Ibai Azparren
Aktualitateko erredaktorea / Redactor de actualidad

La acidificación de los océanos, otro límite planetario al filo del desastre

En 2009, un equipo de científicos identificó nueve límites planetarios cruciales para la vida en la Tierra. Hasta ahora, seis han sido sobrepasados debido a la actividad humana, y la acidificación de los océanos está cerca de cruzar otro umbral crítico, con consecuencias irreversibles.

Límites planetarios.
Límites planetarios. (David GRAY | AFP)

Hace quince años, el científico Johan Rockström y su equipo identificaron nueve «límites planetarios», umbrales físicos que la humanidad no debe cruzar si desea que continúe la vida en un planeta habitable. Sin embargo, debido a las actividades humanas, seis de estos límites ya han sido rebasados en los últimos años. Según un informe del Instituto de Potsdam para la investigación del Impacto Climático (PIK) publicado la semana pasada, un séptimo límite, la acidificación de los océanos, se acerca al umbral crítico, o puede que ya lo haya cruzado.

Existe un consenso creciente de que varios parámetros del sistema terrestre han comenzado a cambiar más allá de los límites naturales propios del Holoceno. Asimismo, se acepta cada vez más el uso del término ‘Antropoceno’ para señalar que estos cambios son provocados por la actividad humana, y su posible inclusión en el registro geológico ha sido objeto de debate durante los últimos años. El término comienza prefijo ‘antropos’ y por tanto sugiere que el ser humano tiene un papel central en esta nueva etapa, esto es, que es, somos, un agente geológico.

Anteriormente, el planeta era modificado principalmente por procesos naturales, tanto internos como externos, como los volcanes, los terremotos y el ciclo hidrológico. Sin embargo, en el antropoceno, la actividad humana ha alcanzado un nivel de influencia tan profundo que nuestras acciones alteran la Tierra de manera comparable a los fenómenos geológicos. Esto ha desviado al planeta de las condiciones estables del Holoceno, la era anterior que permitió el florecimiento de las grandes civilizaciones humanas durante los últimos 11.700 años.

El concepto de ‘límites planetarios’ aborda precisamente esta cuestión: ¿cuáles son las condiciones que garantizan un entorno seguro para la humanidad? Es crucial entender que estos límites no pertenecen al planeta en sí, sino a la capacidad del ser humano para adaptarse a los cambios extremos que pueda causar la desestabilización del antropoceno. En otras palabras, la Tierra seguirá existiendo tras el desastre; quienes podríamos no sobrevivir somos los seres humanos.

Actualmente, se han identificado nueve fronteras críticas que no deberían cruzarse para mantener la capacidad del planeta de sostener las necesidades humanas. El límite del ozono se superó en la década de 1990, pero se ha logrado volver a una zona segura gracias a la prohibición de la mayoría de las sustancias que lo destruían. En cuanto a los aerosoles en la atmósfera, aún no los hemos sobrepasado, y el informe asegura que se ha producido una ligera mejora.

Los siete límites restantes han sido ampliamente superados y se refieren al cambio climático, la deforestación y otros cambios de uso del suelo, la pérdida de biodiversidad, la proliferación de productos químicos sintéticos (incluidos los plásticos), la escasez de agua dulce, los ciclos del fósforo y nitrógeno (insumos agrícolas) y el último, la acidificación de los océanos.

¿Cómo aumenta la acidificación?

«La situación empeora», destacó el Planetary Health Check, un balance sobre la salud del planeta que a partir de ahora se actualizará anualmente. Así, apunta que «la acidificación de los océanos se acerca a un umbral crítico, sobre todo en las regiones de mayor latitud» como el Océano Austral y Océano Ártico. Pero, ¿por qué supone una amenaza para los ecosistemas?

La quema de combustibles fósiles ha incrementado la concentración de dióxido de carbono (CO2) en la atmósfera, provocando el calentamiento global. Aunque los océanos absorben cerca de una cuarta parte de estas emisiones anuales, este proceso ha desencadenado la acidificación del agua. Cuando el CO2 se disuelve en el océano, reacciona con las moléculas de agua formando ácido carbónico y liberando iones de hidrógeno, lo que disminuye el pH del agua y la hace más ácida.

Este aumento de acidez interfiere con la disponibilidad de carbonato cálcico, esencial para que muchos organismos marinos, como moluscos y corales, construyan sus estructuras calcáreas. Sin el carbonato cálcico adecuado, sus estructuras se debilitan, afectando así a la base de la cadena trófica y repercutiendo en los niveles superiores. Además, la reducción del pH dificulta la respiración de algunos peces, al disminuir la eficiencia del intercambio de oxígeno en sus branquias, y también reduce la eficacia del océano como sumidero vital de carbono.

«Aunque se reduzcan rápidamente las emisiones, un cierto nivel de acidificación continua puede ser inevitable debido al CO2 ya emitido y al tiempo de respuesta del sistema oceánico», explicó Boris Sakschewski, uno de los autores principales del Planetary Health Check. «Por lo tanto, superar el límite de la acidificación oceánica parece inevitable en los próximos años», añadió este investigador del PIK.

¿Están relacionados?

El informe es el primero de lo que partir de ahora serán ‘chequeos de salud planetaria’, que analizará los «órganos vitales de la Tierra que sirven como soporte vital de la humanidad». Cada uno de ellos es un límite planetario, y todos ellos están interconectados. Por ejemplo, hay una clara conexión entre la integridad de la biosfera y la acidificación del océano, remarcó Levke Caesar, físico del PIK y coautor del informe.

«Uno de los principales mensajes de nuestro informe es que los nueve límites planetarios están muy interconectados. Esto significa que cualquier perturbación humana del medio ambiente global que observamos en este momento no puede abordarse como si fueran cuestiones separadas, que es como se trata en este momento. Porque este tipo de enfoque ignora que los componentes del sistema Tierra interactúan constantemente formando una gran red en la que los cambios en un área afectan a las demás», agregó Caesar.

Un estudio publicado en 2023 y titulado ‘Safe and Just Earth System Boundarie’, realizado por Earth Commission y publicada en ‘Nature’, cuantificó los umbrales de varios límites que no deberían superarse para mantener un sistema terrestre seguro.  En cuanto al clima, el Acuerdo de París de 2015 fijó en 1,5 grados el aumento aceptable de la temperatura media global para frenar el cambio climático. Sin embargo, los autores proponen reducir el límite a un grado, pero los científicos estiman que la temperatura ya ha subido en promedio 1,2 grados. El propio Rockström enfatizó que «1,5 grados no es un objetivo, sino un límite físico».

Además, el estudio reveló que para la conservación de la biosfera, se requiere mantener al menos un 50-60% de la superficie terrestre en estado natural, es decir, libre de actividades humanas como ganadería, agricultura y minería, un estándar que actualmente no se cumple.

La investigación también aborda la sobreexplotación del agua, señalando que el caudal de las aguas superficiales no debería alterarse en más de un 20%, pero actualmente está en un 34%. En el caso de las aguas subterráneas, se observa que los niveles de extracción superan la capacidad de recarga.

Aunque a nivel global no se han superado los niveles seguros de contaminación atmosférica provocada por la emisión de partículas de origen no natural, muchas regiones ya lo han hecho, como en el Sudeste asiático. Otros umbrales cuantificados que ya han sido sobrepasados son los nutrientes adicionales que los humanos aportan al suelo, específicamente el nitrógeno y el fósforo, principalmente a través de la agricultura. El exceso de estos elementos provoca alteraciones en el sustrato y en el agua, un fenómeno conocido como eutrofización, lo que afecta a la dinámica de los ecosistemas.

Sin embargo, el informe dejó fuera otras amenazas, como la acumulación de plásticos y microplásticos, y la proliferación de químicos persistentes o antibióticos, debido a la falta de estudios suficientes para evaluar su impacto.

¿Cómo contaminamos?

En 2023, 600 millones de personas vivían ya fuera del nicho climático óptimo para el ser humano. Incluso en modelos conservadores, se prevé que en 2090 más de 2.000 millones de personas estarán expuestas a un calor sin precedentes. Sin embargo, ¿cómo cruzamos los límites planetarios?

Entre las acciones más perjudiciales se destacan la quema de combustibles fósiles, que incrementa las emisiones de gases de efecto invernadero. Asimismo, la cría intensiva de animales genera un aumento en estas emisiones y provoca la pérdida de biodiversidad. La deforestación, impulsada por la ganadería y agricultura extensivas y la expansión urbana, desestabiliza ecosistemas y reduce la capacidad del planeta para absorber CO2.

Además, el uso excesivo de agua por parte de la industria y la urbanización agota acuíferos y altera ecosistemas acuáticos y la contaminación química, derivada de productos sintéticos como plásticos y materiales radiactivos, contamina el suelo, el agua y el aire.

Son solo algunos ejemplos evidentes, pero no todo el mundo contamina de igual manera. Las emisiones que impulsan el cambio climático comenzaron a aumentar con la Revolución Industrial, siendo Europa y América del Norte los principales responsables. Actualmente, la mitad de las emisiones de gases de efecto invernadero provienen del 10% más rico de la población, es por esto que científicos instan a aplicar un enfoque de justicia y equidad a la hora de aplicar medidas y lograr la estabilidad planetaria.