16 JUN. 2023 - 22:00h «Cortar y pegar genes», la vía más fácil para el trasplante de órganos animales a humanos El principal problema de trasplantes entre animales y humanos era que el cuerpo humano lo rechazaba automáticamente. Sin embargo, se siguió investigando y ahora las nuevas técnicas permiten cambiar los genes. De momento, solo está disponible en ámbitos privados de EEUU. Una tecnología permitirá trasplantar órganos de cerdos y primates a humanos. (GETTY IMAGES) Eva Ruiz (Efe) La existencia de herramientas que permiten «copiar y pegar genes como si fueran un texto» abre camino a la que puede ser «la vía más fácil» para avanzar en el trasplante de órganos de animales a humanos, una opción que puede marcar el futuro de este campo. Este tipo de técnica, llamada ‘xenotrasplante’, podría estar disponible en la práctica clínica a lo largo de la próxima década, tal y como se ha puesto de manifiesto en el reciente congreso que la Sociedad andaluza de Trasplante de Órganos y Tejidos (SATOT) ha celebrado en Sevilla. Su presidente y jefe de sección de la Unidad de Trasplante Renal y Páncreas del Hospital Universitario Reina Sofía de Córdoba, el doctor Alberto Rodríguez-Benot, ha explicado que ya existen esas herramientas que «permiten cortar trozos que no gustan y poner otros nuevos que sí se quiere que estén». «Si tenemos un cerdo y en su órgano expresa algo que mi cuerpo va a considerar dañino o lo va a lesionar, lo quito para que cuando me implanten ese órgano yo no lo rechace y no lo considere como extraño», pone como ejemplo. Cerdos y primates, los más parecidos a los humanos Durante este congreso se ha abordado la ponencia del doctor Robert A. Montgomery, cirujano estadounidense que ha explicado cómo realizó en 2021 el primer trasplante de riñón a un ser humano procedente de un cerdo, el animal que, junto a los primates, resulta más parecido al humano en el diseño de sus órganos vitales. Rodríguez-Benot indica que el principal problema al utilizar el xenotrasplante es «una barrera inmunológica muy importante» que separa a ambas especies. «Al recibir cualquier tejido animal, el cuerpo humano lo rechazaba de forma inmediata», algo que se detectó desde los primeros programas experimentales, precisa el doctor. A pesar de ello, «no se abandonó nunca la idea» y lo que se ha hecho es «evolucionar en las herramientas disponibles», hasta que hoy nuevas técnicas como la biología celular y molecular permiten «copiar y pegar genes como si fueran un texto». «Al fin y al cabo son una serie de bases y unidades que están una detrás de la otra», detalla el doctor, que añade que hay casos en los que «se han llegado a quitar seis genes y poner otros cuatro nuevos para hacer el órgano lo más parecido al humano y que una vez implantado no se rechace y sea funcional». Donantes cada vez más mayores Esta puede ser, a su juicio, «la vía más fácil de avanzar en un futuro en el trasplante», aun con el límite de la disponibilidad de este tipo de órganos, que «está bajo la dependencia de ciertas empresas» que hasta el momento solo existen en Estados Unidos y que «son privadas y no un sistema público de investigación». Rodríguez-Benot resalta la importancia de estos avances en un momento en el que el perfil del donante ha cambiado, ya que se ha pasado de ser una persona joven fallecida de manera fortuita –habitualmente en un accidente de tráfico– a personas de unos 60 años que mueren por un problema cardiovascular. «La gente joven que necesita un órgano tiene cada vez menos donantes», afirma el presidente de SATOT, que recuerda que «donante y receptor deben guardar el mayor parecido posible» y subraya que esto crea «una necesidad de órganos muy difícil de suplir, porque sin donantes no hay trasplante». Recuerda que todavía existe una negativa familiar a la donación de un 15% en el conjunto del país, algo que atribuye a «un falso concepto de no querer que se toque a la persona que fallece» y una tasa «relativamente baja», aunque el objetivo y «principal reto» sea que ese porcentaje se acerque al 0%. Más campañas de visibilización Apuesta por ello por hacer visible que «el donar genera vida y esperanzas» en personas que están condenadas por una enfermedad crónica irreversible y «tienen que vivir unidos a una máquina de diálisis o a una bombona de oxígeno», con las que se puede conseguir «que mejore su calidad de vida». Rodríguez-Benot ha resaltado, no obstante, que el Estado español es líder en la donación de órganos de pacientes fallecidos y añade que cada vez están ganando más terreno los donantes «en asistolia», con un 40% de los del último año. Se trata de personas a las que, estando en un hospital, se les para el corazón y fallecen, por lo que sus órganos dejan de recibir sangre y oxígeno. Para la correcta extracción de los mismos se les coloca una máquina, llamada ECMO (Oxigenación por Membrana Extracorpórea, por sus siglas en inglés), que hace la función de «corazón artificial». «Esto ha permitido aumentar la tasa de trasplantes en nuestro país en los últimos años, ya que, anteriormente, estas personas no eran candidatas a ser donantes», explica el doctor, que destaca que Andalucía está a la vanguardia del Estado, con 49 donantes por cada millón de habitantes frente a los 46 nacionales.