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Castillo de Roita, excelente mirador sobre las montañas de Petilla

Castillo de Roita.

La amplia comarca aragonesa de Cinco Villas, situada en los límites orientales de la zona de Zangoza, quedó englobada por el paso injusto de la historia que dividió en dos partes, una norteña y montañosa y la otra llana, situada más al sur, hasta alcanzar los bordes del río Ebro. En esta ocasión estamos hablando de montañas que enlazan con las sierras de Peña y Kaseda por los montes de Sos. Desde las cumbres de esta zona de Cinco Villas se ven próximas las cumbres de la larga sierra de Leire que cierran el horizonte norteño.

A las torres medievales de Roita se puede llegar desde el islote navarro de Petilla, situadas a un escaso kilómetro de sus mugas. Tanto Petilla como Sos, Nabardún, Luesia o Uncastillo están cercadas al oriente por la sierra de Santo Domingo, con alturas que rayan los mil quinientos metros, que establecen los límites de las comarcas del llamado Bajo rio Gállego y el Somontano.

Estos sistemas montañosos se encuentran cubiertos de densos bosques de pino silvestre, donde se entremezclan el roble, quejigo y en raras excepciones el haya, creando un microclima poco lluvioso, frío y seco.

Rico patrimonio arquitectónico histórico

Situadas a medio camino de la antigua ruta que va de Ejea de los Caballeros a los Pirineos se encuentran pequeños pueblos con un rico patrimonio arquitectónico histórico, que tuvieron un gran interés estratégico militar, tal como veremos en esta y en próximas visitas a esta zona un tanto olvidada. En el siglo X, el incipiente Reino de Navarra estableció una línea defensiva contra el poderío musulmán que abarcaría desde la Val de Onsella hasta los límites del Sobrarbe y la Ribagorza, de la que quedan numerosos vestigios, entre ellos de Roita y Nabardun.

Para alcanzar la pequeña cumbre donde se asienta el conjunto defensivo de Roita nos situaremos una vez sobrepasado el pueblo de Nabardun, presidido por una solitaria torre del siglo XIII (en la imagen) prestaremos un poco de atención para situarnos a la altura del km 2, junto a un grupo de corrales conocido por Pardines de Ceñito, donde podemos aparcar el coche. De este lugar el itinerario se inicia por una pista de grava que nos llevará suavemente por las faldas de la montaña. Una vez sobrepasadas las ruinas de un corral, la pista inicia una constante subida que nos llevará, poco después, a entrar en contacto con un denso bosque, poblado de quejigales, carrascales y encinares.

Collado del Campo del Monte

Más arriba la pista realiza varias revueltas para aminorar la pendiente de los flancos de la montaña hasta alcanzar el collado del Campo del Monte, donde daremos paso a un vasto altiplano cubierto de campos de labranza. A la derecha veremos un corral bajo un hermoso roble y en la lejanía, sobre el perfil de las montañas del mediodía, destacan las dos torres del conjunto defensivo de Roita. Tras un llaneo la pista pierde altura, entrando en contacto con el bosque, donde veremos los restos de la casona de Roita. En este tramo veremos las señales del sendero GR 1 (Sos-Petilla)

Nosotros seguiremos por la izquierda bajo el bosque. En un doble desvío, seguiremos por la izquierda y poco después, ante otro desvío, dejaremos a la izquierda una pista que se dirige al collado sur de Roita, jalonado por el sendero GR 1 que conduce a la cercana población navarra de Petilla. Sin dejar la pista principal iremos contorneando la cumbre por la umbría de un barranco, donde la vegetación se torna más variada al sumarse el roble, fresno, junípero, pino silvestre y alguna haya.

Una vez en el exterior del bosque, veremos las torres de Roita y una vez en un collado (866 m.), donde se encuentran las ruinas de un corral, abandonamos la pista que continúa ganando altura. Unas señales blanquirrojas nos introducirán en el sendero que serpentea bajo un robledal hasta situarnos al pie del conjunto defensivo de Roita (912 m.).

Antes de alcanzar la cumbre, a la izquierda, veremos cercanas las cumbres de las sierras de Peña, Alaitz y el solitario Izaga. La larga sierra de Leire, situada al norte como la de Santo Domingo al este, quedan ocultas por la vegetación existente en la cumbre. El regreso lo haremos por el mismo itinerario, con un horario parecido.