1977/2024 , 22 de Noviembre

Iker Bizkarguenaga
Aktualitateko erredaktorea / Redactor de actualidad

ETA atenta contra un alto mando de la Ertzaintza, el PNV se revuelve

La muerte en atentado del mando de la Ertzaintza Joseba Goikoetxea, además del impacto propio de una acción de estas características, afectó de lleno al PNV, partido al que pertenecía el fallecido. La formación jeltzale cargó con extrema dureza contra la izquierda abertzale y contra 'Egin'. Un año después, la Policía autonómica mató en Loiu al militante de ETA Anjel Irazabalbeitia.

Policías analizan el coche en el que viajaba Goikoetxea cuando fue tiroteado.
Policías analizan el coche en el que viajaba Goikoetxea cuando fue tiroteado. (Luis JAUREGIALTZO | EGIN)

El atentado contra Joseba Goikoetxea Asla, que fue tiroteado a primera hora de la mañana del 22 de noviembre de 1993 en Bilbo, fue el segundo llevado a cabo por ETA de forma directa contra un miembro de la Ertzaintza tras el del superintendente y exmilitar Carlos Díaz Arcocha en 1985 –otros ertzainas habían fallecido en enfrentamientos o por la explosión de artefactos que no iban dirigidos a ellos– y puso de manifiesto el crudo enfrentamiento que, entrada la década de los noventa, mantuvieron la organización armada y la Policía autonómica.

Además, el perfil de Goikoetxea, que formó parte de los «Berrozi», embrión de lo que luego fue la Ertzaintza, y estaba muy vinculado al PNV desde su juventud, soliviantó sobremanera a la formación jeltzale, que ese mismo día no dudó en cargar con palabras gruesas contra Herri Batasuna, KAS y también contra 'Egin'.

Ese diario, cerrado menos de cinco años después entre los aplausos de destacados jelkides, como Juan María Atutxa, abrió su primera página del día siguiente con la foto del vehículo en el que se hallaba el policía, junto a su hijo de 17 años, cuando recibió los disparos, y el siguiente titular: «Atentado contra un significado ertzaina».

En esa portada se indicaba que la víctima del tiroteo se encontraba en estado de coma profundo en el Hospital de Basurto, aunque falleció cuatro días después.

Ya en páginas interiores, además de dar los detalles que a esas horas se conocían de lo ocurrido, se recordaba que dos años antes ETA había citado el nombre de Goikoetxea Asla, entre otros responsables de la Ertzaintza, en un comunicado difundido poco después de la muerte del militante Juan Mari Ormazabal en el parque Etxeberria de Bilbo, en un tiroteo en el que murió también el ertzaina Alfonso Mentxaka. Entonces, la organización armada advirtió al PNV de que «si se sigue por este camino, no solo se convertirá a la Ertzaintza en una Policía cipayo, sino también en la Guardia Civil vasca».

Egibar: «Actuar en consecuencia»

Precisamente, la formación liderada entonces por Xabier Arzalluz saltó como un resorte tras el atentado contra Goikoetxea. El primero, desde el mismo hospital de Basurto, fue el consejero de Interior, Juan María Atutxa, que acusó directamente a KAS, HB y 'Egin' de estar detrás del atentado.

Especialmente duras fueron sus palabras contra el periódico, del que dijo que «ha estado calentando motores y lubricando los gatillos de ciertas pistolas», y emplazó –de hecho, «rogó»–, al resto de medios de comunicación a que «desenmascaren a sus compañeros carroñeros que han utilizado un periódico para poner en el punto de mira a una persona que trabajaba por el bien de Euskadi».

Horas después, el propio EBB del PNV, reunido de urgencia, advertía a 'Egin', a la Mesa Nacional de HB, a KAS y a ETA de que «les consideramos un todo que ha atentado directamente contra el PNV y que desde esta valoración serán tratados por este partido», mientras que su portavoz, Joseba Egibar, se refirió ante las cámaras de ETB a «la existencia de una cadena de intoxicación, inducción y ejecución que está actuando en este país, desde 'Egin', pasando por HB, KAS, a ETA», y añadía que «hay que definir cuál es la cadena, saber exactamente qué papel cumple cada quién en ese eslabón, y a partir de ahí actuar en consecuencia».

'Egin': «¡Ya basta!»

La acometida del PNV, especialmente contra 'Egin', fue tan intensa y belicosa que ese periódico publicó el día 23 un editorial con el titular «¡Ya basta!», donde lamentaba que «las baterías del Pacto de Ajuria Enea volvieron a cañonear contra 'Egin', contra la democracia, contra la libertad de prensa, contra la libertad de expresión y contra la inteligencia», y valoraba que «si de campañas se trata, hay una evidente contra este diario, que se gesta en los despachos de Sabin Extra, en algún Ministerio en Madrid y se debate en la Mesa de Ajuria Enea».

«Es de suponer que la constatación de una pujante realidad como es este diario lleve a la histeria a quienes se niegan a ver en él un medio de comunicación comprometido, que cuenta con la libertad de información y expresión para cumplir con esa fundamental labor de cualquier medio, que es poner al alcance de la sociedad la noticia necesaria, para que ésta pueda opinar y entender lo que ocurre», añadía, y advertía de que «el cierre de 'Egin' se ha convertido en una obsesión desenfrenada». Ese cierre acabó siendo ordenado en julio de 1998 por Baltasar Garzón y ejecutado por doscientos policías armados.

Antes, otro mes de noviembre, apenas un año después del atentado de Bilbo, la Ertzaintza mató en Loiu al militante de ETA Anjel Irazabalbeitia, en un tiroteo desatado tras un intento de atentado contra un oficial del Ejército español en Larrabetzu. Una actuación que el consejero Atutxa calificó de «intachable».

Las palabras gruesas tomaron en este caso la dirección opuesta, y el día 23 de noviembre ETA difundió un comunicado en el que, en referencia a los ertzainas, afirmaba que «todos son miembros de un ejército que defiende los intereses del PNV y de España, son miembros de un ejército español que ayuda a oprimir a un pueblo». «Todos los ertzainas ya saben en qué están y dónde están», apostillaba la organización armada en un comunicado del que mañana se cumplen, exactamente, treinta años.