Atxen Jiménez comenzó su carrera como restauradora con tan solo 14 años, en el pequeño bar que tenían su padre y su madre. Fue allí donde aprendió a elaborar pinchos y cazuelas. «Lo que no me gustaba era estudiar», reconocía Jiménez en 2017 en una entrevista ofrecida a NAIZ, en la que detallaba que, en cambio, «la cocina y la hostelería me gustaban mucho. Siempre me acostaba con un libro de cocina o con una revista de gastronomía».

En esos fogones se inició en la cocina, sobre todo de la mano de su madre: «De mi madre aprendí la cocina típica de Navarra. Cuando empecé, hacía platos más contundentes, porque era lo que la gente pedía, pero luego fui innovando y haciendo mis propias aportaciones culinarias. Y de mi padre aprendí a tratar y atender bien a los clientes, y eso es muy importante», remarcaba.

La jubilación de su padre y madre contrajo la venta del bar, pero para entonces Jiménez ya tenía claro a qué se iba a dedicar. Primero adquirió un pequeño local con un comedor con capacidad para 20-25 personas, luego la segunda planta del edificio para ampliar el negocio e hizo del Túbal, nombre que le dio al restaurante, un local de prestigio en el mundo de la gastronomía.

Culpa de ello tenían los productos de primerísima calidad que adquiría de la rica huerta navarra, a la que supo poner en valor. «Aquí estamos en una zona privilegiada, porque tenemos una huerta magnífica, tenemos mucho y bueno en la puerta de casa. Tienes espárragos, alcachofas, cardo…tienes productos frescos en todas las épocas del año. Esa es una de nuestras joyas gastronómicas», valoraba.

«He pasado aquí toda una vida –contaba en la citada entrevista–. Suelo entrar la primera al restaurante y me voy la última, o sea que ya no tengo arreglo. Este es un oficio que te ata mucho, al que tienes que dedicar horas y horas, pero la verdad es que siempre he estado muy a gusto, he conocido a muchísima gente y he disfrutado con lo que he hecho. Eso es algo que te llena. Y no pienso retirarme hasta que me retire la vida».

Galardones

Ese saber hacer, aunando profesionalidad y amor por la cocina y la clientela, hizo del Túbal un local de referencia y de Atxen Jiménez una restauradora reputada y querida.

Durante su carrera profesional recibió numerosos galardones, como el Premio Mejor Empresaria de Nafarroa (1999) y el Premio de la Academia Navarra de Gastronomía (2008) o la Cruz de Carlos III (2014).

De la restauradora y empresaria Ascensión Jiménez Esquíroz, ‘Atxen’, el Ejecutivo foral resaltó en aquel momento que había sabido entrelazar la tradición e innovación y que ha contribuido «decisivamente» a elevar la categoría de la restauración navarra en el ámbito nacional e internacional.

Al frente del restaurante Túbal de Tafalla desde 1976, el premio a Mejor Empresaria destacaba la reconversión de un restaurante de 45 cubiertos en uno con capacidad para 450 comensales y 24 empleados. El Túbal obtuvo una estrella Michelin y un sol de la Guía Repsol en 2021.