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IRUDITAN

Escala en La Goulette


Estos tunecinos conducen sus camellos por el puerto de La Goulette (en árabe: حلق الوادي, Halq al Wadi) para dar la bienvenida al primer crucero procedente de Europa, que ha atracado en el muelle africano con más de 800 viajeros a bordo. Los trasatlánticos vuelven a surcar sus aguas tras el parón registrado en 2019 a causa de la pandemia del covid-19 y desde abril hasta octubre de este año camparán a sus anchas como parte de su itinerario por el Mediterráneo. Tunez espera recibir un total de 44 cruceros durante 2022, recordando que en 2010 acudieron un millón de turistas que llegaron en esos “hoteles-barcos” para recorrer deprisa y corriendo ese puerto pesquero muy activo con fama de tener algunos de los mejores restaurantes de marisco del país. Después, las cifras bajaron. Los atentados yihadistas de 2015 en establecimientos hoteleros y posteriormente el covid, cuando el turismo en general ocupaba entre el 12 % y el 14 % de su Producto Interior Bruto (PIB), anularon escalas y reservas. Los cruceros son muy contaminantes porque se mueven a base de fuelóleo, un combustible barato y tremendamente sucio, pero además generan enormes cantidades de residuos procedentes de inodoros, lavabos, duchas y cocinas. Venecia emprendió una campaña contra ellos y parece ir ganando. Más cerca, el ferry que cubre la ruta regular entre el puerto inglés de Portsmouth y el de Bilbo se ha pasado al método de propulsión a gas natural licuado, más ecologista.