, se instó a las mujeres y niños que abandonaran el lugar, para proceder luego con cañones de agua, gases lacrimógenos y porras contra los más de 25.000 saharauis que se calculaba permanecían allí.

Miles de personas salieron a las calles para protestar por este ataque, del que no había cifras de heridos, aunque se hablaba de un muerto. El ataque se produjo justo cuando Marruecos y el Frente Polisario iniciaban en Manhasset, en las afueras de Nueva York, su tercera reunión informal auspiciada por la ONU para intentar reanudar el proceso de negociación sobre la soberanía del Sahara Occidental. «El objetivo de la reunión era avanzar en la preparación de una quinta ronda del proceso de negociación que las dos partes iniciaron en 2007, pero que desde hace dos años permanece estancado y no tiene visos de reanudarse», explicaba GARA.