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PANORAMIKA

Responsabilidad


Uno de los grandes hitos de este año 2017 que se acaba ha sido, sin duda, la trascendencia pública de la llamada “turismofobia”. Surgida de los aparentes excesos turísticos que transforman las identidades, funcionamientos y lógicas de las ciudades, supone una postura contestataria en contra de la explotación de recursos orientados exclusivamente a la rentabilidad del turismo. Estos superan la acepción que los vincula directamente con temas de índole presupuestario, ampliando su definición a todo lo que supone el detrimento del cuidado de la convivencia de la ciudadanía que habita el lugar en cuestión, en favor del rédito económico.

Si bien en nuestro contexto la ciudad de Donostia ha sido el foco principal de este debate, Barcelona se sitúa como un escenario en el que la delicada situación ha eclosionado y abierto caminos de los que aún no sabemos el final. Con todo esto, el arte contemporáneo asume parte de la carga del interés turístico. Los grandes museos con los que cuentan las principales capitales mundiales, unidas a las iniciativas privadas y a los proyectos autogestionados, plantean un panorama sobre el que el turismo cultural se acomoda para erigirse como uno de los puntos sobre los que desarrollar su proyección. Por eso, es conveniente apelar a la creación de una programación de calidad y consciente de la responsabilidad que esto supone para con el contexto próximo. Pero por supuesto, la decisión final recae sobre el público consumidor, que es a fin de cuentas el que debe esforzarse por obtener un criterio crítico lo suficientemente amplio como para entender los mecanismos que se activan en cada lugar que se visita. A este respecto planteamos en las siguientes líneas una serie de recomendaciones y propuestas que pueblan la Ciudad Condal durante estas semanas y que creemos reúnen las condiciones que reclamamos habitualmente desde nuestro espacio en Panoramika.

El siempre destacable Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona (MACBA) ofrece hasta el 25 de febrero la exposición “Poesía Brossa”. Comisariada por Teresa Grandas y Pedro G. Romero, se abre como una posibilidad de acercamiento al trabajo de Joan Brossa (Barcelona, 1919-1998) a través de su influencia en la práctica de otros artistas. “El infierno según Rodín” es la apuesta que la sala Fundación Mapfre propone hasta el 21 de enero. En ella se pueden encontrar un centenar de esculturas y dibujos así como maquetas y modelos en torno a una de las obras más carismáticas de Auguste Rodin (Estado Francés, 1840-1917). Por otro lado, el CCCB (Centre de Cultura Contamporànea de Barcelona) acogerá hasta el 29 de abril una reflexión sobre el impacto del ser humano en los sistemas naturales que lleva por nombre “Después del fin del mundo”, una interesante retrospectiva de la creadora oscense Lita Cabellut (Huesca, 1961) nos invita acercarnos a la Fundación Vila Casas hasta el 27 de mayo.

Finalmente, mención aparte merece la exposición de Josu Bilbao (Bermeo, 1978) en la galería ETHall hasta el 26 de enero. En “ESÀK-ESÀ” el trabajo del artista bermeoarra se agarra al suelo como escenario en el que lo que parecen ser unos restos (o su simulación) nos permiten vislumbrar la gestualidad de la composición escultórica. Con más detenimiento la poética de “lo pequeño” adquiere un protagonismo en el que los materiales asumen una narración propia, cada cual desde la quietud de su propia forma.