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El estudio Mosaico, la gran esperanza para la vacuna contra el sida

La empresa farmacéutica Janssen ha promovido un estudio sobre la eficacia de la vacuna que previene la infección por VIH. A través del ensayo Mosaico, se buscan hombres entre 18 y 60 años que quieran ser voluntarios.

Prueba de detección del VIH. (APOYO POSITIVO)

Durante los últimos meses, encontrar, desarrollar y administrar la vacuna contra la covid-19 ha centrado buena parte de los esfuerzos de la comunidad científica, con un éxito final que se refleja en los datos de contagios. Sin embargo, en octubre de 2019 la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) autorizó un estudio sobre la eficacia de la vacuna para prevenir la infección por VIH-1 entre hombres, para el que ahora se buscan voluntarios.

El estudio, promovido por la empresa farmacéutica Janssen, perteneciente al grupo Johnson & Johnson, busca hombres entre 18 y 60 años que mantengan sexo con otros hombres y que sean VIH negativo para participar en los ensayos. Las pruebas se realizan en distintos hospitales de Barcelona, Córdoba, Madrid y València.

Según explica en su web la asociación Apoyo Positivo, el ensayo consta de dos vacunas diferentes que tratan de activar el sistema inmunológico para la protección frente a la infección. «La primera vacuna consta de dos inyecciones que inoculan un adenovirus modificado genéticamente (no es un virus debilitado), para trasladar al sistema un mosaico de material genético con instrucciones para crear partes del virus», explican, mientras que «la segunda vacuna, compuesta también por dos dosis, contendrá además del adenovirus una segunda inyección con un adyuvante que potenciará el efecto de la primera con el fin de generar una respuesta inmunológica más fuerte».

Este estudio fue aprobado el 15 de octubre de 2019 e inició los ensayos el 18 de febrero de 2020, aunque un mes más tarde, el 18 de marzo, la covid-19 obligó a detener el proyecto. El ensayo se retomó el 1 de junio de 2020. Actualmente, la vacuna de Janssen contra el VIH se encuentra en fase III, a través del ensayo Mosaico. Éste consta de las cuatro dosis necesarias en un periodo de vacunación de 12 meses, al que sigue uno de seguimiento de al menos 18 meses más.

Pero para ello hacen falta voluntarios. Tal como explicó en una entrevista para RTVE el jefe de Enfermedades infecciosas del Hospital Clínico San Carlos de Madrid, Vicente Estrada, en septiembre el Estado español debe tener cubierta la cuota de 250 participantes en el proyecto. Algunos de ellos, como el usuario Juanpanda, ya han anunciado a través de sus cuentas de Twitter que han recibido la primera dosis de la vacuna. «He decidido participar en el estudio Mosaico de Janssen para poder aportar mi granito de arena. Por mí, pero sobre todo por los que ya no están», ha escrito en la red social.

Juan, un hombre sevillano afincado en Madrid, también participa en el estudio. Le han inyectado la primera de las cuatro dosis que requiere el tratamiento; el siguiente pinchazo lo recibirá en octubre y los responsables médicos del estudio le harán un seguimiento durante los dos años que dura la prueba. Él tendrá que ir rellenando un informe sobre los posibles efectos secundarios de la vacuna, como la fiebre o el dolor de cabeza, y tendrá que asistir puntualmente a revisiones médicas hasta recibir las cuatro dosis de la vacuna.

«Soy gay, muchos de mis amigos son gays, y algunos tienen el VIH. Lo he hecho por todos», ha declarado a GARA. Supo del estudio mediante un amigo, se enteró de que hacían falta voluntarios y se puso en contacto con el médico responsable de Mosaico en Madrid.

Los responsables del estudio le aseguraron, como a todos los voluntarios, que es imposible contagiarse de VIH con esta vacuna. «El riesgo de contraer el VIH es cero, porque la vacuna no es el virus muerto ni atenuado, ni nada de eso», señala Juan.

Por ello, anima a todos los que encajen con los requisitos para participar en el estudio Mosaico a que lo hagan, ya que podrían estar colaborando en «algo histórico».

Janssen: «Desafío histórico»

Por su parte, en su página web Janssen reivindica su compromiso por «hacer que el VIH sea historia». A pesar de ser «uno de los mayores desafíos mundiales de salud de nuestro tiempo» (36,7 millones de personas viven con VIH actualmente), la farmacéutica destaca que el desarrollo de la vacuna «podría cambiar el rumbo de la pandemia de VIH».

«Nuestro objetivo final es desarrollar una vacuna preventiva contra el VIH, ya que los expertos coinciden en que esto es necesario para cambiar el rumbo de la pandemia del VIH. Sin embargo, el desafío histórico de encontrar una vacuna contra el VIH requiere una colaboración global: ninguna organización puede hacerlo sola. Janssen ha unido fuerzas con algunas de las organizaciones más importantes del mundo para acelerar el desarrollo de nuestra vacuna preventiva contra el VIH-1», explica.

Situación en Hego Euskal Herria

En el caso de la CAV, los datos de la memoria Plan del SIDA e Infecciones de Transmisión Sexual de 2020 señala que, durante ese año, en Araba, Bizkaia y Gipuzkoa se notificaron 105 nuevos diagnósticos de VIH, de los que el 80% corresponde a hombres, siendo mayoritaria la transmisión en hombres que tienen sexo con otros hombres (54,3%).

La principal novedad de este informe es un descenso del 28% en el diagnóstico de VIH y un 7% en el diagnóstico de infecciones de transmisión sexual respecto al año anterior, atribuible a «la reducción del número de relaciones sexuales de riesgo durante el confinamiento por la pandemia».

En Nafarroa, según datos del Instituto de Salud Pública y Laboral, desde el comienzo de la epidemia de sida hasta diciembre de 2019 se han diagnosticado 2167 infecciones por VIH en población residente en la Comunidad Foral, siendo la mayoría de esos casos correspondientes al final de la década de los 80 y principios de los 90.

En 2019, último año con datos publicados, la tasa se situó en 6,6 casos por 100.000 habitantes. Durante el quinquenio 2015-2019, hubo 201 infecciones diagnosticadas de las cuales «las prácticas de riesgo homosexuales entre hombres fueron el principal mecanismo de transmisión», en concreto el 58% de los casos.

Prudencia

Los integrantes de Sidalava, la comisión Antisida de Araba, son cautelosos con este estudio que ha saltado a los medios de comunicación. «Lo cogemos con mucho interés, pero también con cautela», señala Mikel Resa, sexólogo e integrante del Equipo de Prevención de la asociación.

Advierte de que no sería el primer estudio en fase avanzada que después «no da los resultados esperados».

No esconde, a pesar de ello, la esperanza que le provoca «el hecho de que pueda existir una vacuna preventiva, que busca evitar que personas con VIH negativa se contagien».

Y apostilla: «La vacuna es una herramienta más»: «Sabemos la importancia de la utilización del preservativo,de evitar ciertas prácticas eróticas de riesgo, incluso de la PreP (pre-exposición profilaxis). Ahora mismo los tratamientos anti-retrovirales están consiguiendo que la carga viral sea intetectable y, por lo tanto, el VIH no es transmisible en las personas seropositivas».

Sin vacuna para el estigma

Para Sidalava, sin embargo, es igual de importante erradicar el sida como el estigma hacia las personas con diagnóstico positivo, pues, aunque saliera adelante alguna vacuna, el trabajo de las asociaciones antisida no acabaría ahí.

Sidalava lleva más de 30 años trabajando en este campo y luchando contra la estigmatización de las personas con sida y Resa que se ha conseguido avanzar hacia la «normalización y simplificación del tratamiento» —«hemos pasado de tomar 21 pastillas hace 15 años a tomar una»—, pero recuerda que hasta hace muy poco las personas seropositivas no podían presentarse, por ejemplo, a unas oposiciones.

Lamenta que las personas con diagnóstico positivo llevan la infección de forma muy personal. «Aún hoy en día no es lo mismo decir 'tengo cáncer' o 'tengo sida'. Si tienes cáncer te arropan y te abrazan, si tienes sida... espero que también, pero seguramente hay gente con miedos».

Con vacuna o sin ella, uno de los objetivos principales de Sidalava continuará siendo luchar contra la estigmatización de las personas seropositivas.