Cuando sucede algo que atañe a la res publica o, lo que es lo mismo, a los intereses comunes, es un acto instantáneo recurrir a los medios de comunicación más próximos para saber qué pasa en esta compleja comunidad en la que vivimos. Ese deseo de saber se acrecienta cuando las personas responsables de gestionar los asuntos públicos se olvidan de su cometido y la res publica se convierte para ellos en res privada o en res de partido. En la CAV satisfacer el derecho a la información a través de los medios públicos, es decir EITB, es casi imposible. Estos días uno de los asuntos que más ha suscitado el ansia de conocer ha sido el juicio del alcalde de Alonsotegi (PNV), acusado de corrupción. En esa información, el ente público vasco ha hecho lo que en teatro se llama «mutis por el foro» (salir de escena sin que se note) mientras que, en sus tertulias, se han comentado al detalle las andanzas del comisario Villarejo por la AN o la última sentencia condenatoria contra el PP en el caso Gürtel. Lo mismo ocurrió en el sumario del jeltzale De Miguel, acusado también por corrupción junto a otras personas vinculadas al PNV. Ni nombres, ni delitos que destacar porque, como entonces afirmó Urkullu, se trataba de «actitudes particulares». Lo de Alonsotegi, según Ortuzar, «no es corrupción», solo «una mala práctica» del alcalde, así que a callar, que EITB es muy mía.