GAIAK

Aceptar la comida de forma incondicional

La relación que mantiene cada persona con la comida es algo que cambia a lo largo de la vida, con creencias negativas hacia algunos alimentos por su efecto en la «estética» de cada uno. Es por ello que darse «permiso» incondicional para comer puede satisfacer necesidades físicas y emocionales.


En un contexto como en el que vivimos, aceptarnos y aceptar la comida de forma incondicional resulta casi imposible para muchos adultos y, cada vez más, para adolescentes y niños. Y esto es porque, desde que empezamos a interactuar con esta sociedad, desde edades muy tempranas, estamos expuestos a una vivencia de que algunos alimentos o grupos de ellos tienen cierto efecto negativo sobre nuestro cuerpo ‘estético’.

Así, los problemas a veces pueden aparecer en forma de ansiedad por la comida o por comer, entre otras dificultades, señales todas ellas, de que se lleva demasiado tiempo sin atender las necesidades corporales y mentales adecuadamente.

La solución definitiva es volver a entender la comida como cuando éramos bebés, y darse permiso incondicional para comer. Y es que, precisamente, está comprobado que, cuando somos pequeños y nacemos con la capacidad innata de comer incondicionalmente, son los comportamientos alimentarios de los padres los que afectan (para bien o para mal) nuestros estilos de alimentación y esto, a su vez, afecta a las trayectorias de crecimiento infantil, así como a la capacidad de los futuros adultos para autorregular la ingesta alimentaria.

Y es que, como la mayoría, los hábitos y costumbres se aprenden en casa y en la infancia, aunque a lo largo de la vida, como en otras cuestiones, existen ‘ventanas’ en las que tenemos oportunidad de cambiar el rumbo de algo que no va como debería.

Una de estas ventanas es tratar de volver a darse ‘permiso incondicional de comer’, que no es más que dar total libertad (también mental) para comer los alimentos que apetecen en cada momento y en las cantidades necesarias para satisfacer las necesidades físicas y emocionales. Y no, no nos confundamos, no es comer sin parar.

Para lograrlo, dos de los aspectos más básicos son, en primer lugar, dejar de clasificar la comida en aceptable y no aceptable y, en segundo lugar, comer cuando necesitemos y nos apetezca, independientemente de que hayamos comido o no hace un rato, porque comemos por hambre (necesidad física), pero también por otras cuestiones (otro tipo de necesidades igualmente importantes).

En definitiva, se trata de no necesitar ganarse la comida, algo demasiado extendido, por desgracia. Para lograrlo, es imprescindible buscar recursos o profesionales basados en el concepto de comer intuitivamente que, como ya hemos avanzado anteriormente, parece tratarse del nuevo paradigma de salud.