Nuestras facturas del móvil son una caja de sorpresas. Con demasiada frecuencia aparecen cargos de servicios que no hemos solicitado o empresas que los prestan que no conocemos. Es el peaje que hemos de pagar por nuestro desconocimiento, aunque tiene remedio. Simplemente con solicitar a nuestra operadora de telefonía la desconexión de servicios de tarificación adicional vamos a evitar futuros “fraudes”, si es que así se pueden llamar los servicios prestados sin autorización expresa del usuario.

Llevamos años pidiendo a quienes dicen tutelarnos que se haga algo contundente, poniendo límites o, al menos, que estos servicios no vengan por defecto ya activados. Pero seguiremos ejerciendo el derecho a la desconexión, gracias a una regulación light que se limita a «exigir una mayor información al prestador del servicio y a limitar el coste de estas llamadas eliminado el establecimiento de llamada, acortando su duración y requiriendo autorización expresa solo para los servicios con un coste superior a 2,5 euros/minuto» (orden ETU/114/2018, de 8 de febrero).

Las empresas proveedoras de este tipo de servicios disponen de un plazo de tres meses (hasta el 14 de mayo) para adaptarse a las nuevas medidas. Igual, y tiramos de fina ironía, que al usuario que no paga su factura y le cortan el suministro ipso facto, con el agravante de verse incluido en la lista de morosos. En suma, que todos somos iguales ante la ley. Las asociaciones de consumidores han mostrado su desacuerdo por este cambio normativo, que califican de insuficiente a la vista del elevado número de reclamaciones en el sector de la telefonía móvil, amén del demoledor informe de supervisión elaborado por la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (INF/CNMC/017/16). Según comenta la OCU, «aunque por fin se identifica por la Administración pública el abuso que hay con estos números, el ministerio solo se limita a proponer medidas para limitar el impacto de los posibles fraudes y no a erradicarlos, independientemente de su mayor o menor efecto en la factura».