Para tener un verano saludable, no es necesario hacer dietas insostenibles ni machacarnos a hacer ejercicio de formas inadecuadas. Si lo que deseamos es disfrutar del sol, del mar o la piscina, convendría revisar algunas cuestiones por las que nos solemos dejar llevar y que nos arruinan los días de descanso estival. Para evitarlo, aquí va un listado de 6 puntos clave.
1. No juzgar el cuerpo propio y ajeno, basándote en lo que crees que es “salud”. Recordemos que hacer body shaming, que consiste en señalar y juzgar a alguien por su cuerpo, incluso, basándonos en criterios de ‘salud’, algo muy común durante las horas de playa o piscina, acarrea graves consecuencias psicológicas como ansiedad, inseguridad o trastornos de conducta alimentaria, pero no solo para quien recibe las críticas, también para quien las emite, que puede llegar a ver perjudicada la relación con su propio cuerpo.
Hacer o pensar en términos de body shaming creyéndonos que podemos juzgar por el físico el estado de salud de alguien no solo es cruel, sino inexacto, pues alguien con exceso de masa grasa se puede ver en un cuerpo más grande o en uno de un tamaño mucho menor; igualmente, la desnutrición puede habitar en un cuerpo “extremadamente delgado”, en uno clasificado como “normopeso” e incluso en un cuerpo de mayor tamaño.
2. No dejar de comer o hacerlo en menor medida de lo que necesitas, por cómo creas que se ve tu cuerpo en ropa de baño. Hay muchas personas que evitan comer y beber cuando están en ropa de baño, por la vergüenza que les genera su cuerpo en general y abdomen en particular. No es extraño ni raro pensarlo ya que, si echamos un ojo a las búsquedas de internet, encontramos titulares como ‘Qué comer antes de ir a la playa para no verte hinchada’ o ‘Qué picar en la playa y la piscina para que no se hinche el abdomen’. La idea es del todo distorsionada, pues el estómago humano tiene una capacidad muy variable: su volumen interno va de los 50 ml, cuando está vacío, a albergar 1 l tras la comida. Esto es, multiplica por 20 su volumen al comer. Este fenómeno permite albergar un volumen de comida sin que la presión se eleve demasiado en el interior del estómago y sin que este se “hinche”. Con lo cual, al comer el estómago se llena y esto es fisiológico, pero no se hincha.
3. Elige y planifica de forma adecuada la comida. ¿La playa y la piscina agotan y aumentan el apetito? Lo ideal es que sean alimentos que aguanten bien el camino y que no supongan riesgos de seguridad alimentaria, que aguanten bien la temperatura, sean fáciles de comer y no causen digestiones largas.
No existe nada que demuestre o desmienta esto de que el simple hecho de estar en la playa o piscina, canse y dé más hambre, pero sí parece que son otros factores los que se pueden atribuir a este hecho. Estar expuesto a elevadas temperaturas durante horas requiere que el organismo deba regular su temperatura, y para ello, requiere energía que se presentará en forma de sed que, a veces, suele confundirse con hambre voraz, de modo que, procura que los alimentos que elijas sean ricos en nutrientes y en agua.
4. Mantente debidamente hidratado. Recordemos que somos alrededor de un 60% de agua y que el mantenimiento de esta es esencial para un buen estado de salud y para mantenernos con vida. Dado que, entre otras cosas, el agua es parte esencial del mecanismo de mantenimiento de la temperatura corporal, algo muy relevante en la exposición solar, y que las pérdidas de agua se dan principalmente por orina, respiración y sudoración, mecanismos que se ‘acentúan’ en playa y piscina, en todo momento, es urgente recuperar esa agua para el mantenimiento de la vida y evitar problemas como golpes de calor o insolaciones y otros similares.
5. No, la cerveza no hidrata, aunque lo sugieran los anuncios. El alcohol inhibe la producción de la hormona antidiurética, que es la responsable de regular y mantener los líquidos corporales. Cuando esta se libera, el riñón aumenta la reabsorción del agua, evitando la deshidratación. Sin embargo, al consumir alcohol, se bloquea y el riñón reabsorbe menos agua, eliminando más cantidad por la orina y pudiendo provocar deshidratación. Además, recordemos que dos grandes revisiones recientes sobre el efecto del alcohol, el primero llamado “Una revisión de los daños relacionados con el alcohol: una actualización reciente” y el segundo, “Ningún nivel de consumo de alcohol mejora la salud” concluyen que ningún nivel de ingesta de alcohol es seguro, o dicho de otra manera, que el nivel de consumo que minimiza el riesgo de un individuo es 0 g de etanol.
6. La fruta es siempre una muy buena opción para alimentarte e hidratarte. Puedes tomarla antes, durante y después de las comidas y no, tampoco es una fuente de ‘azúcar’. La Organización Mundial de la Salud (OMS) considera el azúcar de la fruta como un ‘azúcar naturalmente presente’ o ‘azúcares intrínsecos’, por lo que su consumo no se ha asociado a efectos negativos. La fruta aporta la misma energía, cantidad de agua, fibra, vitaminas, minerales, antioxidantes e hidratos de carbono por la mañana, por la noche, antes de comer o como postre. Por lo que, esos mitos de no poder comerla después de las comidas porque afecta a la digestión o que es mejor tomarla antes de comer, carecen de fundamento.