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CONSUMO

Protección de datos


Los datos personales tienen un valor incalculable porque forman parte de la preciada esfera de la privacidad. Solo en contadas excepciones este ámbito puede ser «vulnerado», siempre con el derecho que nos asiste a conocer las razones de peso, bien de las administraciones públicas o judiciales. Aunque teniendo presente que tampoco en estos marcos oficiales se pueden cometer «deslices», como el caso reciente de la plataforma telemática LexNet del Ministerio de Justicia español.

Hecha esta salvedad, el resto de recabantes de datos de carácter personal tienen que solicitarnos siempre nuestra autorización explícita y no tácita mediante artimañas engañosas. Se nos debe informar de manera expresa, precisa e inequívoca de la existencia de un fichero, de la finalidad de la recogida y de los destinatarios de la información. También del carácter obligatorio o no de la respuesta a las preguntas que nos planteen, además de las consecuencias de obtener nuestros datos o de nuestra negativa. Asimismo, deben de ponernos al corriente de la posibilidad que tenemos de ejercer los derechos de acceso, rectificación, cancelación y oposición, sin olvidar la identidad y la dirección del responsable del tratamiento. Por otro lado, el “responsable del fichero” deberá garantizar la seguridad de los datos personales y evitar la alteración, pérdida y el tratamiento o acceso no autorizado. Al mismo tiempo, está obligado a guardar el secreto profesional respecto a los datos y tiene el deber de guardarlos.

Tenemos el derecho de cancelación de aquellos datos personales que consideremos inadecuados o excesivos. Cuando se solicite, deberá indicarse a qué datos se refiere, aportando la documentación que justifique tal pretensión. La respuesta debe darse en el plazo máximo de diez días hábiles. Si los datos hubieran sido comunicados a un tercero, el responsable deberá comunicar los datos cancelados para que, a su vez, este tercero los cancele.

Por fortuna son cada vez más las personas concienciadas que reclaman o denuncian, comportamiento que otorga más fuerza a las reivindicaciones sociales consumeristas.