Koldo Landaluze
Especialista en cine y series de televisión

Nina Simone: Voz y compromiso, jazz y fuego

Han pasado 90 años de su nacimiento y 20 de su fallecimiento, y la voz y el carisma de la pianista, cantante, compositora y activista afroamericana Nina Simone continúa vigente. Nos legó un repertorio inalterable al paso del tiempo y su compromiso irreductible.

Simone durante la grabación de ‘Nina Simone Sings the Blues’.
Simone durante la grabación de ‘Nina Simone Sings the Blues’. (DAVID HOLLANDER | RCA)

​«Moriré a los setenta años, porque después solo hay dolor», proclamó Eunice Waymon cuando el reflejo del espejo le devolvió la imagen de Nina Simone y ambas hicieron suya una ruta artística y vital repleta de curvas peligrosas.

A través de los ojos de la niña Waymon y las estrofas de Simone surgió la poderosa presencia de una mujer que conoció los extremos de la gloria y la miseria, de la felicidad y el dolor.

Cuentan las crónicas que Eunice Waymon estaba llamada a convertirse en la primera concertista negra de piano de Estados Unidos, pero fue rechazada en el conservatorio de Filadelfia. Ciudad a la que llegó con la ayuda del dinero recaudado por su comunidad, en la que su madre ocupaba un lugar destacado como reverenda baptista. De aquella decepción emergió un volcán llamado Nina Simone.

Talento y coherencia

Aquella niña prodigio nació en una pequeña ciudad de Carolina del Norte, aprendió a tocar el piano en la iglesia y tras el varapalo de Filadelfia, ejerció todo tipo de trabajos precarios, hasta que decidió probar fortuna en Atlantic City.

Cuenta su biógrafo David Brun-Lambert que allí, «en un bar húmedo con el suelo cubierto de serrín para secar el alcohol vertido», fue donde Eunice se convirtió una noche en Nina Simone.

Nina por ‘Niña’, el sobrenombre con el que le llamaba un novio latino, y Simone como homenaje a Simone Signoret, la actriz francesa a la que había visto en ‘París, bajos fondos’ en un cine de barrio.

Todo cambió cuando el propietario del tugurio la obligó a cantar como condición para mantener el empleo y acompañada de su piano, fue modulando una de las voces más personales del siglo XX, con la que en los años sesenta y setenta inmortalizó temas como ‘Aint Got No-I Got Life’ o ‘I Wish I Know How It Would Feel To Be Free’, y llevó a su terreno clásicos como ‘Here Comes The Sun’, ‘Just Like a Woman’ o ‘Suzanne’.

En su ruta también aportó su voz y composiciones para reivindicar la lucha de la comunidad afroamericana, como cuando grabó en 1963 ‘Mississippi Goddam’ para denunciar la violencia racista tras conocer que un joven afroamericano había sido asesinado tras la paliza que le propinó un grupo de blancos en aquel maldito Mississippi.

En cierta ocasión, dijo ante los micrófonos de la BBC: «Quiero conmover a la audiencia. Que la gente sea consciente de lo que se le ha hecho a mi gente alrededor del mundo. Canto desde la inteligencia. Canto haciéndoles saber que sé quiénes son ellos. La rabia tiene fuego, y el fuego mueve a las cosas».

Conoció la fama, pero también un olvido del que salió a finales de los años ochenta gracias a un anuncio de Chanel que incluía su versión de ‘My Baby Just Cares For Me’, un tema que ella consideró intrascendente dentro de su repertorio.