Proyecto Hombre ha querido informar sobre lo que hacen, que desde hoy también se puede ver en una página web, recabar ideas sobre lo que puede hacer ahora y en el futuro, y sensibilizar a la sociedad para mejorar la percepción que tiene.
En este sentido, el portavoz Alfonso Arana ha indicado a Efe que las adicciones son hoy diversas y distintos los perfiles en cada caso, pero sin embargo persiste la idea de los consumos de heroína de los años 80 y 90. Y así hay un «estereotipo de drogadicto, un término que parece que conlleva cierto desprecio hacia estas personas, culpabilizándolas incluso del problema que puedan tener cuando a nadie se le culpa por romperse un tobillo o tener diabetes».
Se trata para Arana de añadir a estas personas «una carga moral» que no es tal en otras enfermedades y de ahí que Proyecto Hombre quiere superar esta visión acercando su realidad a la ciudadanía.
Crece la incidencia del alcohol entre las mujeres
El representante de Proyecto Hombre ha precisado que en los programas para adultos, de 18 a 72 años, con una media de 37, el 40% de los atendidos lo son por problemas de alcohol, «la droga social por excelencia», con un perfil masculino de 40 años o más, aunque ha crecido la incidencia entre las mujeres y en especial entre las que superan los 55 años por un empobrecimiento importante que les ha llevado a la exclusión social.
Otro 40% de personas adultas atendidas presenta adicción a los estimulantes, en el caso de jóvenes de 20 a 35 años a las anfetaminas y entre los 30 y los 50 años a la cocaína, y otro 9% consume cannabis.
Psicofármacos y ludopatías
Hay además, según Arana, una cifra significativa de mujeres adultas con un «uso abusivo» de psicofármacos que no responde a ninguna pauta médica, y un aumento de las ludopatías entre los jóvenes a partir de los 18 años, con un incremento del 11% de peticiones de tratamiento ambulatorio por apuestas y juegos on line.
También en el caso de los adolescentes, Proyecto Hombre tiene programas de intervención que dirige a prevenir un empeoramiento de las distintas situaciones que atiende. En este caso un 85% son consumidores de alcohol, un 80% consume cannabis, el 40% tiene conflictos familiares, en muchos casos con situaciones de violencia, y el 30% presenta adiciones a las nuevas tecnologías.