Joseba Salbador Goikoetxea

El Alarde de Antzuola interpretará por última vez el himno de la casa real de los Borbones

Los escopeteros de Antzuola desfilarán este sábado por última vez a los sones de la «marcha del alarde», al descubrirse que se trata de la «marcha fusilera» de la casa real de los Borbones, hermana de la «marcha granadera», actual himno español. El año que viene será sustituida por una pieza nueva.

El año que viene los txistularis interpretarán una nueva pieza que representa mejor la identidad del pueblo de Antzuola.
El año que viene los txistularis interpretarán una nueva pieza que representa mejor la identidad del pueblo de Antzuola. (Andoni CANELLADA | FOKU)

Antzuola se prepara para revivir este tercer sábado de julio una nueva edición de su tradicional Alarde, un acontecimiento que se mantiene gracias al esfuerzo e ilusión del vecindario y donde se fusionan el recuerdo a las antiguas milicias forales y a la batalla que el rey navarro Sancho Garcés I libró en el año 920 contra los musulmanes en Valdejunquera (valle de Gesalatz), un enfrentamiento que supuestamente contó con la intervención de una compañía de vecinos de Antzuola, aunque este extremo carece de fundamento histórico en opinión de los historiadores.

Ambos hechos históricos quedan reflejados en el desfile que llevan a cabo txistularis, tamborreros y escopeteros por las calles de la localidad y en la representación teatral que se realiza en la plaza del pueblo, donde se escenifica la captura del califa de Córdoba Abd al-Rahman III.

Los comienzos del Alarde datan del año 1880, poco después de que se abolieran los Fueros vascos tras la pérdida de las guerras carlistas y como acto de exaltación de las antiguas milicias forales que se organizaban en los pueblos vascos para hacer un recuento de los hombres en edad militar y de las armas que disponían, antes de que fueran obligados a alistarse en el Ejército español en 1876.

La música que se ha venido interpretando en dicho acto durante el último siglo ha sido la conocida como «marcha del alarde», que ahora se ha descubierto no es otra cosa que la «marcha real fusilera» de la casa de los Borbones, que data del siglo XVIII y es hermana de la «marcha real granadera», actual himno español.

El descubrimiento, que ha provocado un gran impacto en la localidad, lo ha realizado el historiador y músico local Patxi Olabarria Irizar, que lleva años investigando los orígenes del alarde y que se ha topado con muchos datos históricos que revelan el verdadero origen del Alarde y su dudosa relación con la batalla de Valdejunquera.

Honores militares

Pero volviendo a la marcha del Alarde, Olabarria explica a NAIZ que se trata íntegramente de la «marcha de fusileros» para pífanos y tambores creada en 1761 por Manuel de Espinosa de los Monteros y que siete años más tarde el rey español Carlos III ordenó que fuese interpretada en los actos de presentación de honores militares a los miembros de la casa real.

Cuestionado por las razones por las que la pieza borbónica de 1761 llegó a este pueblo guipuzcoano, Patxi Olabarria señala que fue aproximadamente en el año 1911 cuando el txistulari antzuolatarra Pedro Telleria la eligió y la adaptó al txistu para ser interpretada en el Alarde.

En el libro ‘Antzuolako armarriaren alardea’ que publicó el año pasado, Patxi Olabarria detalla que Telleria, además de txistulari fue sacristán, y que en las semanas anteriores al alzamiento franquista, se encargó de guardar en la iglesia las armas para los requetés. «Conociendo las ideas políticas de Telleria, no es de extrañar que eligiese para el alarde una melodía que coincidía plenamente con su ideología», afirma. Falleció en setiembre de 1936 al ser tiroteado por milicianos republicanos que lo reconocieron poco después de ser liberado de la cárcel de Bergara.

Esta misma marcha se ha interpretado también en otras localidades, como es el caso de Segura, donde el organista Julián Zunzunegui la adaptó para ser interpretada en la procesión del Corpus por los txistularis, aunque estos, en la década de los 80, decidieron dejar de tocarla.

De la importancia que en su día tuvo esta pieza en la casa real española da fe un artículo publicado 1898 en el "El Correo militar" donde se afirma que «somos únicos en Europa que en vez de una tenemos dos marchas reales o himnos nacionales: la Marcha real granadera y la Marcha real fusilera. La primera es la que ahora se entona. De la majestuosa Marcha real fusilera puede decirse que se la relegó al olvido, pues hace muchos años, más de medio siglo, que solo la entona la música de los Reales Guardias Alabarderos, y esto únicamente dentro del Palacio Real, entonando fuera de su recinto la Granadera, como todos los cuerpos del ejército».

En palabras del historiador Patxi Olabarria, «no sabemos si hoy la siguen tocando en el palacio real de España, pero la marcha que tan importante ha sido para el 'patrimonio musical de España' se puede escuchar en el Alarde de Antzuola».

Este año la figura del emir la volverá a representar Zishan Tariq, un vecino de Antzuola de origen pakistaní y religión musulmana. (Andoni CANELLADA | FOKU)

Nueva pieza

Pero esto va a cambiar en breve. Una vez que se ha conocido su origen, tanto el Ayuntamiento como la Comisión del Alarde han mostrado su intención de sustituir dicha pieza por una marcha propia que represente mejor la identidad del pueblo de Antzuola. «Desde que supimos que la mencionada marcha es el himno español de la casa real de los Borbones, el deseo del Consistorio ha sido cambiarla. El símbolo colonial que implica este himno no se corresponde con nuestra identidad popular», señalan fuentes municipales.

Para ello, se ha encargado una nueva composición musical al compositor local Ion Gurutz Biteri, que ya la tiene preparada, aunque este año no va a ser intepretada «por diferentes motivos», en palabras de los representantes municipales, entre los que citan «la falta de tiempo».

Será, por tanto, en el desfile del próximo año cuando se pueda «disfrutar del himno creado en nuestro pueblo, dando la oportunidad al Alarde de recorrer nuevos caminos, y teniendo como objetivo la participación de todas y todos los vecinos».

La renovación de la música del Alarde se enmarca asimismo en el proceso de actualización de este acontecimiento, que primero pasó de representarse en castellano a hacerlo en euskera, después normalizó la participación de la mujer, reforzó la escenografía y finalmente dignificó la figura del emir musulmán, que de ir montado en burro pasó a montar a caballo con los trajes propios de la época. Además, desde el año pasado, esta figura no la representa un vecino con la cara pintada de negro, sino que lo hace Zishan Tariq, un vecino de Antzuola de origen pakistaní, euskaldun y de religión musulmana.

Interpretación errónea

Además de sacar a la luz el origen de la marcha fusilera, el historiador Patxi Olabarria ha indagado también en el acontecimiento histórico en el que se basa el Alarde y cuyo fundamento histórico se venía poniendo en duda en los últimos años.

Así, se muestra convencido de que la escenificación de la participación de antzuolatarras en la batalla de Valdejunquera, acaecida el 26 de julio de 920 en el valle navarro de Gesalatz, entre las localidades de Muetz y Salinas de Oro, y que enfrentó al rey navarro Sancho Garcés I con el emir de Al Andalus Abd al-Rahman III, tiene su origen en una interpretación errónea que se hizo de la historia de Antzuola en el siglo XVIII.

«Antzuola se independizó de Bergara en el año 1629, y un siglo después, surgió la necesidad de crear un escudo de armas para el municipio», explica Patxi Olabarria. «Para ello, y como era habitual en aquellos época, el pueblo de Antzuola solicitó un escudo de armas a la administración castellana, que era la que tenía competencias para ello, y los funcionarios reales preguntaron cuáles eran los méritos o hechos heroicos que tenía el pueblo. En nuestro caso, al no existir nada reseñable, se inventaron la leyenda de la participación de una compañía de vecinos en la batalla de Valdejunquera». Este hecho quedó reflejado en el certificado de armas que se entregaba junto con el blasón, y que se encuentra en el archivo histórico municipal.

Según la tesis de Olabarria, cuando comenzó a organizarse el alarde en el año 1880 «los vecinos recuperaron este certificado expedido en Madrid en el que se hablaba de la batalla y comenzaron a escenificarla, ya que era habitual que en estos desfiles se recordara una acción militar relevante protagonizada por los vecinos de la localidad», como sucede en Hondarribia, Irun, Tolosa o Elorrio. Añade incluso que en los primeros años solo se realizaba el desfile militar, y que la escenificación del apresamiento del emir cordobés se inició «a partir de una broma de uno de los participantes en el alarde, que se disfrazó de rey musulmán».

Preguntado por la posibilidad de que algunos antzuolatarras se integraran en las tropas del rey navarro Sancho Garcés I en sus luchas contras los musulmanes, tal y como está documentado en otras localidades en diferentes épocas de la reconquista, Olabarria descarta que esto sucediera en el caso de Antzuola y puntualiza que el certificado de armas solo habla de que al día siguiente de la batalla, vecinos de este municipio acudieron al lugar de los hechos en ayuda del rey navarro, donde recuperaron varios estandartes tanto de las fuerzas cristianas como musulmanas.

Lo que no cabe duda es que no apresaron al emir cordobés. Aunque en el Alarde se escenifique la victoria de las tropas cristianas, lo cierto es que sufrieron una sangrienta derrota, y los supervivientes que se refugiaron en la fortaleza de Muetz terminaron siendo degollados.

Abd al-Rahman III, además, lanzó cuatro años más tarde una campaña militar contra el Reino de Iruñea, que terminó con la capital arrasada, tal y como relataba recientemente Pello Guerra en este reportaje.

En el concejo de Muetz también representarán la batalla el próximo fin de semana, en el marco de las jornadas organizadas por el Ayuntamiento de Gesalatz los días 27 y 28 de julio. Además de la recreación propiamente dicha, se llevarán a cabo actividades como el montaje de un campamento medieval, una feria de artesanía, diversas degustaciones gastronómicas y la presentación del libro de Iñaki Sagredo "De los Vascones al Reyno de Navarra".