IBAI GANDIAGA
ARQUITECTURA

Los vecinos contra las listas negras

El azar quiso que Saul Alinsky eligiera el 14 de julio de 1939 para presentar en sociedad el recién creado Consejo Vecinal del barrio Back of the Yards, en Chicago. Alinsky, por aquel entonces ya era filósofo, criminólogo, sindicalista y hombre de izquierda, pero en aquella presentación se convertiría en el padre de lo que hoy en día se conoce como organización comunitaria.

Aquel día, un periodista señaló a Alinsky: «¿No cree que elegir el Día de la Bastilla para su primera convención tiene tintes demasiado revolucionarios?». El sindicalista respondió, mintiendo descaradamente: «Para nada, es la fecha apropiada». Junto a Alinsky se sentaba el obispo de Chicago, Bernard Sheil, y en la sala podían verse representaciones de las asociaciones de hombres de negocios de Back of the Yards, de partidos políticos, asociaciones culturales… en total, más de 200 miembros.

La historia de Back of the Yards es conocida por ser una historia de resistencia y éxito, pero pocos casos se pudieron ver en los Estados Unidos del New Deal. Por aquel entonces el país temblaba por los efectos del crack bursátil de 1929. Este tremendo descalabro económico y social propició una política de intervencionismo público liderada por el demócrata Franklin D. Roosevelt, que tuvo una siniestra consecuencia urbanística en lo que se vino a llamar, y perdón por los anglicismos, red-lining y black-listing.

Red-lining se refiere a la línea roja que separaba los barrios “verdes” de los “rojos”, refiriéndose al color con que se pintaban los planos urbanísticos. En los barrios pintados en verde, el Gobierno Federal consideraba adecuado dar créditos para la construcción, mantenimiento y reforma de los barrios. En los rojos, al contrario, el crédito no llegaba. De modo no sorprendente, los habitantes de los barrios verdes eran mayoritariamente los estadounidenses blancos que después conformarían la tan celebrada clase media americana, mientras que los habitantes de los barrios rojos eran afroamericanos, latinos y miembros de otras minorías de clases populares.

En los barrios rojos las ejecuciones hipotecarias y los impagos eran más frecuentes, debido a la falta de crédito gubernamental. Todo eso revertía directamente en la calidad del barrio circundante, ya que en un sistema ultraliberal como el estadounidense los equipamientos públicos como, por ejemplo, las escuelas, dependen de los impuestos sobre bienes inmuebles. En esos barrios rojos pronto empezó a faltar de todo. Los financiadores privados, entonces, empezaron a crear listas negras (black-lists) para barrios enteros, sentenciándolos al ostracismo económico, urbanístico y social.

Back of the Yards era uno de esos barrios en la lista negra del crédito hipotecario. Retratado en una novela de Upton Sinclair, “La Jungla”, el libro fue tremendamente famoso durante los primeros años del siglo XX. En esta novela se retrataba la durísima vida de una comunidad de inmigrantes eslavos que vivían bajo la sombra de las “yardas” de la Unión Ganadera, una gigantesca empaquetadora de carne. Quedó en el inconsciente colectivo como un lugar lúgubre, peligroso y detestable.

Bien, la historia de éxito comienza cuando nuestro filósofo y criminólogo, Saul Alinsky, es contratado por el sindicato CIO para organizar a los grupos de distintas áreas industriales dentro de Chicago. Su primera experiencia, en Back of the Yards, resultó en la creación del Consejo, elemento que fue tremendamente efectivo para lograr la salida del barrio de la lista negra. Para ello, realizaron una encuesta que esclareció cuánto dinero tenían en su conjunto los propietarios de los negocios, vecinos e instituciones del barrio depositados en las más o menos 30 entidades de crédito y ahorro de la ciudad, las mismas que tenían, de facto, al barrio en una lista negra. Con esa información en la mano, en 1953 los representantes de los bancos fueron invitados a una reunión, donde se explicaron las necesidades del barrio y se amenazó con retirar los fondos de los vecinos si no se daba rienda suelta al crédito. Al cabo de 3 años habían sido rehabilitadas unas cinco mil casas.

El éxito del caso de Chicago es estudiado como un ejemplo de fuerza vecinal, aunque fuera una victoria pírrica. Hoy en día, el barrio sufre de uno de los índices de criminalidad y violencia por arma de fuego más altos de los EEUU, demostrando que los problemas estructurales pueden paliarse mediante la acción vecinal, pero que en el fondo las reformas estructurales –en este caso del sistema crediticio público americano– son las que garantizan una sociedad justa.