Daniel Lawler (AFP)

La ciencia lucha contra el reloj por salvar de la extinción a una especie de rinoceronte

Najin y Fatu son las últimas rinocerontas blancas del norte en el planeta, pero la ciencia busca una segunda oportunidad para su especie. Gracias a la fecundación in vitro, esperan lograr el primer embarazo viable en 2025. ¿Será suficiente para salvar a estos gigantes de la extinción?

Zacharia Mutai, cuidador de la reserva de Ol Pejeta, acaricia a Najin, una de las dos últimas rinocerontas blancas del norte del planeta.
Zacharia Mutai, cuidador de la reserva de Ol Pejeta, acaricia a Najin, una de las dos últimas rinocerontas blancas del norte del planeta. (Simon MAINA | AFP)

Dos rinocerontas mastican hierba serenamente, mientras el sol se eleva sobre el monte Kenia, ajenas al enorme esfuerzo para evitar que ellas sean las últimas de su especie.

Najin y su hija Fatu son los últimos ejemplares de rinoceronte blanco del norte que quedan en el planeta, por lo cual esa especie podría sumarse a la larga lista de animales que los humanos han llevado a la extinción.

Sin embargo, este año el mundo podría celebrar un nuevo feto de rinoceronte blanco del norte.

Sería una recuperación sin precedentes para esta subespecie, clasificada como funcionalmente extinta tras la muerte en 2018 del último macho, llamado Sudán.

Debido a problemas de útero, ni la hija de Sudán, Najin, ni su nieta Fatu pueden hacerse cargo del embarazo, pero Fatu aún produce óvulos viables, lo que la convierte en candidata para la fecundación in vitro (FIV).

Los científicos han recogido sus óvulos durante años en el centro Ol Pejeta Conservancy, de Kenia, donde las dos rinocerontas permanecen bajo cuidado constante.

Sus óvulos son enviados a Europa para ser fecundados en un laboratorio con esperma de machos muertos de la especie.

Actualmente hay 36 óvulos fertilizados, o embriones, listos para ser implantados, indica Jan Stejskal, coordinador de proyecto de BioRescue, la más destacada de varias iniciativas de este tipo en el mundo.

Se cree que Fatu podrá producir unos 10 óvulos más antes de estar demasiado vieja.

«Esperamos tener este año el primer embarazo exitoso con un embrión de rinoceronte del norte», comenta Stejskal. «Pero no lo puedo prometer».

«Alegría mezclada con tristeza»

El plan es utilizar una subespecie similar como gestante.

Los científicos anunciaron el avance hace un año: una gestante estaba embarazada con el feto de un macho blanco del sur, la primera vez que la FIV funcionó con rinocerontes, pero al igual que otras partes de este proceso largo y difícil, la alegría llegó «mezclada con tristeza», explica a AFP Samuel Mutisya, jefe de investigación de Ol Pejeta.

Para cuando descubrieron el feto de 6,4 cm y 70 días de formación, la gestante había muerto por una infección bacterial sin relación con el embarazo.

Peor aún, un macho esterilizado que sirvió como «toro provocador» para ayudar a identificar cuando la hembra estaba lista para ser preñada, también murió por la infección, y ha sido difícil encontrar un sustituto.

El equipo está decidido a intentarlo de nuevo, esta vez con un embrión de rinoceronte blanco del norte.

Alternativa

Existen otras vías, incluido una iniciativa japonesa que utiliza células madre para crear óvulos y esperma de rinoceronte blanco del norte.

Esto podría aumentar fuertemente el número de embriones y crear una reserva genética mayor para inseminaciones futuras.

Stejskal cree que este esfuerzo podría crear embriones en unos cuatro años.

Otra iniciativa en la Universidad de Oxford busca utilizar tejido de ovarios de rinocerontes muertos para crear óvulos.

Ello podría implicar que, incluso después de que hayan muerto Najin (35 años) y Fatu (24), se puedan obtener óvulos de sus ovarios.

Suzannah Williams, encargada del proyecto, dijo que podrían obtener algunos centenares de óvulos, aunque algunos no serían viables.

Pero los científicos esperan tener una solución con Najin y Fatu vivas para que le enseñen a la futura cría cómo ser un rinoceronte blanco del norte.

«Los vamos a salvar»

Nadie sabe por el momento cómo de probable será que una fecundación in vitro de este tipo resulte en un embarazo.

Se necesitaron tres intentos con la gestante blanca del sur, pero es una muestra diminuta.

Muchas cosas pueden salir mal en el embarazo de una rinoceronta, que dura hasta 18 meses. No obstante, Stejskal insiste en que «los vamos a salvar».

Otros no están tan convencidos.

Incluso si nace una cría de los embriones, la diversidad genética seguirá siendo «demasiado baja» para revivir la especie, declara a AFP Jo Shaw, de Rhino International.

En su opinión, es muy tarde para los rinocerontes del norte y el foco debería estar en las subespecies de Java y Sumatra, con menos de 50 ejemplares vivos.

Los investigadores sostienen que las técnicas que están desarrollando ayudarán a todos los rinocerontes, no solo los blancos del norte.

El trabajo de BioRescue está ayudando a salvar también al rinoceronte de Sumatra, según Stejskal.

Zacharia Mutai, cuidador de Najin y Fatu, argumenta que los humanos llevaron a los blancos del norte al borde de la extinción y es su responsabilidad recuperarlos.

A su juicio, el nacimiento de una cría nueva sería motivo de «celebración mundial».

«Yo voy a cuidar a la cría», expresa sonriente. A su espalda, Fatu y Najin siguen comiendo hierba.