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Rafa Berrio; inéditos tesoros escondidos de un aberrante rockero bohemio

Coincidiendo con el quinto aniversario del fallecimiento de Rafael Berrio, se publica el doble disco ‘No es para menos’. Una recopilación de 47 temas inéditos, sacados de la abigarrada lista de canciones que dejó grabadas. Su colaborador Joserra Senperena se ha encargado de la labor musical.

Rafael Berrio, en 2010.
Rafael Berrio, en 2010. (Juan Carlos RUIZ | FOKU)

Fue un 31 de marzo 2020 cuando falleció el compositor, letrista y cantante donostiarra Rafael Berrio García. Había nacido en octubre de 1963 y heredó de su padre la profesión de pintor de brocha gorda y el eco de los boleros que interpretaba con la pequeña guitarra llamada quinto.

Poseía Rafa un innato gusto por la composición e interpretación de canciones, de las que hizo acopio, distribuidas en ocho álbumes y dos mini discos, en grupo o como autor autónomo. Pero cuatro décadas de producción compositiva dieron para muchos más temas grabados que se quedaron sin editar o escondidos en distintos registros. Los músicos y colaboradores del autor, Joserra Senperena y Cheli Lanzagorta han rescatado 47 canciones inéditas, de entre 1984 y 2018, que la compañía Warner Music edita en el doble disco ‘No es para menos’.

La obra sale este viernes, 28 de marzo, a la venta, en el quinto aniversario de su muerte, y será presentada desde las 19.30 horas en la donostiarra Ernest Lluch Kultur Etxea por los mentados coproductores Senperena y Lanzagorta, el literato Harkaitz Cano, que ha supervisado los textos, y el especialista Ricardo Aldarondo, que aporta un escrito a la edición.

Amando la vida

El empuje musiquero del chaval del barrio de Egia se hizo realidad adolescente con el grupo UHF. Eran tiempos de la llamada movida madrileña y el inquieto promotor Santi Ugarte dio la réplica inventándose el ‘Donosti Sound’, con Puskarra, Mogollón y los propios UHF. Estos dos últimos grabaron un mini disco compartido, la cosa no cuajó y UHF se disolvió en 1985.

No fue hasta 1991 que Berrio entró a grabar su primer LP con el grupo Amor a Traición en los estudios Du Manoir de las Landas francesas. Fue una de las varias aventuras del osado Ugarte, quien acabó arruinado y la grabación se perdió. Berrio y colegas lograrían debutar en 1994 con ‘Amor a Traición’ y repetirían en 1997 con ‘Una canción de mala muerte’, pero se disolvieron.
Pasó después por Deriva, con otras dos grabaciones: ‘Planes de fuga’ (1999) y ‘Harresilandia’ (2003). Pero tampoco tuvo eco y se reconvirtió en artista autónomo con dos discos orquestados por Senperena: ‘1971’ (2010) y ‘Diarios’ (2012). El nuevamente rockero ‘Paradoja’ cerró la triada. Su autor colaboró con Mursego (Maite Arroitajauregi) en el proyecto ‘Phantasma’ y recitó en varias actuaciones textos del filósofo Emile Cioran bajo el título ‘Abolir el alma’. Participó también en la película ‘La reconquista’, de Jonás Trueba, interpretando a un padre y cantando ‘La arcadia en flor’, compuesta para el filme.

Rafael Berrio, en 1991, en los Estudios du Manoir. (Isabel AZKARATE)

En 2017 reactualizó junto a Senperena la zarzuela ‘Adiós a la bohemia’, de Pablo Sorozabal y Pío Baroja, que se estrenó en el donostiarra Teatro Victoria Eugenia. En 2019, grabó el disco ‘Niño futuro’ y en octubre dio su último concierto en el Teatro Principal de la capital guipuzcoana. Un año después vio la luz un mini disco póstumo con tres títulos. Creador hasta el final, supervisó desde el hospital la recopilación de sus letras en el libro ‘Absolución. Canciones de Rafael Berrio’, de la editorial La Veleta.

En mayo de 2021 se recordó su trayectoria con varios conciertos y la exposición ‘Yo ya me entiendo. Paradojas de Rafael Berrio’. En octubre de 2022, trece creadores poprockeros participaron en el homenaje ‘La vida que amo’.

Artesanía digital

Con Lanzagorta en tareas de diseño y coordinación, Senperena ha rastreado viejas grabaciones en unas 90 casetes, tres bobinas y ‘cientos de audios’ en una grabadora de mano y un ordenador. De las 84 canciones recuperadas se han salvado 47 inéditas que conforman el doble disco.

El ingeniero de sonido Jonan Ordorika, que trabajó con Berrio en el disco ‘Paradoja’, iba a realizar la masterización, pero falleció en agosto de 2023. Senperena contó entonces con el veterano Jean Phocas para utilizar un software que limpió y homogenizó el sonido de los diferentes soportes.
El planteamiento final dividió la obra en dos partes. ‘Adiós, hola y adiós’, canciones con grupo y acabadas. ‘Cabaret Utopía’, registradas en solitario, a simple guitarra y composiciones ya estructuradas. Otras grabaciones quedaron fuera por mal sonido y diferentes dificultades.

Joserra cree que «Rafa no podía pensar en grabar esas canciones viejas porque componía nuevas y ahora estaría encantado de que vean la luz. Le gustaría también ver las canciones de la última época desnudas porque, sin estudio de grabación ni músicos de por medio, solo en su local, se muestra más libre, puro, salvaje, descubre al Berrio más rockero y en bruto».

Malditismo orquestado

Berrio siguió de joven las nuevas modas, descubrió después el macizo y literario rock de Lou Reed y con el tiempo asumió sonidos guitarreros más de los noventa, siempre con unas originales letras. Pero no pasó del aplauso de la crítica y el seguimiento de algunos cientos de incondicionales. ¿Un artista maldito? Su hermano Iñaki habla de «mala suerte, falsas expectativas, modas que lo eclipsaron…». Pero el propio músico dijo que «llegó el rock radical vasco y nos quitó de en medio».

Rafael Berrio, junto a Joserra Senperena. (Thomas CANET)

Joserra Senperena reflexiona: «No le quitó del medio el rock radical vasco sino el gusto del público que sí aplaudió a Duncan Dhu e incluso a 21 Japonesas o La Dama se Esconde. ¡Y a Itoiz! Triunfaron cosas que no eran ‘radicales’. ¿Por qué no dio el salto? Quizás sus letras no eran las directas del rock y requerían un esfuerzo de quien las escucha. ¿Quién sabe?».

Sorpresivamente, y de la mano de Senperena, Berrio se inclinó en los discos ‘1991’ y ‘Diarios’ hacia el pop orquestado. El cambio nació accidentalmente de la escucha de un disco de Anthony & The Johnsons que contenía pasajes de cuerda. No había presupuesto para orquesta y tiraron de samplers para dar la vuelta a su planteamiento inicial. El disco fue recibido con sobresalientes y repitieron la idea en ‘Diarios’, de nuevo una refinada obra pop. Ambos álbumes ampliaron la respuesta de público.

Gran melodista

Senperena resume los valores creativos de su amigo. Como cantante, «fue un grandísimo melodista. Nadie ha cantado en el rock español en falsete y afinado como lo hace en ‘Prima dona’. En ‘Utopía’ canta y habla como un crooner. Y se atrevió con una zarzuela».

Como compositor, Joserra destaca lo que llama el repertorio B, canciones para otros intérpretes. Algunas para Mikel Erentxun, una para Sole Giménez, de Presuntos Implicados, y encargos que no fructificaron porque no le gustaba el proyecto. Subraya que Berrio era consciente de ser buen compositor, grabó canciones expresas para venderlas y soñó con vivir de los derechos de autor.

Señala que, «al contrario de la mayoría de intérpretes, escribía primero las letras. Como Sabina o Leonard Cohen, no pensaba mucho en la producción. Son gente que mira sobre todo la composición y al grabar no le dan tanta importancia al sonido y los instrumentos».

Iñaki Berrio cuenta que «resulta curioso desde la perspectiva actual que un autor reconocido especialmente por su vertiente poética, tuviera dificultades en sus comienzos para escribir la letra de una canción». Le pedía ayuda a él, que se manejaba ya como cuasi poeta y cronista periodístico. Rafael se declaraba admirador de escritores como Pérez Galdós, y Senperena añade a Pío Baroja, Gil de Biedma o Bioy Casares.

Mano a mano con su hermano o por su cuenta, traspasó los límites temáticos del pop cantando a su juventud, su ciudad, gentes y bares, la familia, el orgullo obrero y de barrio, incluso a la política y lo social, a su filosofía vital, al asombro ante la existencia o a amores y desamores. Con la sordina de su particular sentido de la ironía y provocación, habló también de sexo, sodomía, sado o pedofilia.

Personaje

Rafael amaba pasear por la playa de noche, solo, y en lo social se creó un chulesco alter ego. Senperena piensa que «se curró mucho el personaje, pero fue un bohemio de verdad, en casa con 120 voltios, sin tele ni internet, aunque bajando todos los días a la calle, a los bares, porque necesitaba a la gente».

«Soy un individualista anarquizante a lo Baroja», confesaría quien vivió años en el camping hondarribiarra de Higer, con su perro. Quien fuera chaval moderno confesó su asqueo por el tiempo presente y volvió su mirada al pasado, e incluso el costumbrismo. «Aquella España de mi niñez, sencilla, austera y tranquila, sin tiendas de marca, sin este frenesí... ¡Por mí, volvería a la autarquía!».

Compartió gustos y vivencias en una errante tertulia literaria por el Círculo Riojano, el espacio Kaxilda o el restaurante Tedone, a la que dedicó ‘Mis amigos. Borrachos distinguidos’. «Como diría Poch, soy un rockero aberrante», se definió, recordando a su también particular colega musiquero fallecido en 1998.