IKER FIDALGO ALDAY
PANORAMIKA

Testigo

El proceso globalizador se da como confluencia de varios caminos. Desde los primeros procesos colonizadores, la fluidez en el intercambio de capitales o el desarrollo de los sistemas de transporte e información, las maneras de entender el mundo varían hasta un presente que nunca acaba de definirse. La cultura, en general, y el arte, en particular, han sido siempre testigos de cada nueva forma de vida. La manera de relatar, imaginar y compartir acompaña el devenir de las sociedades y se acomoda en la complejidad de cada momento. Como un elemento imprescindible para la definición de una identidad propia, es capaz de asumir un papel protagonista en la composición de su propio contexto.

Por todo lo anterior, la exposición que propone el espacio Kutxa Kultur dentro del edificio de Tabakalera de Donostia hasta el próximo domingo, se presenta como una visita indispensable en estos primeros meses de 2017. La prolífica obra de Alberto Schommer (Gasteiz 1928, Donostia 2015) lo convierte en uno de los creadores más relevantes de nuestro tiempo. Las piezas que componen “Alberto Schommer... hacia la modernidad” abarcan una parte muy relevante de su producción, capaz de ofrecer al visitante una visión de sus múltiples facetas creativas. Aunque son varias las series que pueblan las paredes del espacio, cabría hacer una diferenciación en tres grandes ámbitos. Un primer grupo en el que aparecen imágenes de su Gasteiz natal, así como su relación –ya en Madrid– con el grupo ZAJ y su posterior vínculo con el grupo Orain. Un segundo nivel que podríamos dedicar a la serie de retratos bautizada como “Máscaras” iniciada en 1985, en el que la luz cenital de los rostros eleva a un rango pictórico la emulsión fotográfica. Por último, el terreno de experimentación formal en el que la bidimensionalidad trasciende a otros espacios de expresión para convivir con presencias materiales tales como el vidrio o el metacrilato.

En el año 2009, Fiona Tan (Indonesia, 1966) presentó en el Pabellón de Holanda de la 53ª Bienal de Venecia la videoinstalación “Disorient”. Dos pantallas enfrentadas en el espacio expositivo provocan que la narración que en ellas se cuenta pudiera inducir una aparente desorientación de nuestra atención. Sin embargo, ambas conectan un relato en torno a la idea que Occidente es capaz de imaginar y construir sobre Oriente. A través del relato susurrado del Libro de las Maravillas de Marco Polo de 1298, la ciudad de Venecia como eje estratégico de comercio con Asia, e imágenes contemporáneas de fábricas, pobreza, explotación y revueltas en China, Afganistán e Iraq, la pieza incide radicalmente en la construcción del imaginario cultural y la diferenciación identitaria. El museo Guggenheim de Bilbo acoge hasta el 19 de marzo lo que supone la novena entrega de su programa Film & Video iniciado en 2014.