16 NOV. 2020 - 00:00h Reservas de surf, para preservar las olas La asociación World Surfing Reserves trabaja para que los mejores spots de surf de todo el mundo sean protegidos. Cualquiera puede pedir que su spot sea nominado con el titulo de «reserva mundial de surf» pero, obviamente, hay que cumplir ciertos requisitos. El programa ‘Reservas Mundiales de Surf’ identifica áreas de surf míticas. Haritz LARRAÑAGA La creación de World Surfing Reserves es una iniciativa de Save The Wave, una organización sin ánimo de lucro que, «en asociación con las comunidades locales, protege los ecosistemas costeros de todo el mundo». El programa ‘World Surfing Reserves’ (Reservas Mundiales de Surf) identifica áreas de surf míticas en todo el planeta para que sean preservadas. Para que un spot de surf se convierta en una reserva mundial, el lugar donde rompe la ola debe cumplir ciertos requisitos y superar todos los criterios de selección que aplica la asociación Save The Wave. Evidentemente, la calidad y consistencia de las olas son criterios importantes, pero no son los únicos requisitos a tener en cuenta, también se valoran los referentes ambientales, históricos, culturales y la capacidad de la comunidad local para apoyar los proyectos. Actualmente, la lista se extiende a diez lugares repartidos por todo el mundo. El prestigioso título de «reserva mundial de surf» es accesible para cualquiera, pero requiere trabajo. Todas las etapas de la aplicación se explican en el sitio web de la organización. De hecho, Save The Wave enfatiza la importancia que tiene el trabajo de la comunidad local y su papel en el desarrollo del plan de acción. Un comité ejecutivo compuesto por cinco miembros permanentes se encarga de analizar las candidaturas, que a continuación serán, o no, validadas por un consejo internacional. De Australia a todo el mundo World Surfing Reserves (WSR) es un programa creado en 2009 que según la organización, «identifica, designa y consagra de manera proactiva las olas internacionales, las zonas de surf y los entornos circundantes, protegiéndolos de la amenaza del desarrollo». Uno de los fundadores del programa, el australiano Brad Farmer, tuvo la idea de proteger los lugares de surf durante la década de 1990, convencido de que esas áreas protegidas deberían ser «lugares de valor ambiental, patrimonial, deportivo y cultural para una nación». En 2005, Farmer se juntó con Andrew Short para fundar la Reserva Nacional de Surf. Después de cuatro años de nombrar lugares de surf de toda Australia, Farmer y Short se asociaron con la ONG Save the Waves Coalition y juntos decidieron crear World Surfing Reserves para que el programa de protección no solo fuera efectivo en Australia, sino en todo el mundo. De ese modo, con el cometido de conservar spots de olas situados en lugares naturales de todo el planeta, World Surfing Reserves se presentó oficialmente en Half Moon Bay, California, tras una mesa redonda en la que participaron surfistas, científicos e incluso renombrados artistas que querían mostrar su apoyo al proyecto. El miembro de la asociación Ocean Revolution Wallace Nichols, quien trabaja incansablemente para que el surf no influya de forma negativa en las culturas locales y el entorno natural donde se encuentran muchas de las mejores olas del mundo, definió de este modo el objetivo final del World Surfing Reserves: «Que en el futuro nuestras mejores olas no estén en las piscinas artificiales». La misión del programa World Surfing Reserves (WSR) es obtener reconocimiento internacional y apoyo para la protección de olas y costas en todo el mundo mediante la creación de una red global de reservas de surf designadas. Los fundadores WSR insisten en que «también se reconocen los beneficios ambientales, sociales, culturales y económicos de las olas». WSR echó a andar con la creación de las Reservas Nacionales de Surf de Australia y ha establecido alianzas con la Asociación Internacional de Surf (ISA) y el Centro de Viajes Responsables de la Universidad de Stanford. WSR también está afiliada a la Surf Conservation Partnership dirigida por Conservation International. Noosa, la última En agosto de 2009, WSR solicitó nominaciones de todas las federaciones nacionales de surf y se designaron más de 150 sitios de 34 países. Hoy en día hay docenas de propuestas de casi todos los continentes del planeta, pero eventualmente WSR planea instalar entre 30 y 40 lugares para surfear en todo el mundo. Aunque los orígenes de la iniciativa mundial se sitúan en Australia, el comienzo del compromiso de las comunidades locales e internacionales para proteger y conservar un sitio empezó en Malibú, el spot de surf mítico por excelencia, tanto por su historia como por la calidad de sus olas y su entorno. El viernes 21 de febrero de 2020, el legendario pointbreak de Noosa se unió oficialmente a la lista de ‘Reservas Mundiales de Surf’, convirtiendose así en la décima reserva natural mundial, y la tercera de Australia. El consejo de administración local colaboró con Save The Waves Coalition para diseñar su plan de acción, que fue bautizado con el nombre de ‘Stewardship Plan’. En el programa se detallan los pasos a dar para la protección del paraje, la mejora de la biodiversidad y la calidad del agua del río Noosa. También hay un apartado dedicado a la reducción del impacto del turismo vinculado al surf. Las diez reservas naturales nominadas hasta la fecha son las siguientes: Malibú y Santa Cruz en California, la costa de Ericeira en Portugal, la playa de Freshwater, la bahía de Noosa y Gold Coast en Australia, la Playa de Huanchaco en Perú, la isla de Todos Santos en Baja California, la playa de Guarda do Embaú en Brasil y la costa de Punta de Lobos en Chile.