Alvaro  Reizabal
Alvaro Reizabal
Abogado

¡Manda huevos!

Pese a que los tiempos y las costumbres, afortunadamente, van cambiando, y la incidencia de la Iglesia católica en los usos diarios es cada vez menos agobiante, aún se mantienen muchas reminiscencias del pasado, y, entre ellas, la de mandar huevos a las monjas clarisas para obtener réditos. Según una antigua creencia que pervive, si se les mandan, los novios se garantizan que el día de su boda hará buen tiempo. Y en esa fe, son muchos y muchas los que todavía lo hacen con tan meteorológico propósito, lo que contribuye a la alimentación de las monjas, y apenas tiene riesgos, porque casi nadie va a protestarles porque pese al óbolo, ese día haya llovido. Y si van, como ya se habrán comido los huevos, que vayan a reclamar al maestro armero.

Esta actividad cobró gran relevancia cuando a finales del siglo pasado, siendo presidente del Congreso el pepero Federico Trillo, después de decir que se iba a proceder a votar una ley de nombre larguísimo, no se dio cuenta de que tenía el micrófono abierto y soltó lo de «¡Manda huevos!».

Pero el negocio de las clarisas también va evolucionando y hoy en día parecen más volcadas con la actividad inmobiliaria que con la meteorológica. No hay más que ver la que se ha montado con las de Orduña y Belorado, dispuestas incluso a convertirse en herejes con tal de vender el convento y dedicarse a la especulación pura y dura, más acorde con el capitalismo rampante que todo lo impregna en esta sociedad de nuestros pecados. Y hasta cuentan con la protección de un excomulgado obispo, exbarman de profesión y facha por convicción, que se ha encerrado con ellas (¡!) reivindicando su sacrosanto derecho a forrarse vendiendo el convento. Ya solo faltaría que se descubriese que las monjitas hubieran accedido a ser propietarias de la finca por el sistema de la inmatriculación que permite inscribirla en el registro de la propiedad sin más requisito que decir que la finca es suya, aunque la hubieran erigido los vecinos del pueblo en «auzolan». Que lo que dice el obispo, va a misa, incluso en el registro. Eso sí que manda huevos.

Buscar