La Arboleda, agradable resquicio de la minería industrial
En trapagaran, a 398 metros sobre el nivel del mar, en las laderas de los montes de Triano y Galdames. Allá es donde está enclavada La Arboleda, cuna de la minería industrial reconvertida hoy en un tranquilo y agradable espacio de ocio y esparcimiento.
La Arboleda es un lugar especial por varios motivos, pero, sobre todo, porque invita al visitante a rastrear en su interesante pasado minero, a pasear entre los restos de las antiguas explotaciones que, a cielo abierto, abastecían con toneladas de materia prima a los Altos Hornos de Sestao, a disfrutar de los encantos de un funicular casi centenario que sigue comunicando Larreineta con el antiguo enclave minero y a contemplar el valle desde una perspectiva privilegiada.
Se trata de un espacio que ha sustituido acertadamente las antiguas explotaciones por lagunas artificiales y zonas verdes a las que recurren los vecinos y visitantes a pasar un rato agradable.
Funicular centenario
Hay varias opciones para ascender hasta La Arboleda pero, sin duda, el funicular es la más atractiva y más utilizada entre quienes se acercan por primera vez. Se trata de un ferrocarril diseñado para salvar grandes pendientes que fue inaugurado el 25 de setiembre de 1926 con el fin de transportar mercancías mineras –incluso camiones y autobuses– entre las zonas altas de Trapagaran y el valle.
Un kilómetro es lo que separa Larreineta de La Arboleda, que actualmente alberga varias zonas recreativas, instalaciones deportivas, un impresionante mirador natural y el Centro de Interpretación Medio Ambiental Peñas Negras, donde se puede obtener información detallada sobre los itinerarios que han sido trazados para conocer y disfrutar tanto del entorno natural como de los vestigios de la antigua explotación minera.
Centro de interpretación Peñas Negras
Concretamente, Peñas Negras expone fotografías que muestran gráficamente la transformación que experimentó el paisaje del barrio de La Arboleda a raíz de la explotación de las minas. Existen decenas de rutas señalizadas que recorren las entrañas de esta zona minera; cada cual deberá elegir la que más le interese.
En el barrio –un entramado de estrechas y pequeñas calles–, se conservan aún algunas de las casas de madera de la época minera, casas levantadas posteriormente a los primeros barracones de hojalata –«cuarteles» construidos por los adinerados y explotadores propietarios de las minas– donde se hacinaban los mineros en condiciones lamentables tras duras jornadas de trabajo a cambio de un salario insignificante. Esos edificios de llamativos colores recuerdan hoy los orígenes de La Arboleda, fundada en 1877 para dar cobijo a las miles de personas que dejaron sus lugares de origen para trabajar en las minas. El barrio llegó a alcanzar los 5.000 habitantes.
Entre sus calles, una escultura homenajea a los barrenadores y un edificio que aún se mantiene en pie recuerda las huelgas –entre ellas, la Gran Huelga de 1890– que secundaron los trabajadores de las minas en reivindicación de la mejora de sus penosas condiciones laborales. Fue la primera huelga general de la historia vasca. Y dicen que supuso el inicio del movimiento obrero en Euskal Herria.
Meatzaldea Goikoa
Pero, además de vestigios mineros, lagunas artificiales y zonas verdes, La Arboleda también acoge arte. Concretamente, un conjunto escultórico al aire libre conocido como Meatzaldea Goikoa recopila, desde hace varios años, obras de diversos escultores vascos realizadas, todas ellas, con hierro y piedra.
Quien, tras disfrutar de los encantos de La Arboleda, disponga de tiempo para prolongar la ruta puede añadir a su itinerario dos escalas más que la Ruta de Hierro incluye en su itinerario: el Museo minero de Gallarta y la Ferrería del Pobal de Muskiz, que describe la transformación del mineral en diferentes objetos cotidianos.
Museo de la Minería y El Pobal
En el Museo de la Minería, emplazado en un antiguo matadero, se exponen útiles y herramientas, barrenos empleados en la perforación, vagonetas y restos del tranvía aéreo que transportaba el mineral. Exhibe, igualmente, una colección de cuadros y abundante documentación sobre la minería con la que disfrutarán, muy especialmente, los visitantes más curiosos.
Y quien se acerque a El Pobal tendrá la oportunidad de adentrarse en la ferrería mejor conservada de Bizkaia; en una fábrica hidráulica en la que se trabajaba el mineral del hierro para convertirlo en metal y elaborar todo tipo de herramientas (rejas de arado, martillos, azadas, picachones...) y útiles de uso doméstico, entre otros. Su conjunto lo conforman la ferrería (carboneras, taller y fragua), la presa y el canal por donde discurría el agua que movía los pilones y martillos.
Eso sí, lo que no debe faltar, en ningún caso, al final de cualquier itinerario para conocer La Arboleda es un buen plato de alubias. Se ha convertido en toda una tradición.