Pocos son los valientes que se acercan a las salas polivalentes del Kursaal para escuchar los conciertos que propone cada año Quincena Musical dedicados a la música de los siglos XX y XXI. Y es una verdadera pena, porque se encontrarían verdaderas joyas, experiencias únicas y música mucho más ‘fácil’ de lo que piensan.
Los prejuicios son muchos y numerosos. Y, por qué no decirlo, algunos de ellos muy bien fundados. Porque, si algo tienen en común todos los que, mirando al futuro, experimentan con su arte, es que no siempre aciertan. Pero esto no es algo que sólo sucede con la música contemporánea. No hay más que observar el catálogo de óperas de Verdi y contar cuántas se representan habitualmente. Se darán cuenta de que solamente un puñado de ellas sigue manteniéndose en cartel, y es que Verdi no acertó con todas. Pero es necesario el filtro del tiempo y, lo que es más importante, del público para decidir qué perdurará y qué no, y son necesarias cada una de esas obras, más o menos conseguidas, para que el potencial de cada compositor llegue a su máximo.
Por otro lado, está aquel recurso tan manido de que hay que educar al público. Pero no, al público no se le educa. No es labor ni de músicos ni de programadores educar al público, pero sí lo es ofrecerle un amplio abanico de opciones para que se atreva a probar cosas nuevas de calidad que le despierten la curiosidad por aprender. Y eso Quincena lo hace muy bien.
En el pequeño y discreto Ciclo de Música Contemporánea, Quincena ofrece cada año unos pocos pero escogidos conciertos con algunos de los mejores intérpretes actuales, obras de especial interés y autores que están construyendo las vías por las que transitará la música de las próximas décadas.
Así, además del concierto de Plural Ensemble, que abría este ciclo el pasado domingo, el próximo sábado 12 podrán disfrutar de la música de György Ligeti en el centenario de su nacimiento y apreciar su evolución mediante obras procedentes de diferentes etapas de su trayectoria creativa con el trío formado por la pianista Noelia Rodiles, la violinista Elena Rey y el trompista Jorge Monte. Después habrá que esperar hasta el día 30 para poder escuchar al conjunto Silboberri, una formación que une txistu, acordeón y percusión y que fusiona los sonidos tradicionales vascos con la composición más actual. Y al día siguiente, el jueves 31, el ciclo llegará a su fin con el espectáculo audiovisual de la saxofonista Xelo Giner, que aúna interpretación con dispositivos experimentales y sonidos electrónicos.