La asociaciones Gehitu, Harri Beltza, EuskalSida y el Consejo de Farmacéuticos de la CAV han pedido la puesta en marcha de un programa que permita a los pacientes de VIH recoger sus medicamentos antirretrovirales en oficinas de farmacia convencionales en vez de tener que acudir a las de los hospitales.
Representantes de esas tres entidades vascas que trabajan en el ámbito de la enfermedad, junto al presidente del consejo de farmacéuticos de la CAV, Miguel Ángel Gastelurrutia, han hecho esa petición en una rueda de prensa que han ofrecido este lunes en Donostia.
Según han informado en una nota, pretenden que los pacientes puedan decidir si quieren recoger su medicación en sus hospitales de referencia, como tienen que hacer ahora, o puedan hacerlo en las farmacias ordinarias, que ofrecen un horario más amplio y en muchos casos abren incluso en festivos.
A su juicio, ofrecer la posibilidad de poder acudir a las oficinas de farmacia comunitaria «redundará en una mayor adherencia de los pacientes a sus tratamientos contra el VIH», así como en «un servicio de mayor calidad».
La limitación de horarios y la distancia a los hospitales hace «perder mucho tiempo» a estas personas que mensualmente deben recoger sus fármacos, lo que «en muchas ocasiones» hace que «no sigan puntualmente su tratamiento» y ocasiona «pérdida de efectividad de los antirretrovirales» y resistencias del virus.
Un servicio más cercano
«Las autoridades sanitarias deben facilitar un servicio más cercano a los pacientes y libertad de elección del modo en que quieren acceder a su medicación mensual», han indicado las asociaciones, que han precisado que «no se trata de rebajar los actuales controles», sino de mantenerlos a la vez que se ofrecen «alternativas más cómodas y accesibles».
Gastelurrutia ha advertido de que para ello sería necesaria «una reevaluación del estatus legal de estos medicamentos».
Mientras tanto, las asociaciones, con el apoyo del Consejo de Farmacéuticos de la CAAV, piden al Departamento de Salud del Gobierno de Lakua que analice la implementación de un programa piloto, como se ha hecho en países del entorno, como Portugal, dirigido a pacientes de VIH ya estabilizados, en colaboración con los dispensarios de farmacia de hospital y los médicos especialistas