Sergio Iglesias

Leyendas de ayer, de hoy y de mañana

La segunda jornada del Bilbao Music Legends Fest comenzaba con el concierto de una de nuestras grandes leyendas actuales, Petti, y tuvo su momento álgido con la actuación de un grupo mítico como Deep Purple.

Ian Gillian, vocalista de Deep Purple, durante su actuación en Bilbo.
Ian Gillian, vocalista de Deep Purple, durante su actuación en Bilbo. (Oskar MATXIN | FOKU)

Petti estuvo impecable, como ya es habitual en él, muy bien arropado además, por el siempre hipnótico Joseba Irazoki a la guitarra, y los hermanos Telletxea (Iñigo al bajo e Igor a la batería) en la base rítmica.

La cuadrilla de Bera supo aprovechar el tiempo que el festival les había otorgado para dar una clase maestra de lo que es esto del ROCK con mayúsculas, un concepto que Juan Luis Pérez Mitxelena lleva mascando desde hace muchos años, y que le ha llevado a ser, en la actualidad, una de las grandes referencias del género en Euskal Herria. Una apuesta segura que, como era de esperar, no falló.

Al igual que en nuestra primera incursión de la tarde en el escenario exterior, también sabíamos que no nos iban a fallar The Ribbons. Y es que ya conocíamos de sobra lo que esta banda vizcaina es capaz de hacer sobre el escenario, liderada por un huracán llamado Beatriz, que a lo largo de los 45 minutos que estuvo sobre las tablas revolucionó las primeras horas del festival con su actitud desbordante. Sí, ayer ya hablamos un poco del concepto de la ‘actitud’, y hoy seguiremos profundizando en ello, porque en este festi ha habido mucho de eso.

The Ribbons, como decimos, supieron dar al público del Bilbao Music Legends Fest la caña ‘macarra’ que, tal vez, estaba faltando este año, y aprovecharon su tiempo también para presentar los temas del que será su próximo álbum, que esperamos que anuncien pronto.

La edad es sólo un número

Tras sobrevivir al terremoto Bea pasamos de nuevo al interior del pabellón de Miribilla para disfrutar del concierto de los míticos Canned Heat, quienes, recordemos, estaban programados para la edición del pasado año, pero causaron baja a última hora.

Así que, este año, han tenido a bien cumplir con el público bilbaino, y en fecha exclusiva en el Estado ofrecer un concierto, en mi opinión, muy correcto, y en el que demostraron que, como se suele decir, la edad es sólo un número que no tiene mayor importancia, cuando las ganas y la calidad acompañan.

Este es el caso de la veterana banda de Los Ángeles, que por cierto, aún sigue sacando discos, el último de ellos ‘Fynil Vinyl’, del que sonaron ‘One last boogie’, ‘Goin to heaven (In a Pontiac)’ y la instrumental ‘East/West Boogie’. Tampoco faltaron clásicos como ‘On the road’ o ‘Woodstock boogie’. Auténticas leyendas de verdad que supieron ganarse al público con su mezcla de boogie, blues y rock.

Pero como hemos dicho, parece ser que el concepto clave de la edición de este año del Bilbao Music Legends Fest -y yo diría que de cualquier festival o concierto- ha sido la actitud. Y para confirmarlo, ahí estaban, desde Durangaldea, Nevadah, que se comieron el escenario en un bolo que, sin duda, podríamos destacar como uno de los mejores de un festi que necesita estos momentos de energía desbordada para no caer en la apatía que tantas horas de música podrían llegar a provocar.

Rock salvaje y acelerado, escuela nórdica, y un espectáculo sencillamente arrollador, que nos atrapó y que nos hizo olvidar que unos tal Deep Purple iban a tocar en pocos minutos en el escenario principal, porque nadie quería que aquello terminara, más aún con el espectáculo final apoteósico que nos brindaron, especialmente el vocalista y el guitarrista, totalmente desatados.

Nada que reprochar

Exhaustos tras este chute de energía, nos dispusimos a ver a Deep Purple, sin duda el mayor atractivo de la edición de este año del festival. La leyenda llegaba a Bilbao, y como siempre que vienen bandas de este tipo, con una trayectoria tan larga, siempre existe ese atisbo de duda de si sabrán mantener su legado vivo, o si caerán en la caricatura de intentar ser una burda imitación de lo que fueron.

En el caso de los británicos, creo que estuvieron a la altura y aunque, tal vez abusaron en exceso de los pasajes instrumentales y los lucimientos personales, supieron dar al público exactamente lo que había venido a buscar, y ganarse al respetable, demostrando su virtuosismo y con trucos que nunca fallan, como los de Don Airey a los teclados, cuando interpretó, a su manera, unos acordes de ‘Txoria Txori’ y del himno del Athletic. Profesionalidad británica, sin duda.

Quizá podríamos entrar en lo justito que Ian Gillan anda de voz, o en muchas otras carencias, sin duda, consecuencia de la edad y de los años de trayectoria. Pero ¿qué importa todo eso cuando todavía podemos escuchar en directo ‘Highway Star’, ‘Hush’ y sobre todo, el que probablemente sea el riff más famoso de la historia del rock and roll? Obviamente, me refiero a ‘Smoke on the water’, como no podía ser de otra forma. Así que, nada que reprochar y muy agradecidos de haber podido ver en vivo a Deep Purple.

Uno de los grandes atractivos del festival

Y después de disfrutar de los grandes protagonistas de la edición de este año, y cuando pensábamos que, al igual que sucedió la noche anterior después del concierto de Pretenders, iba a haber una desbandada general, todavía se quedó mucha gente para escuchar a Kinki Boys, la última banda vizcaina de este año. Una propuesta más que atractiva, la de este trío que ya lleva unos cuantos años de trayectoria, en los que han publicado varios trabajos, y en los que han sabido pulir su sonido para llegar a un estilo personal, cercano al post punk y que resulta tremendamente llamativo, dentro de un panorama en el que, actualmente, no se estila demasiado esta música.

Un bolo con el que se cerraba, por este año, el escenario exterior del Bilbao Music Legends Fest, que por cierto, creo que ha sido uno de los grandes atractivos del evento, dejando bien claro el nivel musical que se maneja en Bizkaia en la actualidad en todos los estilos.

Un orgullo para los que hemos visto a muchas de estas bandas crecer -e incluso, en algunos casos, nacer- y ver cómo llegan al lugar que se merecen por calidad y… sí, lo voy a volver a decir, por actitud. Por cierto, gran mérito también de la organización por seguir apostando por estos grupos.

Y cuando ya pensábamos que ya no quedaba nada que nos pudiera sorprender, y estábamos pensando en la retirada, nos acercamos al escenario principal y, de repente, nos encontramos con Blues Pills, que con un concierto desbordante de energía, nos enseñaron de nuevo, como decíamos ayer, lo bonito que es esto del rock, una música que aunque los agoreros y nostálgicos (qué peligro tienen los nostálgicos en todos los ámbitos de la vida, por cierto) intenten decir que está muerta, y que ya no se hacen cosas como las de antes, está más viva que nunca, tal y como demuestran propuestas como las de esta banda sueca que, con su mezcla de rock y blues, también están creando una historia que, por qué no, también les puede llevar a ser considerados leyendas algún día. De momento, van por el buen camino.

En fin, que todo se acaba, también los grandes momentos, y no queda más remedio que felicitar a la organización por la buenísima elección de las bandas, y esperar a que pase un año, para volver a encontrarnos de nuevo en Miribilla, y vivir estos momentos únicos que sólo da la música. Hasta entonces, habrá que seguir disfrutando de los muchos eventos que tenemos por aquí: jaiak de pueblos, de barrios, bolos en salas… porque no todo en la vida son festivales, y todas las leyendas lo son porque alguien, algún día, les apoyó y confió en ellos y en ellas.