Xandra  Romero
Nutricionista

Complementos nutricionales en supermercados

Todavía no había escrito nada en relación a la venta de supuestas soluciones adelgazantes, suplementos nutricionales que promocionan a través de algunas páginas de venta online e, incluso, ya hasta en los lineales de algunos supermercados. Buceando en la red, incluso me he topado con varias páginas que hacen referencia a los suplementos más top de algunos supermercados y estos son: multivitamínicos, cápsulas de biotina y zinc para el pelo y las uñas, levadura de cerveza y vitamina C en tabletas. Sin embargo, no debemos olvidar que en estos lineales ya se venden también infusiones con el término de marketing infalible como es “détox”, quema grasas, productos para ‘facilitar’ el tránsito intestinal, etc.

Y es que no es de extrañar que de un tiempo a esta parte este tipo de productos hayan pasado de venderse en farmacias a supermercados puesto que, por poner un ejemplo, los suplementos, incluidas las vitaminas, los minerales y los productos a base de hierbas, son un gran negocio en otros muchos países como en los Estados Unidos, donde los consumidores gastan alrededor de 30 mil millones de dólares en ellos cada año. A pesar de los beneficios inciertos y los posibles daños, su interés en el uso de suplementos, tanto para niños como para adultos, permanece en auge.

Sin embargo, no hay debate científico en esta cuestión, ya que en nuestro medio no necesitamos estos suplementos, sino comer mejor. La evidencia científica tampoco tiene debate alguno en cuanto a sus beneficios, y se muestra contundente: los suplementos nutricionales son entre poco eficaces e ineficaces, sin tener en cuenta que pueden ser peligrosos. Solo se justifica su uso en situaciones muy concretas y escasas, como el embarazo e indicaciones clínicas.

No obstante, a lo largo del pasado año, Mercadona, uno de esos supermercados con un gran lineal dedicado a este tipo de suplementos, revolucionó las redes al sacar un nuevo producto con una más que dudosa finalidad: chicles ‘adelgazantes’. Digamos que así es como se han viralizado, pero la marca lo promociona sin ponerse (legalmente) en riesgo y los llama chicles con la alegación de ‘reductor’. No obstante, todo indica que es un producto para adelgazar, desde el dibujo en el frontal de la caja, con unas flechas hacia el interior dando a entender un estrechamiento de la cintura, a su ubicación en el lineal de los productos dietéticos.

Sería maravilloso que pudiéramos tratar el sobrepeso y la obesidad simplemente masticando un chicle, pero desgraciadamente la cosa no funciona así. Bien, ¿por qué creen los señores de Mercadona que pueden alegar que son reductores?

En este producto, la goma de mascar ha sido enriquecida con zinc, un mineral con importantes funciones en nuestro organismo; por ejemplo, puede contribuir al buen funcionamiento del sistema inmunitario, pero lo que entiendo que quieren usar como reclamo es que este mineral interviene en el metabolismo de determinados nutrientes. Tanto es así que la propia EFSA (Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria) ha autorizado varias alegaciones de salud relacionadas con el zinc que pueden usarse siempre que el producto sea fuente de zinc: «El zinc contribuye al metabolismo normal de los hidratos de carbono, de los ácidos grasos, así como a la síntesis proteínica normal».

Para nuestra tranquilidad, el zinc está presente de forma natural y en mayor cantidad en productos de origen animal, sobre todo carne roja, marisco y pescado azul. Además, por si quedaba duda alguna, la OCU ha dejado claro que estos chicles no nos ayudan a perder peso. De modo que, si tenemos en cuenta que vamos camino de parecernos a los estadounidenses haciéndonos cargo de un gasto exagerado en la compra de complementos alimenticios, que en el mayor de los casos, los beneficios de su uso son inexistentes, y que encima en el estado resulta que las Alertas alimentarias de complementos alimenticios son habituales (6 alertas en 2021, 7 en 2020 y 4 en 2019), no estaría de más replantearse su uso.

Pero si aun y todo decidimos usar alguno, usemos canales autorizados, AKA farmacias. ¿O acaso compraríamos el antibiótico, o los fármacos para controlar la hipertensión, la diabetes o el asma en el súper?