GAIAK
Entrevista
Cándido Gálvez
Cantante y guitarrista de Viva Belgrado

«He vivido en una lucha constante por intentar domar la creatividad»

Un nuevo disco de Viva Belgrado en el mercado supone una nueva cicatriz en nuestras emociones. El cuarteto cordobés publicó ‘Cancionero de los cielos’ a mediados de enero y arrancó una larga gira por buena parte de Europa. La banda llegará este sábado, 4 de mayo, a Bonberenea de Tolosa.

Componentes de Viva Belgrado. (Pablo Alzaga)

‘Cancionero de los cielos’ es la cuarta referencia larga de estudio de Viva Belgrado, cuarteto cordobés impulsor del screamo y del post-hardcore en el Estado español durante los últimos diez años. Amante de la música y de nuestra escena en particular, ha procesado su amor por Berri Txarrak o Sara Zozaya, quien colabora en este trabajo, y son una influencia activa para bandas como Bananas, Dena, Etxekalte, Habi, Víbora o Arima.

En esta nueva colección de canciones, la banda sigue ahondando en las dificultades para sobrevivir y las frustraciones inherentes a la actual industria musical. Sin embargo, lo hace desafiante y piensa aprovechar todas las oportunidades que le cerró la pandemia cuando publicó su anterior trabajo, ‘Bellavista’.

Hace cuatro años de la anterior entrevista. Fue cuando el mundo estaba paralizado y viviendo una pesadilla. ¿Ha cambiado Viva Belgrado en todo este tiempo?

Aunque a nivel interno seguimos funcionando de una forma similar y seguimos teniendo un trabajo al margen de la banda, Pedro, el guitarrista con el que fundé el grupo, ya no está en Viva Belgrado. Ha supuesto un cambio importante y nos ha generado muchas dudas, miedos e inseguridades porque desconocíamos cuál iba a ser el resultado sin su participación, ya que era una parte importante de la composición a nivel instrumental. Una vez superado el proceso, creo que nos ha dado confianza y que ahora nos vemos capaces de superar más cosas. Nuestro actual guitarrista es Jaime y ha encajado muy bien. Su juventud nos aporta cierta dosis de ilusión y esto es muy importante para Viva Belgrado.

Déjeme que sigamos por su anterior disco. ¿Eran las expectativas uno de los temas centrales de ‘Bellavista’?

Sí. Totalmente. Más bien cabría decir que era un disco sobre las expectativas no cumplidas.

¿Cumplió ‘Bellavista’ las expectativas que pusieron en él?

Poco se pudo cumplir, ya que la pandemia supuso un bache que paralizó o ralentizó todo y tuvimos que replanificarlo todo sobre la marcha. Entre nuestros objetivos estaba dedicarnos a la banda en cuerpo y alma prescindiendo de otros trabajos. Teníamos una gira muy ambiciosa de unos 50 conciertos por once o doce países. Estábamos dispuestos a hacer cosas que hasta entonces no nos habíamos atrevido. Como, en líneas generales, abrirnos un poco más. Pero ocurre que es un disco que no pudimos defender en directo hasta más de un año después de su lanzamiento. Es cierto que pese a ser publicado en pandemia, funcionó bastante bien y fue recibido positivamente por la prensa musical.

«Entre nuestros objetivos estaba dedicarnos a la banda en cuerpo y alma prescindiendo de otros trabajos»

¿Es posible que con ‘Bellavista’ se comenzase un camino o una aventura y que con ‘Cancionero de los cielos’ se esté alargando ese camino o se siga caminando en la misma dirección?

Si te refieres a la inquietud por abrirnos a nuevos estilos y despojarnos un poco del ejercicio de estilo del post hardcore, creo que empezó a hacerse más tangible con ‘Bellavista’, pero que es algo que siempre hemos llevado dentro de nosotros. Está claro que nos hemos hecho fuertes y nos hemos reconocido muy bien en todo el rollo del screamo y del post-hardcore, pero siempre hemos sido una banda que, comparado con lo que ha sido el cliché del género, siempre hemos intentado diferenciarnos. A nivel estético con ejemplos como la portada de ‘Flores, carne’, que ahora no lo parecerá pero que en su día rompía con la estética del género. En ‘Ulises’ ya había canciones que se salían bastante de este rollo. Y ya con ‘Bellavista’, como apuntas, todo se hace más visible. Creo que es una evolución inevitable para nosotros. No veo una vuelta atrás. 

A nivel musical, de acuerdo. ¿Y a nivel organizativo, como banda que quiere crecer y que quiere llegar a más gente?

Te mentiría si te dijera que en Viva Belgrado no ha existido siempre una ambición por intentar hacer las cosas lo mejor posible y por llegar algún día a dedicarnos solo a la música. Viva Belgrado siempre había vivido enfrentada a una industria. Sentíamos que todo lo que oliese a industria podía corromper nuestro proyecto y nos hacía sentir muy incómodos. Con ‘Bellavista’ es cierto que empezamos a tomar las cosas de la industria que más nos interesaban y a usarlas a nuestro favor sin perder la identidad de la banda. Reconocimos que la actividad que hacemos se rige dentro de unos términos, dentro de un contexto y dentro de una industria que posee ciertas herramientas de las que nos podemos beneficiar.

¿Han pisado el acelerador también a nivel de promoción?

Sí y, sobre todo, pese a tener dudas sobre qué hacer y qué no hacer, la seguridad nos la ha dado saber que las decisiones eran nuestras y que todo se ha hecho con recursos de la banda, basándonos en estrategias propias y aprendiendo de la prueba y el error. No ha habido ninguna fuerza externa, agencia o discográfica, diciéndonos cómo tenían que ser las cosas.

Vimos hasta carteles gigantes en el metro de Madrid. Como si fuera Londres.

Daba un poco de morbo hacerlo porque nos veíamos muy lejos de eso. Parecía algo fuera del alance de Viva Belgrado.

Con todo lo apostado, ¿se nota una mejora en la respuesta?

Definitivamente, la promoción funciona. Aunque estas cosas sean difíciles de evaluar, de saber cuánto han mejorado tus ventas por haber puesto anuncios en el metro de Madrid, sí que nos hemos dado cuenta de cuánto dejamos de ganar con ‘Bellavista’. Más que nada porque no pudimos llevar adelante todos aquellos planes.

¿No le resulta curioso o paradójico que Viva Belgrado esté intentando abrirse al mundo contando lo mucho que le cuesta hacerlo?

Como letrista intento hablar solo de lo que conozco y siento de primera mano. Supongo que resulta inevitable. En ‘Bellavista’ había una frase que decía: ‘exhibicionismo emocional como carrera’. Es un poco eso, jugar a exhibir lo que sientes y contarlo así. Así que sí, entiendo que digas que es paradójico porque sin duda lo es.

La cuestión es que cuando otros grupos han intentado dar un giro a sus carreras y abrirse a más posibilidades, han cambiado las temáticas de sus letras y las estructuras de sus canciones se han simplificado. Pero en Viva Belgrado no parece que termine de ocurrir eso.

Lo que sí tengo que aclarar es que nosotros cuando creamos una canción más popera o melódica no lo hacemos pensando en el alcance que pueda tener. A nosotros lo que nos mueve es el ejercicio estético y sentir que nos gusta y que nos sentimos seguros llevándolo a cabo. Los sencillos se escogen al final, cuando ves el resultado. No los prefabricamos. Quiero pensar que, aunque una canción sea más accesible, está creada mediante un proceso honesto.

(Nishimaki TAICHI)

Aunque las expectativas estén presentes ya no son el tema central de ‘Cancionero de los cielos’. ¿Otra vez un solo concepto o en esta ocasión es un conjunto?

Quizá este sea el disco en el que se hablen de más temas diferentes a la vez. De hecho, el concepto de guiarlo todo a través del cielo, pero de una forma metafórica, nos gustaba mucho porque permitía darle cabida a muchos temas a la vez, ya que era un concepto muy plástico y elástico. También es cierto que han pasado cuatro años y he tenido tiempo de trabajar mucho en las letras y de hablar de cosas diferentes. Quiero pensar que según nos hacemos mayores también nos hacemos mejores haciendo canciones. Y eso te da cierta seguridad para llegar a diferentes temas y de sentirte satisfecho con ello. Estas canciones no las hice hace unos años no porque no quisiera sino porque no era capaz. 

Parecen, no ya solo autocríticos, si no también críticos con otros. Eso parece una novedad.

Puede que en ‘Bellavista’ ya hubiese algún toque así y creo que está relacionado con lo que te acabo de contestar en la anterior pregunta. Es una seguridad que adquieres con la edad y con el rodaje. Con 33 años y después de tres discos me siento más seguro a la hora de hablar de algunas cosas y ya no tengo el miedo a ser juzgado que tenía hace diez años.

«Con ‘Bellavista’ es cierto que empezamos a tomar las cosas de la industria que más nos interesaban y a usarlas a nuestro favor sin perder la identidad de la banda»

En ocasiones, como en ‘Vernissagge’ y ‘Gemini’, resulta complicado saber si está hablando de sí mismo o de las actitudes de otros.

Resulta curioso porque creo que en ‘Gemini’ queda claro que me autoanalizo, pero es cierto que me ha llegado por diferentes fuentes que el público no lo ha tenido claro. Incluso he leído que decían que estaba hablando de la escena cordobesa cuando para nada era así. Llevé la letra de ‘Gemini’ al local y, después de analizarla, porque sí que es una letra complicada, todos nos sentimos cómodos y seguimos adelante con ella. De todos modos, todas esas neurosis son reales y ocurren dentro de todas las bandas.

Una vez me confesó que la tristeza, o la pena, le ayudaba a escribir. Aquí hasta le dedica una canción.

Durante el proceso de composición de este disco he pasado por diferentes momentos. En el arranque, justo después de ‘Bellavista’, yo estaba estudiando. Luego empecé a trabajar y a vivir con mi pareja. Ahí tuve que cambiar la forma en la que componía, porque ya no vivía solo y ya no tenía todo el tiempo para perderme en mis canciones y, por decirlo de alguna manera, no me podía permitir estar triste todo el rato y explotarlo. Sigo sintiendo que ese estado de aflicción hace que letras e ideas afloren de otra forma. Por algún motivo el cerebro funciona de otra manera. Así que en esta última etapa he vivido en una lucha constante por intentar domar la creatividad y domar ese estado durante estos años en los que he escrito el disco. Ahora es más complicado porque solo tengo unas cuantas horas al día, tengo que compartir el espacio con otra persona y con la canción de ‘Nana de la Luna pena’ lo que me apetecía era exponer que es solo un mito y que la creatividad es un trabajo que puedes aprender a domar y que puedes ser productivo sin estar expuesto.

Y, encima, colabora Sara Zozaya.

Para nosotros era quitarnos una espinita porque teníamos desarrollado el concepto e incluso algunas demos para que el segundo volumen de ‘Paralelos/Meridianos’ lo hiciéramos con Sara. Pero con una mezcla de pena y rabia y por un problema nuestro con el calendario lo tuvimos que aparcar. A Sara la conocemos diría que desde 2017 en un Jazzpana, nos admiramos mutuamente, a mí me gusta mucho lo que hace y en cierto modo la hemos visto crecer, porque cuando la conocimos todavía no había publicado música. Nos hacía mucha ilusión y creíamos que encajaba perfectamente en el concepto de la canción.

Nunca nos había gustado el tema de las colaboraciones, porque a veces parece que están un poco impostadas y parece que se hacen para acercarse al público de quien colabora pero, en este caso, queríamos que fuesen una parte indisoluble de la canción y no un añadido. Así que a la canción le hacía falta una voz femenina con un tono precioso y solemne que hiciera un poco el juego de las sirenas en ‘La Odisea’, que te engañan con la belleza de sus cantos. Esa era la idea.

Componer esas canciones sobre estar triste o sobre la propia tristeza, retroalimentarse cantándolas cada noche. ¿Encuentra opciones de escapar de ese bucle?

Cuando me subo al escenario e interpreto una canción no revivo lo que canto. Después de repetirlas tantas veces creas una especie de desapego, aunque sí que según tu estado de ánimo algunas canciones pueden afectarte de forma diferente. Pero en general no existe un problema o un bucle en el que caer ya que me centro en la parte interpretativa. Más en que la guitarra suene bien, porque la letra es algo que tengo totalmente interiorizado.

«Cuando me subo al escenario e interpreto una canción no revivo lo que canto. Después de repetirlas tantas veces creas una especie de desapego»

La de Sara no es la única conexión con nuestro país, ni la única colaboración. En ‘Jupiter and beyond the infinite’ aparece Erik Urano que nombra a Oteiza. ¿De qué habla exactamente el tema?

Es una canción con una letra menos tangible que la mayoría del disco. Hemos vuelto un poco a un ejercicio de nuestros principios en el que creamos una especie de collage expresionista que puede tener múltiples significados. Aquí hay varias cosas que confluyen. Hablamos de la espiritualidad. Desde siempre he sido un ateo convencido y una persona muy racional, pero digamos que desde hace dos o tres años a esta parte, algo relacionado con la práctica del yoga, empezaron a venirme sensaciones que nunca había tenido. Como una especie de urgencia espiritual que no había tenido hasta este momento. 

Entiendo que otro elemento sería la creación. La cultura. El proceso creativo.

Cierto. Hay referencias a Aivazovski o al cuadrado de Malévich y, como has dicho, Erik nombra a Oteiza. Conozco a una persona que nació en Moscú y cuando estuve allí visitándola fuimos a una galería que tiene una de las copias del cuadrado de Malévich que existe y yo ni siquiera sabía quién era. Luego estuve profundizando un poco en todo lo que significaba y acabé plasmando las frases y los pensamientos que me surgían en todo el proceso.

¿Se considera más pesimista u optimista?

Creo que soy una persona cándidamente optimista. Ilusamente optimista.

¿Le crea pereza o aversión tener que poner en marcha la rueda creativa cada vez que tiene que afrontar un disco?

Depende de la época. Puede haber un día que no me apetezca coger la guitarra. Pero la verdad es que no me cuesta o me cuesta muy poco. Me vengo arriba muy rápido y no puedo parar. Estoy muy enganchado. Igual que hay gente a la que le gustan los videojuegos o el deporte, a mí me flipa esto. Si escucho una canción estoy dándole vueltas a qué le puedo robar a esa canción para hacerlo con Viva Belgrado. Si escucho una letra o leo un poema o una novela y descubro un concepto que me gusta busco la forma de beneficiarme de ello. Como te digo, no soy capaz de no hacerlo. Estoy enganchado.

¿Hay alguna parte del proceso que le guste menos?

Te diría que no. Que me gusta todo. Que me gusta mucho. Quizá el ensayo, al ser repetitivo, pueda ser cansado. Pero el resto me encanta. Incluso la promoción que antes me creaba cierta aversión ahora lo veo de otra forma e incluso la disfruto. 

Una curiosidad. ¿Cómo se siente cuando lee un artículo sobre usted? ¿Alguna vez acertamos los medios cuando tratamos de confeccionar libros de instrucciones para ayudar a entender el arte de otros?

Siempre depende de la persona que lo haga. Hay ocasiones en las que me he sorprendido mucho. Pero, en general, y sin ánimo de parecer desagradecido porque el hecho de que alguien te preste atención y escriba sobre tu disco es un gesto que agradecer, tengo la sensación de que el nivel ha bajado considerablemente. Y cuando te encuentras con alguien que de verdad sientes que entiende a la banda, ha hecho su investigación, sabe de lo que está hablando y que notas un interés genuino, es flipante. Es algo muy emocionante.