IKER FIDALGO
PANORAMIKA

Presente

Esa creación artística es un posicionamiento ante la vida. Las derivas formales, el trabajo de taller o el desarrollo conceptual vienen de procesos que se han desarrollado en el tiempo y que terminan por posarse sobre una propuesta en forma de obra de arte. Esta afirmación tan categórica se sostiene ya desde hace años cuando se posicionó a ambos lados de la ecuación el arte y la vida, abandonando cualquier realidad en la que la mera representación (si es que alguna vez fue así) fuera la meta final del camino. Es por eso que el arte es fiel a su tiempo y no admite actitudes intermedias o inconcretas pues se erige como una voz capaz de asumir la responsabilidad de la posición que reivindica. En muchas ocasiones hemos sugerido puntos de partida desde los que analizar nuestra relación con la imagen. Nuestro rol como observadores ha dejado de ejercer una mera contemplación pasiva frente al arte, el cine o la publicidad. Ahora somos ávidos consumidores y productores de contenido, capaces de alterar, recomponer y lanzar el mensaje a un sistema mucho más complejo que el del binomio emisor/receptor. Ante este escenario ¿cómo se comporta el arte? Si siempre es imposible desvincular la imagen de la mirada, ahora es inevitable pensar que esa mirada es repicada en muchos otros lugares. La imagen contemporánea deja de ser algo que se ve y conlleva tras de sí cuestiones que tienen que ver con el incremento de la distribución masiva en detrimento de la calidad. La tecnología ha cambiado nuestra manera de ser y de relacionarnos, todo es imagen y todo está accesible en cualquier momento y para cualquier persona con tan solo un deslizamiento de dedo.

El pasado mes de noviembre se inició una nueva edición del Festival Viphoto en Gasteiz. Un evento que ha ido cambiando sus líneas de trabajo a lo largo de diferentes ediciones y que ahora se consolida como una cita cargada de iniciativas de calidad que conviven en la capital alavesa hasta el próximo 20 de enero. La programación se ha expandido hacia diferentes espacios expositivos de la ciudad, proponiendo además un ciclo de proyecciones en torno a la fotografía. Esta importante apuesta reivindica una vez más el peso de la fotografía en Gasteiz que la Sociedad Fotográfica Alavesa y la sala Amárica vienen cultivando en los últimos años. Patricia Bofill (Barcelona, 1973), con “Invisible infinito” en la mencionada sala, Roberto Aguirrezabala (Sestao, 1971), con “Museo de la guerra” en el Centro Cultural Montehermoso, y Joan Fontcuberta (Barcelona, 1955) y su proyecto “Rasar” en la galería Talka, son sin duda los tres platos fuertes de la edición que arrancó en 2019.

Azkuna Zentroa, en colaboración con el ZKM Center for Art and Media de Karlsruhe (Alemania), inauguró el pasado 23 de octubre “Open codes. We are data”. Una exposición colectiva que, hasta el próximo 26 de enero, nos permitirá acercarnos a una reflexión sobre los códigos digitales. Estos son una herramienta para el control de nuestras formas de vida, siendo la base del desarrollo de medidas financieras o de múltiples maneras de control social, entre otras funciones. La muestra se compone además de un nutrido programa público así como un espacio a disposición de agentes y colectivos que quieran realizar actividades ligadas al contexto del proyecto tales como proyecciones, mesas redondas o conferencias. Ya en sala, encontramos un montaje con interesantes propuestas a cargo de un elenco de más de una docena de nombres. Desde sus piezas podremos acercarnos a un mundo que desborda la concepción de exposición como un contenedor estanco y controlado, y que requerirá en muchas ocasiones la participación del público para dotarla de sentido final.