En cuatro días, el Constitucional rumano ha pasado de validar la primera vuelta de las presidenciales, que ganó el ultra pro-Putin Calin Georgescu, a invalidarla sin la más mínima explicación. Los que han aplaudido semejante giro copernicano aducen unos informes de inteligencia sobre injerencia de «un autor estatal» –léase el Kremlin– miles de cuentas de TikTok y Telegram, decenas de miles de ciberataques y un millón de euros de donación no declarados. No seré yo quien ponga en duda la injerencia de Rusia en procesos electorales aunque tengo para mí que no será ni la única, ni acaso la más avezado. Tampoco sería el primer líder ultra rodeado de un equipo que maneja con habilidad las redes –en España tienen a Vox–. Ni me extrañaría que, cual Alvise, fuera un mangui disfrazado. Menos en una Rumanía con un nível de corrupción récord en la UE. Llegamos al nudo gordiano. ¿Cómo es posible que el 23% del electorado votara a un tipo famoso desde la pandemia por un vídeo en el que nadaba en un lago helado en plena nevada asegurando que «tengo total confianza en mi sistema inmune porque es obra del creador»? ¿A un tipo que considera a la mujer inferior y que critica las cesáreas porque «rompen el hilo divino»? ¿A alguien que asegura que los refrescos contienen nanochips para controlar a la gente, que «Rumanía es el centro de la energía del planeta» y que «la neutralidad de Rumanía está escrita en las estrellas»? Hay quien explica su popularidad por su defensa de la «paz». ¿Pacifista quien ensalza como «héroes» y «mártires» a los líderes del fascismo rumano y corresponsables del Holocausto Ion Antonescu y Corneliu Codreano, cuya forma de hablar mística imita burdamente? ¿A alguien cuyas promesas recuerdan al infausto nacional-comunista Nicolae Ceausescu y su desastroso programa autárquico-tradicionalista? Solo le puede votar gente que está harta de corrupción y de emigrar a Europa Occidental para sacar adelante a los suyos. Y solo un fascista como Georgescu puede admirar al «pacifista» Putin La cuestión es que él le admira y muchos le votan, al punto de que este meapilas y gurú tenía grandes posibilidades de ganar la segunda vuelta. Esta es la única razón del vuelco del Constitucional. Decisión que equipara a Rumanía con la Rusia de Putin. Y que no impedirá que Georgescu gane, de calle, a la tercera, a la cuarta o a la quinta vuelta. Al tiempo.