Víctima de un disparo de pelota de goma en diciembre de 2018, cuando filmaba una movilización de los chalecos amarillos en el marco de una reunión preparatoria del G7 en Biarritz, la joven estudiante de Bellas Artes Lola Villabriga fue herida de gravedad en el rostro.

Hoy el policía que le disparó ha comparecido en el Tribunal de Baiona acusado de «violencia involuntaria». El juez ha condenado al agente, que ha afirmado que no quiso causar daño a la joven, a una multa de 1.350 euros.

El policía, un miembro de la Brigada Criminal de 33 años de edad, ha asumido la responsabilidad por lo ocurrido y ha pedido poder hablar con la joven al final de la audiencia.

En una primera declaración tras el juicio, la joven, que ya en entrevista con GARA en diciembre pasado afirmaba «no estar en la lógica punitiva sino en la de asunción de responsabilidades» ha manifestado sentirse aliviada «porque he escuchado lo que necesitaba y eso me ayuda».

Se trata de un primer proceso, ya que en setiembre habrá otra vista, relativa a la indemnización por los daños causados a la joven que tras ver desfigurado su rostro ha debido someterse a distintas intervenciones quirúrgicas y que tiene todavía hoy secuelas en mandíbula y dentadura.

Lola Villabriga ha estado hoy arropada a las puertas del tribunal, literalmente blindado para el proceso, por distintos colectivos que han acudido a trasladarle su solidaridad y que han puesto el foco en el problema de las violencias policiales.

Entre otros, el baionarra Antoine Boudinet, que sufrió la amputación de la mano derecha en una manifestación en Burdeos ha acudido a dar su apoyo a Lola Villabriga.

Las personas congregadas a la puerta de un tribunal blindado han acogido entre muestras de rechazo una sentencia «leve» pero que, con todo, permite a la joven ver reconocido su estatus de víctima, algo esencial cara a que se le indemnice por el daño que le hicieron.

Villabriga ha contado con testigos en la sala que han puesto el foco en el problema de la violencia policial y del uso de armas como granadas y pelotas de caucho que tienen tras de sí un triste balance. Solo en el periodo 2018-2019, coincidiendo con las movilizaciones sociales de los «Chalecos Amarillos» en el Estado francés 29 personas perdieron un ojo.