03 JUN. 2022 - 06:10h Cese temporal de la menstruación Xandra Romero En ocasiones, hay mujeres que pierden la menstruación durante un período más o menos largo, sin que le demos nosotras mismas, e incluso algunos médicos y ginecólogos, importancia y, sin embargo, el ciclo menstrual es un signo vital reproductivo y, además, los estrógenos juegan un papel importante en muchos otros tejidos y órganos de todo el cuerpo. A este cese de la función menstrual se le llama amenorrea y puede ocurrir de forma primaria, cuando nunca se han tenido menstruaciones, o secundaria, si ocurre después de haber tenido menstruaciones. La forma más común es la amenorrea hipotalámica funcional (FHA), una amenorrea secundaria que provoca deficiencia de estrógenos en mujeres jóvenes en edad reproductiva. La FHA tiene su origen en una región concreta del cerebro, el hipotálamo, que conecta el sistema nervioso con el sistema endocrino en el que se inician distintas cascadas de hormonas, en las que las primeras activan a las siguientes. En la FHA se suprime la liberación de una hormona en el hipotálamo de manera que no activa a las siguientes y, finalmente, no se producen las hormonas responsables del ciclo menstrual en los ovarios. Esto es causado principalmente por tres factores que pueden darse conjuntamente o por separado: en primer lugar, una alimentación que nos deja con una baja disponibilidad de energía y de nutrientes esenciales y que conlleva a una pérdida intensa de peso, sea cual sea el peso final, es decir, incluso si la persona padece sobrepeso u obesidad. En segundo lugar, la presencia de ejercicio físico excesivamente intenso y, por último, la presencia de trastornos psicológicos así como estrés emocional/físico. Aunque todas estas situaciones pueden causar la FHA, parece que el principal determinante es el estrés a largo plazo y la incapacidad para manejar los efectos del mismo. A pesar de que la FHA es un trastorno muy común, a menudo no se diagnostica y esto puede tener implicaciones graves para la salud de la mujer, ya que la FHA va acompañada de otras muchas alteraciones orgánicas que, además de las propias alteraciones de la función menstrual, afecta gravemente a la salud ósea, a la función cardiovascular, función inmunitaria, función gastrointestinal, metabolismo, sistema hematológico, función endocrina y salud mental, así como al crecimiento y desarrollo en el caso de la adolescencia. Concretamente, esta condición aumenta el riesgo de lesiones por fractura por estrés debido a la desmineralización ósea, cuesta más realizar actividades que impliquen mayor intensidad, fuerza o capacidad de resistencia, ya que a nivel metabólico se altera la utilización de los sustratos energéticos. Por ello se incrementa la pérdida de la masa muscular, con lo que aumenta la fatiga muscular y el estado nutricional deficitario. A nivel emocional, si bien el estrés psicológico puede causar la FHA, esta relación es bidireccional, ya que FHA afecta en gran medida el estado psicológico de las personas afectadas. Las mujeres con FHA tienen puntajes de depresión significativamente más altos, mayor ansiedad y mayor dificultad para lidiar con el estrés diario y es que los estrógenos influyen en muchas áreas del cerebro modulando, en parte, el comportamiento cognitivo y el estado de ánimo. Asimismo, las mujeres amenorreicas generalmente expresan una mayor preocupación por su apariencia física y miedo a aumentar de peso. Finalmente, a pesar de la complejidad de esta condición, la FHA puede revertirse modificando sus causas, sobre todo las relativas al estrés emocional y el estado nutricional. Por ello, es importante acudir a un ginecólogo/a que diagnostique y no minimice el hecho de no tener la menstruación, que descarte otros datos de salud mental y alimentación antes de recetar tratamiento anticonceptivo y, por otro lado, también es crucial que nosotras mismas seamos conscientes y revisemos nuestro estado emocional y nutricional de los últimos meses. Si detectamos que, efectivamente, cualquiera de estas pueden estar detrás de la amenorrea, deberemos buscar además un psicoterapeuta y/o nutricionista que nos ayude a regular ambos aspectos para recuperar la menstruación.