Alessandro Ruta

Aquella Melissa y el miedo al «bicho del milenio»

El 26 de marzo de 1999, hace ahora 25 años, un virus informático empezó a afectar a los ordenadores de medio mundo, provocando daños de hasta 80 millones de dólares en una época que ya se acercaba al que parecía terrorífico año 2000.

Así eran los ordenadores de moda en 1999; afortunadamente Melissa no llegó a la redacción de GARA.
Así eran los ordenadores de moda en 1999; afortunadamente Melissa no llegó a la redacción de GARA. (Andoni Canellada | Foku)

«Todos los mamiferos desarrollan una especie de equilibrio con su entorno. Sin embargo vosotros, seres humanos, no sois así. Os movéis y os multiplicáis consumiendo cada recurso, igual que los virus. Eso es, los seres humanos son unos virus». Así lo sentenciaba disgustado el agente Smith en el primer ‘Matrix’, aquella película de ciencia ficción que con el pasar de los años quizás se ha convertido más en algo científico o profético que ficticio.

La obra maestra de los Wachowskis era un film muy conectado con el mundo de los ordenadores y fue lanzada el 24 de marzo de 1999. Pero no es este el momento de recordar aquella obra que marcó un antes y un después. Aunque resulte muy curioso que solo dos días más tarde, el 26 de marzo, un virus informático llamado Melissa empezara a expandirse en todo el mundo devastando en primer lugar los ordenadores y provocando luego daños incalculables.

Fue algo que en sí no debía provocar angustia. Pero la humanidad, su mayoría al menos, estaba ya «amenazada» por la llegada del tremendo año 2000. El fin del mundo estaba a la vuelta de la esquina según muchos «Nostradamus», malos profetas. Y todo debía empezar, aquel apocalipsis, por los aparatos tecnológicos. Así que la llegada de Melissa fue vista como un anticipo del proceso del ‘Millennium bug’, el «bicho del milénio».

Melissa y la palanca del éxito

Por tanto, la muerte del planeta estaba a la vuelta de la esquina para el año 2000. La explicación más sencilla era que todas las computadoras estaban construidas para que las fechas no pudiesen ir más allá del 31 de diciembre de 1999, así que a medianoche se apagarían durante las celebraciones de San Silvestre con cava y uvas. Y ello desataría el caos porque todos los aparatos bajo control informáticos desencadenarían en un bloqueo total.

El «bicho del milenio» era, en consecuencia, un error de los que habían proyectado aquellas máquinas infernales. Unas máquinas infernales con las cuales la gran mayoría de las personas acababan literalmente de familiarizarse porque la cultura informática iba un poco más allá del básico en estos finales del siglo XX.

Eso también explica el «éxito» de Melissa. El virus empezó a propagarse por la mañana (norteamericana) de aquel viernes 26 de marzo de 1999 e iba a afectar a cientos de miles de ordenadores en todo el mundo, hasta los más importantes.

El plan malvado fue muy simple: un correo electrónico con un mensaje incitador y el sexo como gancho

 

La manera que Melissa utilizó para activar su plan malvado fue simple: un correo electrónico con un mensaje incitador. ‘Important message from...’ (‘Mensaje importante de...’) y en el cuerpo del texto: ‘Here is that document you asked for ... don't show anyone else ;-)’, ‘Aquí está el documento que pediste... no lo enseñes a nadie’.

Una persona ingenua abriría tanto el correo electrónico como el documento word que lo acompañaba, ambos enviados desde la dirección de un amigo o de un conocido. No todos tenían instalado un antivirus, y aunque así fuera, las protecciones podrían no estar actualizadas.

La «palanca» del mensaje era el sexo (virtual), que ya por aquel entonces encajaba muy bien en el recién nacido Internet. La promesa consistía en docenas de contraseñas para acceder gratuitamente a sitios que ofrecían pornografía. Una vez abierto el documento de Word, el virus se propagaba a la computadora y luego, usando el instrumento de correo electrónico Outlook, se enviaba a las primeras 50 direcciones de correo electrónico encontradas. Total, una cadena infinita de mensajes y de programas malignos.

Mister Smith

No se sabe quién fue el «paciente cero» pero es cierto que se paralizaron enseguida cientos de redes, como las de Microsoft (Melissa afectó a todos los que tenían el sistema Windows) y la del Cuerpo de Marines.

El diario ‘The New York Times’ informó de que en pocas horas 250 organizaciones habían llamado al Equipo de Respuesta a Emergencias Informáticas, un servicio de seguridad financiado por el Pentágono americano, para dar cuenta de al menos 100.000 ordenadores dañados por Melissa. «El virus más rápido en la historia de la informática», según Steve R. White, gerente principal de investigación antivirus del IBM Watson Research Center.

No se sabe quién fue el «paciente cero» pero en pocas horas se calcularon 100.000 ordenadores infectados

 

¿Y quién había sido el creador de este malware? Un tal David L. Smith (mismo apellido del agente malo de ‘Matrix’, vaya coincidencia) que se había hecho cargo de una cuenta del proveedor de correos electrónicos Aol y la había utilizado para publicar un archivo en un grupo de Internet llamado ‘alt.sex’. Había puesto el nombre Melissa a su «bicho» porque le recordaba a una stripper de un local.

David, programador informático para el coloso de telecomunicaciones AT&T, vivía en la localidad de Aberdeen, en New Jersey. Es decir, cerca de Nueva York. Y fue pillado porque la Policía estatal y el FBI llegaron a casa de su hermano, donde residía, a través del IP, el código de su ordenador.

Fue un trabajo de una semana lo que acabó con algo que había desatado el pánico a nivel mundial, así como el parón de diversas actividades económicas causando daños estimados en 80 millones de dólares de la época (73 millones de euros al cambio actual, sin contar la inflación de estas dos décadas y media).

El «hacker» fue condenado a 20 años y 5.000 dólares de multa, un superdescuento respecto a la pena original

 

El hacker lo admitió todo, incluso la creación antes de Melissa de otras 11 versiones similares del virus con códigos cifrados, aunque menos peligrosos. Fue condenado a 20 meses de cárcel y a una multa de 5.000 dólares: un superdescuento respecto a la pena original debido a su voluntad de colaborar hasta en los proyectos de seguridad informática.

Melissa fue quizás el primer virus «mediático» en la historia de los ordenadores, el pionero de los ciberdelitos. «No abrir mensajes sospechosos de correo electrónico» empezó a ser la recomendación principal desde las autoridades.

«No podía imaginar el impacto de mis hechos», declaró David Smith, un apellido cualquiera para un evento catastrófico. Como en ‘Matrix’, donde los hackers, los piratas informáticos, eran las estrellas absolutas gracias a sus habilidades para infectar un sistema, Smith se había hecho enormemente famoso.