El ser humano tiene un impacto tan grande a nivel poblacional y de consumo de recursos que nuestro crecimiento se da en detrimento de otros animales como los primates, nuestros «primos evolutivos» más cercanos, ha asegurado a la agencia Efe el director ejecutivo del Instituto Jane Goodall en el Estado español, Federico Bogdanowicz, en el marco del Día Internacional del Primate, que se celebra este jueves.
Bogdanowicz ha recordado que de las 522 especies de primates que existen 145 se encuentran en «peligro de extinción» y 88 en «peligro crítico», según datos de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).
Amenazas del ser humano
La progresiva e «incesante» desaparición de los primates tiene que ver, «por supuesto», con la acción humana: la deforestación para actividades como la agricultura, la minería o la extracción de petróleo, que destruyen y degradan sus hábitats; la caza furtiva para el consumo o la venta, el tráfico ilegal de animales vivos para el entretenimiento o mascotismo; o el cambio climático, que trae consigo la desertización, la escasez de agua y el aumento de la competencia por los recursos, son algunas de las amenazas que afectan a estas especies, ha enumerado el experto.
Además, ha insistido en que estos animales son «fundamentales» para la biodiversidad, ya que transportan y siembran semillas, haciendo que crezcan nuevos árboles, por lo que se les conoce como «los jardineros del bosque».
«Todos somos primates»
«Nuestros ancestros se subían a los árboles, su hábitat era la selva, todos somos primates y muchas veces se nos olvida», ha señalado el director ejecutivo del proyecto Gran Simio, Pedro Pozas Terrados, que trabaja para la conservación y protección de los grandes simios –bonobos, orangutanes, gorilas, chimpancés– cautivos y en libertad, así como de las selvas tropicales y pueblos indígenas.
Estos primates son homínidos, como el ser humano, comparten el 99% de sus genes con nosotros y tienen capacidades cognitivas parecidas, por lo que «merecen que se les trate y se les reconozcan sus derechos», ya que además, estando en cautividad pierden toda su «esencia», lo que imposibilita la conservación de la especie, ha explicado Pozas.
Por este motivo, el proyecto Gran Simio está trabajando en una Ley de Grandes Simios, que regule sus derechos básicos y les otorgue protección frente a conductas infractoras y delictivas, los dignifique, preserve su especie, los reconozca, proscriba su maltrato, ponga fin a los nacimientos en cautividad, a la muerte sin causa justificada, al tráfico o la comercialización.
Actuaciones para el cambio
Ante las «múltiples» amenazas que atañen a los primates y que, según Pozas, «nos hacen caminar hacia la sexta extinción», los expertos proponen –más allá de la necesidad de políticas a nivel de estado y globales– algunas actuaciones o reflexiones para el cambio, que están «al alcance de todos», ha explicado Bogdanowicz.
En primer lugar, hay que elegir bien las compras como consumidores, tratando de evitar productos que contribuyan a la destrucción de hábitats; como maderas exóticas, que promueven la desertificación o productos con aceite de palma, que destruye hábitats y es producido normalmente de manera insostenible, entre otros.
Por otro lado, es «importante» reflexionar sobre el uso que hacemos de las imágenes en redes sociales, tratando de evitar publicar y compartir fotografías de primates que puedan promover, por ejemplo, el tráfico ilegal, han coincidido los expertos.
Pozas también ha planteado la reinvención de los zoos, sin animales en cautividad y con gafas de realidad virtual que permitieran adentrarse en la selva.
Ambos han concluido incidiendo en la importancia de apoyar a asociaciones, ONG o entidades acreditadas que promuevan el rescate y la rehabilitación de primates, y han asegurado que, en el caso del Estado español, «son muchos los que trabajan para acabar con este problema».