12 JUN. 2023 - 06:40h Entrevista Sergio G. Cruzado y Álex López Promotores musicales «Boga Boga es un festival transversal y quiere romper con el edadismo» Cambios en la capital guipuzcoana en el mundo de los festivales de verano. Desaparece Donostia Festibala y nace Boga Boga, que se celebrará en septiembre. Propone recuperar un espíritu transversal en lo musical, lúdico, urbano y multigeneracional frente a los macroencuentros rockeros cerrados. Sergio G. Cruzado y Alex López en el donostiarra Miramar, uno de los escenarios de Boba Boga Festibala. (Jon URBE | FOKU) Iñaki Zaratiegi Llevaban tiempo coincidiendo en actividades musicales y ahora son socios de aventura organizativa. Sergio Gómez Cruzado (Donostia, 1968) y Alex López Allende (Donostia, 1983) son músicos y programadores. El primero, de la promotora Ginmusica, y el segundo de Dabadaba, sala de conciertos y núcleo de eventos. Sergio tocó el bajo en hasta cinco grupos, y fue cronista musical en varios medios, incluida la clausurada Egin Irratia con el espacio ‘La Cueva’. Trabajó en otras promotoras y en 1998 montó Gin&Tonic Producciones, después devenido Ginmusica. Su dinamismo organizador se ha reflejado en muchas iniciativas festivaleras y como manager de diferentes músicos. Alex es batería, debutó en The Brandy Hips y toca en la formación iruindarra Kokoshca. En 2012 fundó con otros socios la promotora Ayo Silver! y después el activo club Dabadaba, que organiza también actividades paralelas. Del encuentro entre esas sinergias surge Boga Boga Festibala, que tiene cierta continuidad con Kutxa Kultur Festibala, que se celebraba en el Parque de Atracciones de Igeldo y que fue sustituido por el Donostia Festibala del hipódromo de Lasarte-Oria, que asumió la promotora bilbaina Last Tour y que este año no continúa. Boga Boga se celebrará el fin de semana del 8 al 10 de septiembre. Sus nombres más destacados son Julieta Venegas, Belako, La Femme, Pongo, Anari, Panda Bear & Sonic Boom o Joe Crepúsculo. El ‘bosque’ trasero del Palacio Miramar será la cita central del viernes con un cuádruple cartel de pago. El sábado habrá un triple recital femenino en el entorno del museo Txillida Leku. La playa de Ondarreta ofertará conciertos diurnos y gratis de creadores emergentes, completados con un mercadillo. Las jornadas se redondean con la actividad de los clubs Dabadaba, Altxerri, Doka y Le Bukowski, con música electrónica hasta el amanecer. ¿Qué es Boga Boga Festibala? Sergio G. Cruzado.: Más que el concepto de festival en un gran recinto, es una fiesta de música independiente, que se distribuye por la ciudad, con actuaciones gratuitas y conciertos especiales de pago, no masivos y de aforo limitado. Intenta retomar un espíritu más cercano, para todos los públicos e integrado en la ciudad, en un fin de semana muy donostiarra, con Euskal Jaiak y la final del campeonato de regatas. El programa es plural: se habla de pop, electrónica, punk, cumbia rebajada, corridos tumbados y hasta trap. Alex López: Refleja los constantes cambios musicales que se están dando. Por ejemplo, se ha diluido mucho la idea del trap y hay músicas urbanas muy atravesadas por el pop. En el cartel de Ondarreta, por ejemplo, Hofe y Brava es música urbana, pero muy pop. Los chavales lo hacen ahora todo a la vez. La cita con Anari y Julieta Venegas y el propio escenario del museo Txillida parecen apuntar a un público más adulto que el de Ondarreta, Miramar o los clubs. «Por Europa hay muchos eventos de día al aire libre, un concepto más natural que en recintos cerrados y con entrada» S.G.C.: Construimos una noche alrededor de Julieta Venegas, con Anari y Verde Prato. Vienen de ámbitos un tanto diferentes, pero con una actitud muy independiente. Es cierto que es la propuesta más “adulta” y en el recinto más serio del festival. Esa mezcla de públicos y espacios, ¿quiere romper con la filosofía excluyente de eventos escorados bien hacia asistencias muy jóvenes o hacia gente más adulta? A.L.: Boga Boga es un festival con un cartel transversal en lo musical y para todas las edades, y quiere romper una lanza contra el edadismo. La lógica de la cultura popular que defiende algo así como el valor supremo de la juventud y la novedad es ridícula. Se penaliza a artistas de mucha trayectoria precisamente por tener esa trayectoria. No hemos dedicado ni un segundo a pensar en la edad del público. ¿La africana Pongo puede ser la sorpresa mayor del programa? A.L.: Seguramente, porque es poco conocida aquí y arrolla en concierto. Tengo un colega que la vio el año pasado y me dijo que en escena es de locos. ¿La geografía donostiarra es particularmente aprovechable para eventos urbanos? S.G.C.: Yo tengo casi una enfermedad porque es mi ciudad y cuando paseo veo posibles escenarios por todos los lados. Supongo que si viviera en Bilbao o Gasteiz me pasaría igual. A.L.: Se puede aprovechar cualquier sitio, aunque siempre habrá una parte de la población que se sentirá incómoda. Otras ciudades europeas lo hacen de modo más natural. Suceden las cosas y se intenta que sea sostenible, que no moleste demasiado. (Jon URBE | FOKU) S.G.C.: Por Europa hay muchos eventos de día al aire libre, un concepto más natural que en recintos cerrados y con entrada. No hay que tener tantos miedos, se pueden hacer conciertos bonitos en cualquier sitio y tratar de sorprender a la gente. Hay que mirar siempre al futuro. Azkena y BBK Live son los grandes festivales vascos de iniciativa privada y en el panorama estatal se vive una eclosión. Algunos análisis hablan de burbuja. A.L.: Tras la pandemia todo el mundo organiza macrofestivales, pero no es una burbuja, sino hegemonía y hasta tsunami. Lo interesante es que puedan convivir con otras realidades. En Dabadaba nos sentimos afortunados porque conseguimos que haya vida todo el año, pero en otros lugares los grandes eventos arrasan con el tejido local. Hay análisis que denuncian el negocio festivalero privado-público y hasta libros que analizan el sector como macroindustria abusiva de monopolio, turistificación, explotación laboral... A.L.: Es el triunfo del festival, impuesto como paradigma cultural y de ocio. La clave de bóveda y elemento indispensable de una industria musical global. Todos los grupos queremos tocar ahí porque pagan bien y tienes público. El circuito ansiado por quien empieza y donde hace dinero quien está consolidado. Hoy es más fácil imaginar el fin de la industria musical que el del negocio de los megafestivales. Pero también hay muchos pequeños, los ‘festivales boutique’ que cuidan la música con una parte de la programación diurna y gratuita. El analista Nando Cruz habla de «sanferminización» de los festivales, un sitio al que ir no siempre con la música como razón principal y que acaba expulsando a melómanos. S.G.C.: No hay más que ver esos aburridos ‘after movies’ ralentizados de todo el mundo botando alegre. Lejos de ser una propuesta artística propia, en realidad son todos iguales. El modelo ‘Viva la vida’ de Coldplay, cinco noches seguidas en Barcelona. «Hoy es más fácil imaginar el fin de la industria musical que el del negocio de los megafestivales» Con o sin festivales, el panorama creativo va seguir moviéndose. ¿Nombres de la promotora Ginmusica, como Belako o Izaro, o sonidos «urbanos» tipo Chill Mafia prueban la buena salud de la música popular vasca? A.L.: Después de la pandemia hay mucha más juventud haciendo cosas. Chill Mafia es un grupo tractor y a su alrededor han florecido muchas cosas, algunas están en nuestro festival. Un ejemplo: Tatxers. Unos chavales parece que surgidos de la nada que suenan a mil influencias y que mueven a bastante gente. Acaban de llenar la sala Doka. S.G.C.: Hay una generación que nace de la crisis, con una inquietud creativa más potente que su resultado social. Sin las expectativas de las anteriores generaciones por buscar el pelotazo, con más control de su trayectoria, decidiendo dónde tocan y que hasta son difíciles de contratar. ¿Opinan que la existencia de las redes ha asentado esa actitud autónoma? S.G.C.: Claro, no necesitas discográfica, medios de comunicación, pleitesías… Esperemos que manager sí...A.L.: Venimos de años de establishment y hay una reacción. Hay grupos a los que si les propusiéramos tocar en el Boga Boga nos podrían decir que pasan de nuestro rollo playero. Quizás en un tiempo su carrera sea pasto del establishment y surjan otros que les cuestionen. Pura dialéctica, siempre habrá un movimiento de acción-reacción, hasta que el cambio climático nos arrase.