Realmente con Osasuna hay menos incertidumbre que con los resultados electorales en el Parlamento y los principales ayuntamientos. No ha sido en Majadahonda. Será en Cádiz. O en el Sadar. Pero el ascenso a Primera es casi una realidad. Se toca con los dedos. Aunque no se puede certificar matemáticamente ya, solo una debacle de las gordas impedirá que los seguidores rojillos puedan volver a experimentar qué es un derby. Y en Primera.
Que Osasuna vuelve a ser equipo de Primera se confirmará antes de que concluya la Liga. No ocurrirá lo mismo con los resultados electorales. En los últimos recuentos en Nafarroa hemos vivido noches de infarto. La última en las elecciones al Parlamento español, hace menos de un mes, cuando Bel Pozueta estuvo cerca de logar un escaño en el Congreso. Los móviles echaban humo actualizando la web oficial que mostraba a veces al PSN por delante y otras a EH Bildu.
Algo parecido ocurrió hace cuatro años, con Ciudadanos rozando la barrera del 3% y llegando al Parlamento navarro. El escaño para Diego Paños suponía que las fuerzas del Cambio no llegaban a la cifra mágica de 26 que suponía descablagar al Régimen del Gobierno navarro. A alguno se le habrá olvidado, pero esa noche también estuvimos pendientes de unos pocos votos que decantaban la balanza para un lado o el otro. En el Ayuntamiento de Iruñea el recuento no fue tan estrecho pero la manera de llegar a los catorce concejales tampoco fue excesivamente holgada.
«Hasta el último minuto hay partido» es una de esas frases que se usan en el ámbito deportivo, junto a «Futbol es fútbol», «No hay enemigo pequeño» y «Vamos a poner toda la carne el asador». No dejan de ser perogrulladas, pero tienen su parte de razón.
Pues si vemos las encuestas que se publican, tendremos que decir que «Hasta el último minuto hay partido». Ninguna de ellas, por más cocina que tenga, muestra un escenario claro a un lado u otro. Navarra Suma no vence, ni muchísimo menos, con claridad (es más, se puede cuestionar la conveniencia de la coalición) y las fuerzas del Cambio pueden volver a sacar la mayoría que necesitan o quedarse muy cerca, rozando el larguero. Tampoco hay mucha diferencia respecto a hace cuatro años. Y hay encuestas que no se publican.
En definitiva, que todo parece indicar que, una vez más, tendremos recuentos de infarto, la hora de cerrar ediciones se acercará inoxerablemente y tendremos chirriar de dientes. Pero nadie podrá celebrar nada hasta que se cuente la última urna de la última mesa del último pueblo. Y todavía habrá que esperar al censo de residentes en el extranjero.
Lo que no cabe son sensaciones de derrota. Ayer no ganó el Rayo Majadahonda pero Osasuna subirá. Si las fuerzas del Cambio logran convencer a su electorado de que es posible reeditar el acuerdo de 2015, se conseguirá. Aunque no lo sabremos hasta el último minuto. Como siempre.