La polémica echa humo, ¿limitaciones a fumar en la calle por el covid-19?
Galicia será este viernes, según se vaticina, la primera comunidad del Estado español que prohíbe fumar en la calle si no se mantiene la distancia de seguridad (lo que incluye terrazas). Criterios médicos avalan la medida, pero la polémica está servida. Y más aún en esta fase en que el consumo de tabaco crece.
La noticia ha provocado mucha sorpresa esta tarde, pero el debate ya era candente antes entre expertos médicos o asociaciones de consumidores. La Xunta de Galicia que preside Alberto Núñez Feijóo se apresta a prohibir fumar en la calle si no cabe mantener distancias de seguridad, por ejemplo en terrazas. Sí se podría hacer en espacios abiertos alejados del tráfico de gente y en solitario.
¿Y qué tiene que ver esto con el covid-19? es la pregunta inmediata. La opinión médica al respecto es coherente: dado que al exhalar el humo se hace un mayor esfuerzo de activación pulmonar, la carga vírica que puede emitir un enfermo de coronavirus resulta mayor. Dicho en términos coloquiales, el humo del fumador no solo es más visible que una exhalación normal, sino que resulta más contagioso.
Llegados a este punto, sin embargo, los fumadores bien pueden alegar que otro tanto ocurre con quienes practican deporte al aire libre, una práctica que estuvo muy vetada en el periodo de confinamiento. O también con quienes gritan o cantan; en prospecciones de extensión del virus realizadas en China se ha constatado que lugares como karaokes o discotecas favorecen su expansión. ¿Debe prohibirse eso también? La polémica tiene un montón de flecos.
Cigarrillos electrónicos
Entre tanto, en este mundo de incógnitas a descubrir que es el covid-19, también está aflorando que quienes usan cigarrillos electrónicos se contagian más que el resto. Mucho más, de hecho.
Los jóvenes que vapean tienen entre cinco y siete veces más probabilidades de contraer el covid-19 según un estudio de la Facultad de Medicina de la Universidad de Stanford, que ha entrevistado a más de 4.000 jóvenes de entre 13 a 24 años en todo Estados Unidos.
Los expertos valoran ahora por qué ocurre: creen que puede tener relación con un mayor contacto mano-boca al vapear o bien deberse a la práctica de compartir el cigarrillo electrónico, pero tampoco descartan que tenga algo que ver con el mayor esfuerzo de inspiración y expiración respecto a una respiración normal.
Consumidores hablan y el consumo crece
Volviendo a la decisión gallega, ¿será una medida aislada? Es previsible que no. La asociación de consumidores Facua ya ha levantado la voz para pedir al resto de gobiernos autonómicos que se planteen «con la mayor brevedad posible medidas similares que eviten que el tabaco se convierta en un factor de contagio por covid-19 en los espacios públicos».
«La necesidad de quitarse o bajarse la mascarilla para fumar elimina la protección que ofrece este elemento», es su argumento principal, añadido al criterio médico ya citado.
Y todo esto ocurre cuando la pandemia está agravando el hábito de fumar de quienes lo practican. Un estudio de la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill (Estados Unidos), publicado en la revista 'International Journal of Environmental Research and Public Health', ha constatado que se incrementa el uso de tabaco incluso en quienes tenían pensado previamente dejar de fumar.