Periodista, especializado en información cultural / Kazetaria, kulturan espezializatua
Entrevista
Guillem Solé
Cantante de Buhos

«Lo mejor de estos 20 años es que hemos podido seguir viviendo como niños»

La banda catalana regresa a Euskal Herria para presentar las canciones de su último trabajo, ‘Sempre dempeus’, en el que muestran su faceta más reflexiva, con temas más cercanos al pop pero sin perder el carácter combativo del grupo. Aterrizan en Iruñea (viernes 14) y Bilbo (sábado 15).

Buhos actúan este viernes 14 en Totem y el día siguiente en Kafe Antzokia de Bilbo.
Buhos actúan este viernes 14 en Totem y el día siguiente en Kafe Antzokia de Bilbo. (NAIZ)

Ya han pasado 20 años desde que comenzaran con este proyecto. ¿Cómo ha vivido estas dos décadas con Buhos?

La verdad es que han pasado muy rápido. Nos lo hemos pasado muy bien, hemos sido muy felices y hemos transformado nuestro hobby en una profesión. Y así, casi sin darnos cuenta, han pasado 20 años.

¿Qué recuerdos tiene de aquellos primeros tiempos de la banda?

Lo que recuerdo es que no tenía nada que ver con lo que pasa con los grupos que empiezan ahora. Nosotros no teníamos ni carnet de conducir, e íbamos en tren con los instrumentos para ir a tocar, dormíamos en una tienda de campaña detrás de un pabellón, la liábamos, y volvíamos a subir los instrumentos al tren… era casi una cuestión de militancia. Ahora ya no llevan ni batería, ni instrumentos, la mayoría llevan todo grabado y casi ni cantan, porque usan el autotune. Y nosotros teníamos que ensayar todas las tardes cinco horas para que sonara y ahora dan al botón al play y ya está… en nuestra época éramos como unos artesanos de la música y no tiene nada que ver con lo de ahora.

«Ahora estamos todo el día haciéndonos vídeos, fotos… en vez de un micro, hoy en día el músico necesita un teléfono»

Y a pesar de ser todo tan diferente, habéis compartido conciertos y festis con esas bandas nuevas, sin ningún problema ¿verdad?

Claro. Yo no critico lo que se hace ahora, y seguramente, si yo ahora tuviera 16 ó 18 años estaría haciendo lo mismo. Lo que ha pasado es que la técnica ha evolucionado, y todo ha cambiado. Pero no digo que sea mejor ni peor, es otra forma de hacer música que no tiene nada que ver con lo que hacíamos nosotros. Además, antes también se vendían discos y ahora no, no teníamos que estar todo el día haciendo vídeos o fotos, sino que actuabas, te ibas a tu casa y listo; y si te querían ver tenían que venir al show, porque no había redes sociales ni nada de eso.

Es que, aunque parezca poco tiempo, han pasado un montón de cosas en 20 años…

Totalmente, yo aún recuerdo la primera vez que me dijeron que me tenía que hacer una foto para el Facebook, que pensé ‘pues si no han venido al bolo, que se jodan, si los que han venido se lo han pasado bien ya está, ¿no?, y el que no haya venido que venga para la próxima’ (risas). Pero es que ahora estamos todo el día haciéndonos vídeos, fotos…  en vez de un micro, hoy en día el músico necesita un teléfono.

Un ejemplo: nosotros recuerdo que hace 20 años íbamos a tocar en Tarragona, que era como la ‘gran conquista’ de nuestra capital… pues ahí íbamos a colgar los carteles con el bote de cola y las escobas; el rato que te tirabas haciendo carteles y colgándolos, ahora te lo tiras haciendo stories o creando contenidos.

Centrándonos en su nuevo trabajo, lo que se ve es que hay hueco para temas más pop, y con un cierto punto más reflexivo. ¿Se nota a la hora de componer esa ‘madurez’ que dan los años?

Bueno, esto es música, y las cosas salen como salen. Y sí que hay canciones más profundas, hay una canción que he hecho con mis hijos, otra que habla sobre mi vida… pero luego hay mucha reivindicación, como siempre, y también temas más comerciales de buen rollo. Al final, la canción te tiene que emocionar, tú te pones a componer, y cuando ves que hay algo que te mola mucho, te metes de cabeza, y tampoco piensas mucho en si va a ir en un estilo o en otro… y así es como sale un disco con 10 ó 12 momentos tuyos, una especie de Frankenstein que, en el fondo, está reflejando tu último año y medio de vida, y cómo has estado este tiempo.

En ‘Sempre Dempeus’, vuelven a contar con varias colaboraciones. ¿Es importante para ustedes destacar ese espíritu de colectividad de la música?

Tampoco nos pasamos demasiado. Hacemos alguna canción con algunos amigos o alguna amiga, y ya está. Cuando la canción lo pide, está bien, pero lo importante es el tema, y que por hacer una colaboración, no nos carguemos una buena canción.

¿Son esas amistades lo mejor que les han dado estos 20 años?

Lo mejor de estos 20 años es que hemos podido seguir viviendo como niños, jugando y divirtiéndonos, en una época en la que ya casi no te toca. Tú miras a la gente de tu edad y te sientes muy privilegiado, porque ves que están todos ya casi sin ganas de nada, mientras tú te vas con la furgoneta y tienes todo el fin de semana para estar con tus amigos, cenar fuera, actuar, saltar, bailar… haces todo lo que te gusta hacer. Son 20 años en los que hemos hecho muchos amigos y hemos conocido muchas ciudades, pero para mí lo mejor es que hemos podido seguir siendo niños ilusionándonos cada fin de semana, algo que, a medida que pasan los años, es complicado. Si estás dedicándote a la música y es tu pasión, te puedes seguir emocionando y puedes seguir jugando, a pesar del paso de los años.

¿Ha sido la canción que ha hecho junto a su hijo y su hija, ‘Amb tu’, la más especial que ha hecho?

¡Joder, seguro! Pero es que mis niños son increíbles, están todo el día tocando, la niña canta que flipas… mucho mejor que yo (risas)… y sin que nadie la haya enseñado. Pero es que canta desde pequeña, toca el piano, el niño toca la guitarra. Me lo paso bomba con ellos, tenemos en casa una ‘habitación de la música’ y allí nos pasamos horas y horas. Estoy muy contento de que les guste tanto la música, y si en un momento dado quieren dedicarse a ello, ya tienen, por lo menos, los conocimientos…  pero yo no los voy a obligar a nada, porque yo solo quiero que hagan lo que les haga felices.

Volviendo al tema de las colaboraciones, en ‘Milers déspurnes’, participan Las Migas, que a priori podían parecer bastante alejadas de lo que hacen ustedes. ¿Era una forma de demostrar que en la música no existen barreras idiomáticas ni estilísticas?

Por supuesto que no hay barreras. Las Migas son amigas nuestras y nos conocemos desde hace años. Y para mí esta canción era importante porque habla de mi infancia, y mi abuela era de Jaén, así que darle un toque flamenquillo tenía todo el sentido del mundo y no resultaba nada forzado.

¿Se considera usted un ejemplo de que tener ese origen ‘charnego’ no tiene que estar reñido con tener unos ideales independentistas?

Es que aquí somos mayoría; y lo bonito es que muchos de los que tenemos ese pasado charnego somos, en muchos casos, los que tenemos más ganas de ser un estado… ¿Y por qué no? A mí me emociona lo de aquí, y no estoy en contra de nada ni de nadie, no estoy en contra de España, lo que pasa es que yo me siento catalán… en mi clase todos hablábamos catalán y en la plaza de mi pueblo también, y aún me acuerdo del primer día que, con cinco años, escuché a un tío hablar castellano y dije: ‘¿Y a ese qué le pasa en la boca?’ (risas).

«Soy independentista catalán y me gustaría tener un estado para poder disfrutar de mi cultura como todos los demás estados del mundo que lo han conseguido»

Pero no pasa nada, es un sentimiento que no va en contra de nadie, y no puedes evitarlo. Ves otras tradiciones en España y también te gustan y las respetas, pero no son las tuyas… y te emocionas con el Barça, con la Moreneta, con una calçotada y ves unos castellers y se te saltan las lágrimas. Pero es que no lo puedo evitar, y claro que soy independentista catalán y me gustaría tener un estado para poder disfrutar de mi cultura como todos los demás estados del mundo que lo han conseguido… Nosotros, de momento, no hemos podido hacerlo, pero vamos a estar luchando siempre por normalizar esto, y si podemos dejar una semilla para los que vengan detrás, la vamos a dejar, por supuesto.

¿Por eso se sienten tan bien tocando en sitios como Galiza o Euskal Herria?

Pues sí. Ahora, por ejemplo, hemos estado en Dublín, a Euskal Herria vamos cada año varias veces, a Galiza, al País Valencià, Balears… sitios donde hay más de una lengua, y donde nuestra música se abraza y se entiende mucho mejor que en sitios donde son monolingües… no sé por qué pero es así. Con el paso de los años lo hemos visto, y nos hemos cansado un poco y, aunque, lógicamente, vamos a festivales como el Viña Rock, porque también está lleno de gente que entiende un poco lo que te estaba contando, ya hemos dejado de ir a sitios donde esto no se respeta.

Hemos ido aprendiendo a ir solo a sitios donde quieren que vayamos, donde hay gente que nos espera con muchas ganas. En ese sentido, Euskal Herria es nuestra segunda casa, y para nosotros es un orgullo que nos sigan llamando, porque yo, de jovencito, ya iba en autocar a Bilbo a la ‘guerra de las banderas’ de Aste Nagusia, y que después de veinte años pueda ir a actuar, para mí es una pasada.