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El misterio del virus que causa hepatitis infantiles

Un virus inderterminado parece estar tras la aparición inusual de graves hepatitis infantiles en Europa. La red sanitaria vasca ha recibido un aviso con nuevos protocolos de actuación. Los expertos recomiendan calma, mientras el SARS pierde peso como principal sospechoso.

Martínez-Chantar, en el CIC Biogune. (Aritz LOIOLA | FOKU)

La alerta sanitaria existe, pero afecta a los profesionales y el objetivo principal es recopilar datos para investigar con mayor celeridad. Se están dando casos graves de hepatitis en niños pequeños, principalmente en Reino Unido, pero también en otros países. Estas hepatitis anómalas comenzaron a detectarse en enero pasado, pero es probable que haya algunas anteriores. Aparecerán cuando se estudien en profundidad en las historias clínicas. En eso se está ahora.

Las últimas cifras hablan de más de 80 casos, al menos 74 de ellos se dieron en Reino Unido y tres en el Estado español (el menor de 22 meses y el mayor, de 7 años). La previsión es que el número de casos crezca en próximos días, tanto por la mejor detección de nuevos pacientes como por efecto del rastreo hacia atrás en las historias clínicas recientes.

El origen de esta hepatitis resulta, hoy por hoy, desconocido. El pasado día 13 se envió una circular interna en Osasunbidea (y previsiblemente otra igual en Osakidetza) dando una serie de pautas de actuación para los profesionales. En este documento se indican los síntomas indicativos de esta nueva hepatitis y un protocolo que consiste, principalmente, en recomendar que se aísle en una habitación cuando sea motivo de ingreso hospitalario y que se tomen muestras del caso para llevarlos al Centro Nacional de Microbiología, además –claro– de mantenerse vigilantes sobre la evolución clínica, pues hasta la fecha seis de esos niños han requerido de un trasplante de hígado.

El protocolo recomienda aislar en una habitación cuando sea motivo de ingreso y tomar muestras para el Centro Nacional de Microbiología.

A pesar del origen desconocido el CCAES tiene fundadas sospechas de que se trata de un virus. Parte de la alerta generada responde al temor de que, detrás de estos casos de hepatitis, se encuentre una extraña secuela del coronavirus tras sus últimas mutaciones. No está descartado que pueda ser así, pero desde luego no parece lo más probable. 

Los virus causantes de la hepatitis, descartados

Sí se han eliminado algunas opciones. No se trata de ninguno de los virus que generaban las hepatitis conocidas (A, B, C, D y E), pues las pruebas diganósticas específicas han dado negativo, y tampoco se debe a la vacuna del SARS, pues se sabe fehacientemente que los niños afectados, en su mayoría, no se habían vacunado.

La dispersión de los casos hace presumir también que no se trata de un tóxico concreto pero esa rama de investigación sigue abierta. Y, en último caso, se considera improbable que el causante sea una bacteria, pues los casos cursan sin fiebre, que es algo muy característico de este tipo de infecciones.

Se considera improbable que el causante sea una bacteria, pues los casos cursan sin fiebre.

Se sabe, por otra parte, que el coronavirus sí que es capaz de colonizar el hígado. De hecho, la forma en que el coronavirus entra en el hígado y qué procesos desata esta infección es algo sobre lo que se realizan investigaciones pioneras en Bizkaia. El equipo que lidera Malu Martínez-Chantar publicó en la revista específica más importante del mundo sobre las infecciones hepáticas causadas por el coronavirus ya en noviembre de 2020. Ahora, ultiman un segundo trabajo para ‘Nature’ sobre el progreso de sus experimentos.

Martínez-Chantar, a preguntas de este medio, no puede cerrarse a nada hasta que no se dé formalmente con el causante de estas hepatitis. «Ahora mismo, nada nos está indicando que estas hepatitis estén siendo causadas por el covid», afirma. Que se trata de un virus sigue siendo la pista más fiable, a su entender. De hecho, el resultado positivo de algunos de los niños enfermos para adenovirus, está enfocando las investigaciones hacia esta familia microbiana. Entre los candidatos asoma el adenovirus 41, del que se conoce su capacidad de infectar el hígado, pero por ahora sigue siendo una hipótesis.

Entre los candidatos asoma el adenovirus 41, del que se conoce su capacidad de infectar el hígado.

La científica del CIC Biogune hace un llamamiento a la calma, pues considera que la población tras los años de pandemia se encuentra hipersensibilizada y que la alerta se ha dado para los sanitarios. En este sentido, recuerda que las hepatitis en niños «son habituales», solo que normalmente resultan asintomáticas. En su opinión, la alarma que se ha abierto resulta llamativa y ha sido lo suficientemente relevante como para despertar la alarma del CCAES y los centros de prevención de enfermedades europeo y estadounidense, pero insiste en que han dado directrices únicamente dirigidas a profesionales y que no es un hecho insólito.

El responsable asomará pronto

Según Martínez-Chantar el causante de las hepatitis (ese probable virus) será descubierto pronto, en cuanto se contrasten las serologías de los afectados y se secuencie el patógeno. Preguntada sobre si, en su opinión, de haber sido el coronavirus el causante, debiera haber aparecido ya esa relación, la experta consultada por GARA cree que sí, que el coronavirus ha sido el primer sitio donde se ha mirado, que se diagnostica muy bien ese virus, y que resultaría extraño que no hayan aparecido pistas de una causalidad. «Ya sabes que en ciencia todo puede cambiar de un día para otro, pero lo esperable es que, de haber sido el coronavirus, hubiéramos notado una relación más clara».

«Lo esperable es que, de haber sido el coronavirus, hubiéramos notado una relación más clara»

Asimismo, Martínez-Chantar indica que, hoy por hoy, se sabe muy poco también de los pacientes que han necesitado el trasplante, por lo que es probable que sufrieran algún tipo de patología previa que hiciera. Uno de los tres casos registrados en el Estado español tuvo que recibir un trasplante.

A la espera, pues, de que mediante la secuenciación genética y rastreo de nuevos casos se descubra al causante –y, con suerte, alguna terapia testada que ayude a combatirlo– solo queda repetir los síntomas y el perfil, para que nadie los pase por alto.

La hepatitis se da en menores de 16 años (inclusive) que pueden manifestar orina más oscura de lo normal (coluria), la coloración amarillenta típica de las infecciones hepáticas en piel y uñas (ictericia), fiebre o febrícula, náuseas y dolor abdominal o articuular, picazón fuerte (prurito), así como letargo y pérdida de apetito. Los mismos, en definitiva, que en una hepatitis corriente.