Refik Anadol dibuja paisajes del futuro con IA en las paredes del Guggenheim
Fecha
07.03.25 - 19.10.25
Lugar
Bizkaia - Bilbo

Si una se coloca en el centro, entre las altas (16 metros) y anárquicas paredes de la sala 204 del Museo Guggenheim de Bilbo, lo que le rodea es el impactante y cambiante paisaje de otro mundo, un paisaje digital reinventado específicamente para este espacio con inteligencia artificial por Refik Anadol a través de imágenes (nada menos que 35 millones) y material de archivo de libre acceso de la obra de Frank Gehry.
Todo en alta resolución (20 k), todo ello convertido en una propuesta artística «50% humana y 50% de máquina», en palabras de su creador, un artista de referencia en la utilización de la IA y que trabaja en la fina e interesante línea en la que se encuentra la intersección entre el arte y la tecnología.
La instalación inmersiva ‘Arquitectura viva: Gehry (Living Architectre: Ghery)’ (desde el 7 de marzo hasta el 19 de octubre) abre una nueva serie, titulada ‘In situ’, con la que el Museo Guggenheim busca ampliar la concepción del arte contemporáneo, a través de encargos a figuras como Refik Anadol (Estambul, 1985), un artista multimedia de renombre internacional, pionero de la IA y que, afincado en Los Ángeles, dirige el Refik Anadol Studio (RAS), su ‘factoría’ de datos y arte.
Así, el edificio de titanio de Ghery propone, a muy poca distancia entre sí, un viaje a este nuevo mundo tecnológico, bajado de la ‘nube’ (colabora Google Cloud) y, a pocos metros, una mirada atrás al arte más tradicional con ‘Obras maestras de papel de Budapest’,(hasta el 1 de junio). Y hay distancia, mucha, entre ambos mundos.
El relato visual creado por Refik Anadol va cambiando, mutando, está «vivo», según su creador. Y el visitante, cuando lo visite por segunda o tercera vez, siempre verá cosas distintas, como ha explicado la comisaria de la exposición, Lekha Hileman Waitoller. Por cierto, esta ha sido la última presentación ante los medios de Juan Ignacio Vidarte, que cierra así tres décadas al frente del museo bilbaino. Con su sustituta Miren Arzalluz sentada en primera fila, el primer director del Guggenheim de Bilbo ha reconocido que, aunque con una sensación «agridulce», también siente que «la vida es estupenda», ya su despedida ha coincidido con la presentación de una exposición que «abre un nuevo capítulo en la vida del museo», ha dicho.
En la mente de la máquina
«En esta sala, te metes en la mente de la máquina. Es como si tuvieras una cámara en la mente de la máquina», ha explicado Refik Anadol, un artista que, desde hace una década, utiliza datos como materia prima, empleando redes neuronales para generar impactantes plasmaciones de recuerdos digitalizados. ¿Es arte el creado con IA? ¿Es una herramienta, simplemente? Anadol ha sido sincero al reconocer en un asunto controvertido, pero «yo no creo que la IA sea solo una herramienta», ha dicho, como sí lo han sido otras herramientas tecnológicas que han ayudado a avanzar a la humanidad, sea la rueda o el fuego, por ejemplo. La cuestión es, por lo que ha dado entender, que lo importante es que la IA continúe siendo hecha y controlada por los humanos.
«Este es un momento apasionante para convertirse en artista, porque estamos en una era en la que estamos imaginando una nueva forma de realidad, que va más allá de la realidad física», ha añadido. Desde que a los 8 años empezó a jugar con el ordenador, se ha sentido fascinado por la tecnología. Hijo de una época, ha sido testigo del paso de lo analógico a lo digital, del cambio del mundo con la entrada de la IA.
Respecto al arte hay cuestiones importantes, como que el material con el que se entrena a la IA sea propio –Anadol ha afirmado que, en ese sentido, lo suyo es «tolerancia cero»–, libre –«ha llegado el momento de compartir el pincel», ha dicho, en referencia a compartir información– o, lo que también es importante, no contamine. Sobre todo viniendo de un artista que ha pasado los últimos cuatro años visitando la Amazonía, con el objetivo de crear un modelo de IA «que se convierta en la voz de la naturaleza» y que se concretaría en un museo de IA situado en el desierto, nutrido con energía solar.
Por cierto, el clúster que con el que ha realizado este trabajo para el Guggenheim bilbaino, que les ha llevado año y medio de trabajo, está situado entre los Países Bajos y Oregón, ha explicado, donde se ha creado una «IA lenta, saludable y buena».
En la sala 204 también se ofrece, dentro del espacio educativo de la muestra, información sobre los procesos de trabajo de Refik Anadol con la inteligencia artificial.
Ubicación
Museo Guggenheim
Bilbo. Bizkaia