El psiquiatra José Diego Yllanes, quien fue condenado a doce años y medio de prisión por el homicidio de la joven irunesa Nagore Laffage el 7 de julio de 2008, disfruta desde el pasado mes de julio de un tercer grado y ahora se ha sabido que trabaja en una clínica de Psiquiatría y Psicología de Madrid.
Esto ha llevado a los citados colectivos a solicitar una revisión de la legislación en la materia, ya que, según opinan en un comunicado, es «demasiado laxa». En este sentido, preguntan a los profesionales médicos si «pondrían su vida y su bienestar bajo el cuidado de alguien condenado por asesinar a una joven tras rechazar mantener relaciones sexuales con él».
Apuntan que la única regulación legal que existe en la actualidad data de 2015 y contempla solo los delitos sexuales, acoso y abuso sexual, prostitución o trata de seres humanos, y solo es de obligado cumplimiento entre los profesionales del ámbito público que trabajen con niños y adolescentes.
A su juicio, este es «un gran agujero legal que deja fuera otros delitos igualmente graves como pueden ser los de homicidio, asesinato o similares».
Es por esto por lo que hacen un llamamiento tanto al Ministerio español de Sanidad, como a los colegios profesionales y entidades sanitarias públicas y privadas para aumentar el ámbito de protección de esta ley a todos los pacientes e incluir otros delitos graves o muy graves como los ya citados.
Respecto al caso concreto de Yllanes, subrayan su «rechazo y decepción» tras conocer que el psiquiatra trabaja en una clínica, lo que achacan a la «aplicación de privilegios» por su estatus económico y social.
La contratación de Yllanes y la aparición de su nombre junto con el de restos de profesionales de la clínica en su página web ha generado malestar en las redes sociales y ha llevado a la dirección del centro a retirar su nombre y su imagen de la misma.
Esa «contundente respuesta social» es valorada por las asociaciones, que esperan que el titular del centro tenga en cuenta «esta reacción social y no haga oídos sordos a las reclamaciones de la sociedad».
El 7 de julio en 2008, la joven Nagore Laffage, enfermera en prácticas en la Clínica del Opus, en la que Yllanes también trabajaba, fue hallada muerta en un paraje de Olondriz, y horas después fue detenido el psiquiatra, quien reconoció la autoría del crimen ante el juzgado.