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CINE

«Papicha»


La ópera prima de la cineasta de origen argelino Mounia Meddour ha tenido un recorrido triunfal iniciado en la Quincena de Realizadores del Festival de Cannes. En Cineuropa se llevó el Premio del Público; en Cartagena, el Premio del Jurado Joven; en la Seminci de Valladolid, el Premio del Público y el Pilar Miró a la Dirección Novel. En los César se hizo con dos nominaciones a Mejor Ópera Prima y Mejor Actriz Revelación para la estelar Lyna Khoudri. Y también fue seleccionada para el Óscar de Mejor Película de Habla No Inglesa. Mounia Meddour vivió en Argelia hasta los 18 años de edad, y lleva ya otros 24 residiendo en el Estado francés, donde vive en pareja con el conocido realizador Xavier Gens.

“Papicha” (2019), que será estrenada por la distribuidora BTeam Pictures con el título extendido de “Papicha, sueños de libertad” el próximo 20 de marzo, es una obra autobiográfica en la que su autora ha volcado los recuerdos de juventud, cuando era estudiante y le tocó sufrir la grave situación que se dio en los años 90, con el enfrentamiento entre las fuerzas gubernamentales y los movimientos islamistas. La violencia en las calles se saldó con la pérdida de 150.000 vidas humanas, provocando una emigración masiva hacia el sur de Europa entre la población más joven. La supervivencia se hacía difícil con los cortes constantes de luz y de agua, pero fueron las mujeres las que más sufrieron la represión, al ver sus incipientes libertades cortadas de raíz. Muchas fueron asesinadas por negarse a llevar la cabeza cubierta con el velo, ya que el hiyab se convirtió en una prenda obligatoria. Las concentraciones de mujeres de los viernes fueron prohibidas mediante amenazas que rezaban “cúbrete antes de que lo que te tape sea un sudario”.

Esta es la historia de Nedjma (Lyna Khoudri), alter ego de la cineasta Mounia Meddour, una chica universitaria que se refugia en la residencia estudiantil para sobreponerse al ambiente hostil. No se deja amedrentar por el entorno y se rebela de acuerdo con su edad y condición sexual, canalizando dicha lucha liberadora a través de su pasión por la moda. Por las noches se escapa con su compañera de habitación Wassila (Shirine Boutela) y, de camino a la discoteca, se visten y maquillan en el taxi mientras fuman, para luego vender ropa en los aseos del local. Sus otras dos compañeras están divididas, y si Kahina (Zahra Doumandji) quiere huir a Canadá, Samira (Amira Hilda Dououda) se escuda en la religión.

Los acontecimientos se precipitan cuando la hermana de Nedjma, una periodista comprometida, es asesinada por fundamentalistas. La protagonista se da cuenta entonces de que no basta con ser ella misma y no dejarse intimidar, que hay que hacer algo más en señal de protesta. Por eso se le ocurre organizar en el campus universitario un desfile de moda, pero no uno cualquiera, sino uno que va a provocar todo tipo de reacciones. Para ello recupera la vestimenta tradicional argelina, el llamado haïk. El jaique es lo más parecido al burka que existe, por tratarse de una tela muy larga que cubre todo el cuerpo de la mujer, y que se acompaña de un pañuelo llamado litam, que oculta el rostro por completo y solo deja ver los ojos.

La idea de Nedjma es hacer patente el grado de invisibilidad al que se ha empujado a la mujer argelina, en una involución que en el ámbito universitario conlleva la invasión de las aulas por parte de grupos integristas que acusan al profesorado de corromper a las nuevas generaciones. Ya ni se quiere dejar a las mujeres que estudien una carrera, que sean independientes, que simplemente decidan sobre su futuro. Mounia Meddour muestra cómo la situación ideal de un sector femenino es atacada e impedida, inspirándose en el trabajo de la cineasta de origen turco Deniz Gamze Ergüven en “Mustang” (2015), película en la que cinco hermanas veían rota su libertad adolescente por medio de los matrimonios concertados, a los que tampoco escapan en “Papicha”.