Alessandro Ruta

Zorionak Facebook, cómo nos has cambiado...

El 4 de febrero de 2004 un tal Marc Zuckerberg, junto con un grupo de amigos, puso en internet esta red social que ha marcado nuestra época claramente. Aunque ahora se ha convertido en un medio muy distinto al de sus orígenes...

Al final en FB el producto somos nosotros.
Al final en FB el producto somos nosotros. (Wikimedia Commons)

«Érase una vez..» No, no hay nada de cuento en este arranque, porque se trata de un aniversario muy real: la más famosa de las redes sociales va a cumplir 20 años. Zorionak Facebook, nacida exactamente el 4 de febrero de 2004, en realidad con otro nombre, ‘Thefacebook’.  Eso fue antes de la intuición de Sean Parker, el fundador de Napster y el hombre que puso en jaque al mundo de la música, que según se cuenta aconsejó a los inventores quitar el ‘The’ y dejar solo Facebook.

Esta historia de auténtico ver para creer la resumió la espectacular película ‘The social network’ de David Fincher, ganadora de tres Oscars en 2011, con un enorme Justin Timberlake haciendo de Sean Parker. Y Jesse Eisenberg como Mark Zuckerberg, el deus ex machina de Facebook y, según la peli, un nerd sin escrúpulos capaz de pasar por encima de sus colegas para impulsar su proyecto. «No puedes tener tantos amigos sin haber tantos enemigos», era el eslogan del film.

 

 

A pesar de no haber sido nada nuevo en el momento de su fundación, porque ya existían redes sociales de este tipo que compartían datos e incluso fotos, y a pesar de haber sido el fruto de una especie de estafa hecha por Zuckerberg y sus amigos a los inversores a quienes «robaron la idea» (los gemelos Cameron y Tyler Winklewoss), lo cierto es que Facebook nos ha cambiado la vida.

Todo el léxico de las redes sociales viene prácticamente desde allí, desde esta criatura que ha tomado cada día más peso, convirtiéndose hoy en día en algo totalmente distinto con respecto a sus orígenes. De ser inicialmente casi un juego llegó a convertirse en gigante de la comunicación, incluso entrando en la Bolsa de Nueva York en 2012.

Pocas bromas hoy con FB, donde algoritmos mandan en la publicación y la censura está a la vuelta de la esquina. Con un Zuckerberg convertido en amigo de los hombres más poderosos del mundo. Zuckerberg, por cierto, rima con Gutenberg, el inventor de la imprenta.

FB tiene más «habitantes» que China e India juntas: 3.000 millones de personas se han inscrito

 

Lo que haremos a continuación es un balance irónico de algunos de los aspectos más evidentes del crecimiento enorme de esta red social. Tiene más «habitantes» que China e India juntas, por ejemplo: 3.000 millones de personas se han inscrito, sin sumar las páginas o los grupos. La mitad del mundo está en Facebook, según recientes investigaciones. Y sin embargo, hay detalles de su trayectoria que, a pesar de estar «cargados» de amigos, hay que desdramatizar como si fuera una conversación de colegas en un bar.

Si no te ha contactado nunca más, será por algo...

Una experiencia personal: Fue en 2007 cuando, gracias a un amigo de la «uni», me inscribí en Facebook. Me parecía todo muy divertido, yo tenía entonces 25 años e ideas no muy claras sobre mi futuro, más allá de trabajar y hacer fiesta.

Saber que existía esta «cosa» me interesó mucho, sobre todo en un prisma nostálgico. Enseguida me puse a buscar dónde habían acabado mis antiguos compañeros de clase o de escuela. Gente que sinceramente yo primero ya había olvidado y que sin Facebook se hubiera quedado en su mundo.

Pero no costaba nada, un par de clics, recuperar la relación: inicialmente abrazos virtuales y recuerdos cariñosos, que desafortunadamente se estancarían en la segunda ocasión. Un par de días después ya se me había ido esa ilusión, pero hubiera sido muy antipático borrar la amistad en Facebook, así que los dejé allí, de nuevo mutuamente olvidados. Al final, no hay un FB que ayude a ello; la vida es selectiva y reencontrarse después de tanto tiempo supone solamente una descarga eléctrica pasajera.

Lo utilizabas como Tinder ¿y ahora qué?

Inscripción en 2007 y ruptura con mi novia cuatro meses más tarde: no por culpa de Facebook, simplemente coincidencias de la vida. Lágrimas y tristeza, como ocurre con cualquier relación acabada en la post-adolescencia.

Archivado todo, había que reconectar, en todos los sentidos. Y mucho antes de la explosión de Tinder y de sus derivados, creo que la gran mayoría de los usuarios de Facebook se lanzó a ligar a través de esta red social que daba miles de posibilidades.

La más evidente, entrar en algún grupo de estos que se iban formando día tras día. Grupos sobre la lectura o sobre equipos de fútbol o sobre realmente cualquier cosa, cuando todavía no existían, por ejemplo, las páginas oficiales de los grandes medios de comunicación.

Recuerdo perfectamente que empecé una relación con una chica por Facebook gracias a uno de estos grupos que no eran ni privados: un clic y estabas dentro, donde cualquiera podía ver tu perfil y tus aficiones. Ingenuamente yo había puesto un largo listado de los libros que me habían gustado y evidentemente aquella chica, totalmente desconocida pero que estaba en el grupo, lo vio para escribirme en privado: «Ayúdame a terminar ‘L'élegance du hérisson’, porque no sé si me mola o no».

Se trataba de ‘La elegancia del erizo’, por aquel entonces deliciosa y exitosa novela de la francesa Muriel Barbery. Debería escribir a madame Barbery que gracias a su libro ligué en Facebook: empecé a hablar a diario con la chica que me había contactado y acabamos.. dignamente. Creo que hasta terminó de leer aquel libro...

Con el paso del tiempo, de todas formas, no llegué a ligar nunca más en FB porque encontré mi pareja, pero es verdad que con un par de mensajes, antes de las ráfagas de Whatsapp, en un rato podías conseguir una cita romántica.

Lo que ha hecho por contra mi generación, aquella que ligaba en Facebook, ha sido enseñar fotos de los hijos en sus perfiles: hijos tenidos con chicos o chicas totalmente fuera del chateo en redes sociales y que ahora se convertían en «trofeos» (yo nunca he subido fotos de mi hija en público, ojo).

Gracias por recordarme mi cumple...

Es verdad que muchas veces lo he pensado: cambiarme durante el año el día de nacimiento. ¿Quién, entre mis mil y pico «amigos», se hubiera dado cuenta? Yo creo que muy pocos, a pesar de los varios mensajes de felicitación que llegan ese día, todos iguales además.

Conozco a alguien que lo ha hecho en plan experimento social y ha funcionado perfectamente. O sea, se ha puesto como fecha de nacimiento un día absurdo como 25 diciembre de 1901 y nadie le contestado o pedido explicaciones por ello.

Hubo un tiempo en que se ligaba por FB, era inevitable no mandar condolencias por la muerte de un famoso o no felicitar cumpleaños mecánicamente

 

Y qué decir de los amigos de Facebook que lamentablemente han muerto y que no han cancelado el perfil, por lo que siguen recibiendo mensajes de felicitaciones. En última instancia Facebook te lo pone tan fácil con sus avisos día a día... En el pasado ¡era tan bonito e íntimo recibir un ‘Feliz cumple’ por parte de tus amigos, aquellos que conocían desde la infancia todo sobre ti!

«No se pierde un muerto»

Esta frase es textual, me la dijo un colega mientras trabajaba en un proyecto especial del periódico donde estuve seis años. No me acuerdo concretamente de quién murió aquel día, pero sí que una tarde llegó la noticia de lamuerte de un famoso, los dos abrimos nuestro Facebook y la marea de comentarios por parte de miles de personas que dejaban su recuerdo era impresionante: RIP, RIP, RIP y más RIP, ‘Rest in peace’, ‘Descanse en paz’ en catarata...

Corría 2011 más o menos y no te podías perder un muerto famoso sin dejar tu recuerdo. El primero en saber y comunicar este fallecimiento parecía ser Facebook, gracias a sus usuarios. Anteriormente había que esperar el primer informativo en la radio o la televisión para enterarse.

«Hoy, todos expertos de...»

Este es un pariente directo del párrafo de arriba: la necesidad de dar una opinión sobre todo se ha convertido en la principal característica de Facebook. A veces en realidad solo supone una excusa para hablar de uno mismo, en una especie de tremenda y torpe autopromoción.

Guerras, deporte, situación económica, pandemia... en la última década se ha visto realmente de todo, la cantidad de comentarios sobre cualquier tema ha resultado increíble en el puro sentido de esta palabra, sencillamente «no creíble».

Umberto Eco sitúa la obsesión por opinar sobre cualquier tema como parte del onanismo inherente a las redes sociales

 

Uno no puede tener una opinión sobre cualquier tema, porque se convertiría en una caricatura o en una especie de copia de ‘Bouvard y Pécuchet’, los maravillosos personajes creados por Gustave Flaubert en su última novela, dos hombres que intentan explorar cada sección del conocimiento humano y acaban aburriéndose de todo. Bouvard y Pécuchet lo hacen sobre todo para pasar el tiempo, para sobrevivir, son mayores y muy graciosos, pero ¿y los que utilizan Facebook para ser expertos de todo? ¿También lo son?

Según el gran filósofo y semiólogo Umberto Eco, esta obsesión por dar una opinión sobre cualquier tema sin tener la adecuada preparación forma parte del onanismo inherente a las redes sociales. Probablemente Facebook es un producto de nuestros tiempos donde más que aparecer puntualmente, como en la época de Andy Warhol y su cuarto de hora de fama en la vida, lo importante es saberse vender continuamente, y a ser posible felices. Al final, el producto en FB somos nosotros.